Sirimiri: Camino de cabras

Propone Miguelo Pérez: «Desde mi humilde atalaya me permito hacer una propuesta. Solicito al Ayuntamiento la Medalla al Mérito Ciudadano a dos donostiarras de pro. Son dos personas que llevan trabajando en educar deportivamente a generaciones y generaciones de donostiarras. Más de 40 años haciéndolo sin ánimo de lucro. Si sumamos el trabajo de los dos nos encontramos casi con 100 años de trabajos. Me estoy refiriendo a Rafa Puignau y a José Martín Pérez. En el Atlético San Sebastián, Santo Tomas Lizeoa, federaciones guipuzcoana, vasca, española, Ayuntamiento de Donostia... Todos ellos y más, muchos más pueden dar fe de lo que digo. Para Rafa y José Martín es mi propuesta».

Denuncia M. C. P.: «Soy uno de los usuarios del parking de Alderdi Eder y voy a exponer una situación. Yo tengo una plaza en régimen de concesión municipal. En dicho parking existen tal y como marca la ley, cierto número de plazas para minusválidos, algunas de las cuales, en la actualidad, no están ocupadas por ese perfil de personas. Yo solicito el cambio de mi plaza a una de minusválidos ya que necesito acceder a mi vehículo en silla de ruedas por circunstancias evidentes. Tengo reconocido un grado de minusvalía por la Diputación y he solicitado al Ayuntamiento el cambio de mi plaza por una de minusválidos, ocupada por personas válidas, en tanto en cuanto mi situación lo requiera y así quede demostrado. Desde el Ayuntamiento se me ha ofrecido el cambio de mi plaza por otra aún si cabe peor de la que disfruto en la actualidad. Según diferentes conversaciones mantenidas con el departamento, la respuesta que me dan es que esas plazas se otorgaron a personas sin minusvalía porque en ese momento estaban vacantes. Y yo digo ¿no se puede hacer el cambio de plaza registrada como plaza para minusválidos a una persona que lo necesite y la que no tenga tal circunstancia pasar a una plaza normal mientras la persona solicitante tenga el grado de minusválido? Yo creo que eso es sencillo y se debería hacer ya».

Se queja Jon: «Paseando por la orilla de La Concha a la altura del hotel Londres me encuentro con un excremento de unos 13 cm. de algún perro, cuyo dueño ha paseado despreocupadamente, sin cumplir las exigencias ni las obligaciones normativas. Poco después, a unos turistas que se encontraban realizando selfies por la orilla, otro perro suelto, dos veces les ha orinado sobre su toalla. Su dueño una vez más, a distancia. Estoy harto de que tengamos que convivir en la playa con estas situaciones».