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Sube tú el paraguas

Desde el Bule ·

Beatriz Campuzano

San Sebastián

Miércoles, 13 de noviembre 2019, 13:37

Lo mejor del invierno no son los días de sofá, manta y peli o el chocolate con churros que nos metemos entre pecho y espalda en alguna de las pocas cafeterías que todavía lo ofrecen en su carta. Lo mejor del invierno es pasear por ... la calle con el paraguas. Dar pasos sabiendo que aunque los pies se nos calen, la cabeza, por lo menos, la llevamos a salvo de las gotas. Porque siempre que jarrea hay que poner en práctica una habilidad que o bien no la tenemos desarrollada o no conocemos su existencia. Dicha destreza consiste en saber caminar por la calle, y más si es estrecha, sorteando las puntas de los paraguas de los demás transeúntes. Para ello, hay que establecer primero contacto visual y, a partir de ahí, adivinar quién lo sube y quién hace como que lo baja. Es una decisión de cuestión de segundos y el resultado puede condicionar nuestro humor. La norma no escrita establece que es el más alto quien levanta el brazo. Eso sí, cuidado con los andamios. Aún así, a veces, se producen leves choques y, como mucho, uno de los implicados termina un poco más mojado de lo que debiera. El asunto siempre se complica cuando te cruzas con tres personas o más. Menudo lío que se monta. Ni el de la calle San Martín con las obras del Topo. Claro, que entiendo los tropiezos cuando una de las otras personas lleva gafas. Y no me refiero a que no vea, sino a que lo más seguro es que lleve los cristales decorados con gotas y apenas tenga tiempo o manos para secarlos.

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