![Los tesoros de Ulia nos esperan](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/202004/10/media/cortadas/54502467--1968x1134.jpg)
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Es un tesoro, un pulmón verde para la ciudad, custodiado por un lugar de referencia dedicado a sacarle su mejor partido. Hablamos del monte Ulia y del Centro de Interpretación del mismo nombre, que lleva ocho años dando a conocer la historia, la fauna y la flora de este enclave. «Queremos animar a la ciudadanía a disfrutar de la naturaleza sin tener que irse muy lejos», explica Oihana Orkolaga, bióloga ambiental responsable del centro y miembro del departamento de Educación de la Fundación Cristina Enea, entidad de la que depende el Centro de Interpretación de Ulia. Los beneficios de la naturaleza son bien conocidos, aunque estos días estén prohibidos. «Un paseo en la naturaleza lo tiene todo: salud, deporte, liberación del estrés... A través de distintas actividades queremos animar a venir a gente que, de otro modo, no se acercaría a este monte».
El Centro de Interpretación de Ulia abrió sus puertas en 2012 en una coqueta edificación conocida como la Casa de la Radio, por acoger las instalaciones técnicas de Radio Nacional de España, emisora que mantiene un local con aparatos en el edificio. El primer año, el centro acogió un boom de visitantes y con el tiempo la cifra se estabilizó en unos 3.000 asistentes al año. El pasado año hubo una novedad: aumentó el número de visitantes del territorio y de otras procedencias. «Quizás los turistas empiezan a buscar, además de los pintxos, los paseos por la naturaleza», dice Orkolaga.
Ulia ofrece sorpresas. «La gente que viene al monte se sorprende de su riqueza. Creo que hemos acertado con la oferta informativa del centro. Está destinada principalmente a familias y no quisimos hacerla excesivamente técnica para llegar a todo el mundo. Los contenidos son interactivos y se pueden manipular. Los que vienen, repiten».
Sus retos son llegar cada vez a más gente. «Nuestra información recorre la historia y la riqueza de la flora y fauna de Ulia. Proponemos paseos, a los que puede acceder por internet, a través de la página web de la Fundación Cristina Enea (www.cristinaenea.eus), entidad de la que dependemos».
El secreto del éxito del centro ha sido combinar distintos tipos de actividades y no solo para personas interesadas en la naturaleza. Hay talleres familiares y recorridos temáticos. Las salidas se combinan con una pequeña charla introductoria. El Día de las Aves se organizan salidas para conocer las aves que habitan en Ulia y el de los Humedales se recorren las charcas del monte para descubrir los anfibios que viven en ellas. También hay sesiones sobre plantas, árboles y flores.
Se trata de abrir horizontes y para ello se combinan los planes de naturaleza con los de deporte, arte y salud. «Los 'baños' de bosque que proponemos están teniendo un gran éxito», explica Orkolaga. «Los hacemos como una forma lúdica de preservar la salud y disminuir el estrés. Nuestros circuitos de orientación a base de pistas y balizas han gustado mucho».
Los recorridos propuestos ofrecen distintos niveles de dificultad. Hay uno muy recomendable para conocer la historia del monte, «muy bonito y que sorprende bastante», afirma la responsable del centro. «Se pueden ver restos de cómo fue Ulia a principios del siglo XX. Merece la pena acudir porque estos restos pasan bastante desapercibidos. Es un paseo corto, que se hace en tres cuartos de hora, sin cansarse».
Quien quiera andar un poco más puede seguir la ruta GR que une Donostia con Pasaia. «Es una gozada disfrutar del contraste entre la montaña y el mar. Al llegar tomas un pintxo en Pasaia y te vuelves a casa. Si no quieres cansarte demasiado, puedes optar por el regreso en autobús».
Los que quieren andar más pueden sumarse a la integral de Ulia. «Ir por la GR y sin llegar a Pasaia, hasta el faro de la Plata y de ahí subir al fuerte del Almirante en la cima de Ulia, que está encima de la bahía de Pasaia. En la otra cima de Ulia está nuestro Centro de Interpretación, al que podrías llegar haciendo esta ruta circular».
Ulia es un disfrute. El contraste entre tierra y mar en un espacio tan pequeño ofrece variedad de ecosistemas. Y eso que el monte está muy alterado por los humanos. «A principios del siglo XIX, Ulia fue un parque de recreo y tiene especies que no son autóctonas, sino ornamentales».
Aún así, la magia se produce. «Ulia tiene una característica muy curiosa. Su suelo es de roca arenisca y esto hace que se filtre muy rápido el agua de la lluvia. El suelo, en vez de estar encharcado, no retiene el agua y aparecen árboles como el marojo, una especie de roble, pero propio de sitios secos, que se encuentra en Ulia precisamente por esta característica».
Hacia el mar aparece otro tipo de vegetación: los brezales secos costeros. Son arbustillos con flores en forma de campana de color lila o rosa. De lejos parece que se ve una zona de 'tartas' con distintas capas y es porque se combinan con los tojos, matorrales de flores amarillas con pinchos.
A esta variada oferta floral se suman los narcisos de trompetilla, una curiosidad de Ulia, de color amarillo. Brezales secos costeros y acantilados de Ulia están incluidos dentro de la Red Natura 2000. Están protegidos. «En los acantilados encontramos una planta de flor, la armeria euscadiensis, la 'euskal itsas krabelina'», explica Orkolaga sobre esta delicada flor, un regalo para la vista. «Es una planta endémica, que solo aparece en algunos lugares del País Vasco. En Gipuzkoa, en Ulia, y algo en Urgull y en Jaizkibel. También la podemos ver en algunas zonas de Bizkaia».
En cuanto a las aves, destaca el cormorán moñudo, que cada vez anida más en los acantilados de Ulia y en Jaizkibel, e incluso el halcón, que parece un ave más de montaña, pero que hace sus nidos en los acantilados.
En la web se puede descargar un mapa con recorridos por Ulia, pero animan a la gente a recorrer los caminos que van apareciendo. «Es muy difícil perderse, porque está la referencia del mar por un lado y del monte, por otro. Como mucho vas a tener que retroceder. Se pueden encontrar txokos maravillosos».
Oihana Orkolaga está satisfecha con la colaboración de muchas entidades para sacar adelante los proyectos del Centro de Interpretación de Ulia. Comprende el malestar de los vecinos por la tardanza en arreglar los desprendimientos de acceso al monte, «por mucho que la ladera sea muy inestable por la erosión», y anima a conocer el parque de los Viveros. «Una joyita», dice.
La Fundación Cristina Enea, de la que depende el Centro de Interpretación de Ulia, se fundó oficialmente el 14 de diciembre de 2009, aunque unos años antes ya habían arrancado iniciativas y actividades desde el Centro de Recursos Medioambientales de Cristina Enea, que se convertiría en sede de la fundación. Un acto conmemorativo de los 10 años de andadura se celebró en diciembre, con el alcalde y actual presidente de la fundación, Eneko Goia, y los exalcaldes Odón Elorza y Juan Karlos Izagirre. Dos actores encarnaron al duque y la duquesa de Mandas, todo ello en el palacio que fue su casa y hoy acoge a la fundación. Fueron dos benefactores que, al morir sin descendencia, donaron la finca del parque de Cristina Enea a la ciudad.
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