Sirimiri: 'Garbigune' en el paseo de Ulia

Una lectora protesta por el ruido de los conciertos al aire libre: «Qué esperpento el Glad is the Day. Insoportable desde primerísimas horas de la mañana. Una vez de probar el sonido a todo meter, siguen y siguen con la música a tope y eso que los conciertos no empiezan hasta las doce. Inaudito el ruido que soportamos los donostiarras. Mi madre está en las últimas y desde el paseo del Árbol de Gernika no podía tener la ventana de su habitación abierta. No lo entiendo, un parque tiene que ser un remanso de paz, pájaros, sombra, libros para leer... y no este insoportable estruendo desde primera hora de la mañana. ¿Por qué no se celebra en un recinto cerrado o en Ametzagaña, que está separado de los domicilios?. El Duque de Mandas dejó este parque para el disfrute pero con unas condiciones, creo que no se cumplen. Hace pocos días me sorprendió gratamente el responsable del Jazzaldia al explicar que no se escuchaba a Izaro desde el final de la playa porque no querían molestar a los vecinos de Gros. ¡Chapeau!».

Una lector se queja de la actividad en una plaza de Amara: «Los vecinos de la plaza de los Prebostes que vivimos junto a la sociedad Ikasbide tenemos que sufrir casi a diario su intensa actividad. Entre semana, durante el curso, ofrecen clases de dulzaina a principiantes, con la consiguiente tortura que supone para nuestros oídos. Después, en cuanto empieza el buen tiempo utilizan la plaza como terraza particular, en competencia con la hostelería de la zona que tiene que pagar sus impuestos por ocupar la vía pública. El colmo ha sido este pasado sábado cuando emplearon la salida de aire del aparcamiento subterráneo como barra de pintxos y durante toda la tarde estuvieron celebrando lo que parecía un cumpleaños infantil con la música a tope y los adultos, gin tonic en mano, animando en los juegos de los niños. Espero que de ahora en adelante piensen un poco en los vecinos que no podemos ni abrir las ventanas de casa con esta matraca».

Un lector agradece la rapidez de actuación de la Guardia Municipal ante su llamada: «Este domingo a la mañana, cuando salí de casa me encontré que una bici había candado encima de la mía en el aro, impidiéndome sacarla. Llamé a la Guardia Municipal explicándoles el caso y me dijeron que en cuanto pudieran enviarían a una patrulla. En cuestión de media hora llegaron dos agentes que lograron desbloquear el tema y pude hacer uso de mi bicicleta. Mi agradecimiento por la eficacia y rapidez de los agentes de la Guardia Municipal».