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El buzón de los lectores donostiarras
Sirimiri: Una furgoneta tira tres motos en la calle Garibai y se fugaEl Diario Vasco
Miércoles, 5 de marzo 2025, 07:02
Escribe Carlos Idarreta: «Como muchos donostiarras, me desplazo en bici por la ciudad y me gustaría dar la enhorabuena a la edil Yarza por los cambios en la plaza Aita Donostia de Amara. Evidentemente, para los peatones las obras de la nueva conexión entre Anoeta y la avenida de Madrid va a ser una maravilla, pero también la nueva red de bidegorris de la zona es fantástica, va a mejorar mucho las comunicaciones ciclistas de la zona. Y los que se quejan de que los autobuses invaden el carril bici al dar el giro, es algo que ocurre en otras zonas de la ciudad y no pasa nada porque todo estará perfectamente señalizado por semáforos, así que todo son ventajas en la nueva Aita Donostia. Yo le rogaría a la edil Yarza que de una vez por todas complete esta nueva red de bidegorris alrededor de Anoeta con su extensión hasta los Hospitales, ya que hay muchísima gente que sube a diario tanto a la ciudad sanitaria como a Miramon, y con las bicis eléctricas, que son tan adecuadas para las cuestas, este nuevo bidegorri sería una maravilla».
Gonzalo Fernández quiere contestar a un 'sirimiri' de Adrián Pérez: «No tengo claro si en su comentario está justificando que se pinchen las ruedas de vehículos no residentes en la calle Vázquez Montalbán, argumentando que 'dicha zona se satura de vehículos no residentes y los residentes tienen dificultades para aparcar'. Debe saber que este problema (aunque no los pinchazos) ocurre en todas las zonas de barrios y áreas próximas al centro donde existe el conocido 'efecto borde'. Es decir, allí donde hay OTA (aparcamiento regulado), las zonas cercanas sin regulación se ven saturadas por los vehículos que buscan evitar el control de tiempo y el pago. A medida que la OTA se expande, los problemas se trasladan y se agravan en las zonas limítrofes donde no se ha implementado. El Ayuntamiento es plenamente consciente de esta situación y debe aportar soluciones lógicas, en lugar de generar más conflictos con sus políticas».
Mikel Laskibar narra un desagradable incidente que sufrió hace unos días. «Iba caminando desde Amara hacia la parroquia de Iesu. Me abordó una joven en tono familiar. Me cuestionó que no llevara paraguas en lugar del bastón, pues chispeaba. Le conté que además de mi avanzada edad, tengo visión reducida y sin campo visual. Al no conocerla, le pregunté su identidad a lo que me respondió que era una farmacéutica sevillana. Me acompañó apoyando su mano en mi mano derecha. Me sorprendió que la tuviera congelada. La envolví para calentársela. Como iba yo a misa me preguntó si era creyente y cosas que no venían a cuento. Habló por el móvil y con la excusa de que la esperaban se marchó. Descentrado por el encuentro, busqué una explicación: ¿robo? Palpé mi bolsillo donde estaban mi tarjeta visa y allí estaba. Poco duró mi paz. Me acordé del manoseo y me engañó muy bien la experta 'saca anillos'. Es el segundo robo que sufro en un año. A nivel personal, para evitar una tercera humillación he descolgado la medalla y cadena regalo de mi difunta madre. A nivel social, nos van destruyendo la confianza entre nosotros anulando la sana convivencia. Así vamos constatando que 'el hombre es lobo para el hombre'. Desde entonces hasta hace poco he convivido con rabia, pero veo que esa actitud me perjudica a mí más que a ti que me robaste».
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