Candela, Eneko, Iñaki, Eneko, Iñigo, Laura y Ekai
Con permiso de la reina 'Roxaito' los protagonistas de esta jornada también fueron los niños. Miles de mini baserritarras salieron a la calle y se encontraron en la plaza Okendo para ver los animales. Ovejas, llamas y corderos se convirtieron en el principal reclamo. Allí, ... comiendo un bocadillo, estaban Candela, Eneko, Iñaki, Eneko, Iñigo, Laura y Ekai. «Con dos carritos no es fácil moverse pero iremos viendo dónde ir. Lo principal es que los niños lo pasen bien, que vean los animales y coman txistorra». Ekai, de un año, también disfrutó. Fue su primer Santo Tomás y seguro que no será el último.
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Inaxio, Fermina, Lucio, María Luisa y Patxi
Inaxio, Patxi, Fermina, María Luisa y Lucio ya tienen plan para los próximos años. Tras el éxito del día de este miércoles, en el que a pesar del madrugón para llegar a primera desde el Baztan hasta San Sebastián disfrutaron como niños. Estos amigos jubilados fueron a comer un talo, ver a los animales de Okendo y de ahí se fueron a comer a un restaurante. En ese orden. Encantados con el plan y con el día «tan espectacular» que salió confesaron que los próximos años repetirán. «Lo dejamos como tradición, a menos que llueva», bromeaba Fermina. «Aunque si nieva también tendrá encanto», añadía Patxi.
Miriam, Eider, Maitane, Ainhoa
Al grito de 'txotx' estas cuatro irunesas abrían la primera botella de sidra del día. «Venimos todos los años, nos cogemos fiesta en el trabajo para estar en Donosti por la mañana y por la tarde en Irun», contaban. No tenían prisa pero sí muchas ganas de pasarlo bien. ¿El plan? «El de siempre. Comeremos txistorra, beberemos sidra e iremos a la plaza de la Constitución o por la calle y pasarlo bien. Eso es lo más importante. No tenemos horario, iremos improvisando», bromeaban. Apenas necesitaban palabras para expresar la emoción de volver a ponerse el traje y disfrutar de la fiesta como siempre: «Se ha echado de menos. Ya tocaba».
Renson Marin, los hermanos Iosu y Maider y Jean Jules
Venidos de Argentina y Estados Unidos estos cuatro amigos se mimetizaron en el ambiente. Pasearon por la Parte Vieja y se mostraron entusiasmados de disfrutar del «ambiente de la calle». Desde los txalapartaris hasta 'Roxaito'. No perdieron detalle. «¿Pero qué se hace con la cerda? ¿Se subasta?», preguntaba Iosu a un donostiarra. Maider, vestida como una baserritarra, se lamentaba porque solo le «faltaban las albarcas». Conocían todo, o casi todo, porque en sus respectivas euskal etxea ya lo habían celebrado pero nunca «en el núcleo. Esto es maravilloso, San Sebastián es una belleza».
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Melissa, Unai, Jon, Lucía, Luis y Liam
«Tenía el pañuelo guardado en el cajón y este miércoles tenía muchas ganas de volver a sacarlo», reconocía este miércoles Jon. No fue el único. Tanto él como sus amigos, alguno como Luis que vino desde Madrid, se lo anudaron al cuello y se juntaron en la plaza Gipuzkoa. «Yo acabo de salir de clase y no me ha dado tiempo a prepararme pero ahora me compraré algo», se justificaba Melissa en tono jocoso antes de empezar la ruta. La ruta de la felicidad. «Primero la sidra, luego el talo y después ya iremos a la Parte Vieja a seguir tomando algo hasta que el cuerpo aguante. La verdad es que nos hacía falta un día como este», concluían.
Jone, Koldo, Oier y Maren
6La familia Zuriarrain, Jone y Koldo, y sus amigos tenían «muchas ganas de este día». A las once de la mañana ya estaban listos en la plaza de la Constitución para arrancar la jornada y empezar a degustar talos. Mientras Maren, de nueve años, preguntaba a Jone cuántos le iban a tocar y esta le respondía que «como mucho dos» se iban formando colas en los puestos. La vuelta tras los dos años en blanco se notó. «Nos va a salir caro, cuestan cinco o seis euros, pero merece la pena», explicaba Jone. También se fijó en que en este año «había pocos adultos vestidos con el traje tradicional».
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Faus, Mikel, Guruzne, Maite y Lourdes
Espléndido día de invierno en el que lució el sol y las temperaturas fueron de lo más agradables. Sobraron a partir de mediodía los abrigos y los paraguas se quedaron en casa. Faus, Mikel, Guruzne, Maite y Lourdes pasearon por la mañana y después ejercieron de voluntarios en un puesto. Previsores, cogieron «la chaquetita porque nunca se sabe qué pasará cuando se vaya el sol». A pesar de que los termómetro superaron los 18 grados, Maite y Lourdes no modificaron sus estilismos. «Siempre nos ponemos el traje y este año, en especial, teníamos muchas ganas de volver a pisar la calle».
Participantes y voluntarios de la asociación Altza Baratza
8De Guinea Conakry, Marruecos, Venezuela, Colombia y Honduras. Una veintena de personas en riesgo de exclusión social vivió este miércoles la festividad de Santo Tomás. Ataviados con el pañuelo al cuello los migrantes no dudaron en probar la sidra y el talo. El día les dio para mucho porque también aprovecharon para conocer algunos de los puestos: «Queríamos que vieran el producto fresco y local. Han estado encantados porque para la mayoría de ellos todo es nuevo y eso lo ha hecho especial», explicaba uno de los voluntarios de la asociación Altza Baratza que les acompañó.
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