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Uno de los ejercicios que se plantean en las sesiones del taller Sexhitz, que busca que la gente recupere el placer de sentir.
Los talleres Sexhitz llegan a Altza

Los talleres Sexhitz llegan a Altza

Sesiones para sentir. Son clases de sexo y ternura, con una parte teórica y una práctica nada comprometida, que buscan recuperar el placer que, a veces con la edad, se niega

Cristina Turrau

San Sebastián

Viernes, 14 de febrero 2020, 07:23

Son talleres de sexo y ternura. Para hablar de sexo y para sentir la ternura que con los años puede quedar olvidada bajo muchas capas de tiempo y experiencia. Los organiza Plus 55 y este año van a desarrollarse en la casa de cultura Casares Tomasene de Altza. El curso, impartido por la sexóloga Maite Higuero, tiene una parte teórica y otra práctica, «con ejercicios para sentir, nada comprometidos», dice la sexóloga. Las sesiones se celebrarán el último miércoles de cada mes, de 16 a 19 horas. Comienzan el día 26 y el curso cuesta 40 euros. El plazo de inscripción ya está abierto.

Una de las premisas de la que parten los talleres es que somos seres sexuados y que esta característica nos acompaña toda la vida. Y otra, que el sexo es mucho más que los genitales. «El sexo es una condición ineludible del ser humano, que merece ser atendida en cualquier proceso de envejecimiento saludable», explica Maite Higuero. «Los sujetos, en virtud de su condición sexuada, se sienten impulsados por una poderosa fuerza que les empuja a la comunicación y al encuentro».

El curso

  • 'Sexhitz Cultivando el placer y el encuentro a través de la ternura', impartido por la sexóloga Maite Higuero Barandalla.

  • Contenidos A través de juegos y dinámicas, se propone un trabajo de autoconocimiento que favorezca el bienestar y nos conecte con la capacidad de ser tiernos.

  • Cuándo Del 26 de febrero al 17 de junio, los últimos miércoles de mes, de 16 a 19 horas, en Casares Tomasene. 40 &euro.

¿Qué es la sexualidad a juicio de la especialista? «Es la forma y manera en que expresamos el hecho de que somos sexuados. Como cualquier otra cualidad humana, está mediatizada por muchos factores además de por el sexo, aunque ninguno es tan importante como este».

Somos seres sociales. «La sexualidad tiene una dimensión relacional cuya expresión clave es la ternura y su cristalización simbólica, la caricia, que puede ser táctil pero también cognitiva o comunicacional. La sexualidad es una dimensión recreativa y lúdica que engloba todo aquello que nos es gratificante, placentero, fantasioso e ilusionante».

El erotismo es la vivencia propia de la sexualidad, dice Higuero. Hablamos de una energía transformadora. «Si los seres humanos nos conectáramos con la capacidad única, individual, ineludible e intransferible de gozar, difícilmente podríamos ser sometidos a los intereses externos. En el taller pretendemos poner en valor el carácter cultural de una sexualidad jubilosa».

¿Se puede ser feliz sin el sexo? «La generación de nuestros abuelos y abuelas y las anteriores eran muy capaces de morir felices sin haber disfrutado de una vida sexual activa y placentera, y esto, especialmente, si se era mujer. El hombre, al menos, disfrutaba de una sexualidad hidráulica, expulsiva. Pero a partir del siglo XX, la gestión biográfica de la sexualidad se convierte en algo central y con ello llegan los problemas: hay que ser eficaz en la gestión de la sexualidad».

Como en otros aspectos de la vida, hay que observarse para discernir. «Muchas veces, y quizá con mayor encono en las edades maduras, se confunde el deseo erótico con la excitación, y esto produce grandes dificultades en la amatoria compartida, porque la excitación es espontánea: se despierta a veces; otras, no».

Y siguiendo ese camino de autoconocimiento, el curso pretende proporcionar un marco de comprensión que permita a cada uno «conocerse y comprenderse como el ser sexuado que se es». Los talleres pondrán en evidencia la diversidad de la realidad sexuada y su carácter relacional. «Queremos dotar a los asistentes de herramientas conceptuales -el poder llamar a las cosas por su nombre- para ayudar a la gente a expresarse, desarrollarse y relacionarse. También valoraremos la peculiar forma de ser, de vivirse, de expresarse, de desarrollarse y de relacionarse de cada mujer y de cada hombre, como una riqueza».

Retos del curso serán que los participantes conozcan de qué manera incide o no la edad en la vivencia de la sexualidad, que amplíen posibilidades de una erótica satisfactoria, que conozcan los cambios biológicos de la edad en los encuentros eróticos, que reconozcan y compartan, si así lo desean, experiencias biográficas de sus encuentros eróticos y que identifiquen potencialidades propias de la edad para encontrarse eróticamente».

Maite Higuero suele repetir que el mejor órgano erótico es la piel. «Se trata de cultivar las caricias físicas y mentales hacia uno mismo para poder compartirlas con los demás», dice. «Todos agradecemos e incluso añoramos las caricias, porque son una expresión de reconocimiento. Pero a ciertas edades nos impedimos el contacto con los demás por miedo o por prejuicios».

A juicio de la sexóloga, sexualidad y madurez son dos variables que tienen dificultades para encontrarse. «Cuando pregunto al respecto, ellos me dicen 'Uy, lo mío ya no funciona' y ellas, 'Hace mucho que no pienso en ello, yo ya renuncié'. Seguimos pensando que la sexualidad va de genitales y de lo que se hace con ellos. Y así nos va. Es decir, no va».

Pero el cambio de mentalidad es posible. «Algunos valientes se animan y descubren lo fácil que es disfrutar desde el sentir y hacer sentir, y que es algo que tenemos al alcance de la mano. Animo a la gente a darse una oportunidad porque la piel no deja nunca de funcionar y además no podemos renunciar a ella».

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