
«A veces eres tú quien se ha de acercar a un vino; otros vienen a ti»
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Gorka Ortega Añorga. El placer de compartir, catar, leer, viajar. De descubrir y vivirVolvemos a estar bajo el magnolio falso del Saltxipi. Hablamos de vinos, de puros, de ron, de peleas de gallos. Con Gorka, que con 17 ... años se fue a los juveniles del Real Madrid y compaginó su responsabilidad bajo los palos con la autoexigencia de cursar Empresariales. Soñador, somelier, miembro de un cartel divertidísimo de locos por el vino, Los Irrekonductibles, aún hay vinos que le ponen la piel de gallina.
- ¿Y los unos y los otros son buenos? ¿Tanto los que te piden que te acerques a ellos como los que directamente van hacia ti?
- Sí, las dos formas de establecer relación, contacto, con un vino son total y fascinantemente válidas. Solo que los que van a ti desde la copa, que te envuelven y te embriagan, son los que tienen un alma bellísima.
- Comparte nombres, por favor.
- Un Petrus del 94. No lo olvidaré nunca. Fue mi primer Petrus. Y sí, su gloria es auténtica porque el suelo donde crece la uva con la que se elabora es distinto, muy distinto, a los demás del Pomerol que lo rodean. ¿Os doy más nombres de vinos que me hacen temblar al recordarlos?
- Por favor.
- Cheval Blanc de 1982. En mi recuerdo la compañía, el entorno. La impresión fue tan fuerte que aquella noche en Saint Emilion no pude ni quise conciliar el sueño. Hay también un Vega Sicilia único, del 70, que iluminó un día de ensueño en Madrid. Pero te podría hablar de vinos no de tan alta cuna. De esos que te traen los amigos bajo el brazo, sin etiqueta, incluso, para probar. Y para participar en una feliz competición de a ver quién sorprende más a quién.
- Cuenta, por el amor de dios.
- Puede ser un pinot noir de Bakio, un espumoso de Aia, un Palomino del Bierzo... Maravillas, proyectos, historias que muchísimas veces no están a la venta. Son ideas que se harán (o no) realidad. Ensoñaciones. A compartir y comentar con gente que está igual de embriagada que yo por los aromas y las sensaciones de este mundo. Por ejemplo, Diego Santaolalla, compañero de la aventura de cata por parejas que organiza Quim Vila, arquitecto, vinatero y vinotecario, una vez al año. A los 7 minutos de abrirse la inscripción ya hay 120 parejas inscritas. Podrían ser 600 si el plazo se alargarse una hora más. Un compañero más para la locura del vino: Imanol Garay, el donostiarra autor del Clandestinus 2014 con quien comparto otra pasión...
- ¿Cuál?
- El ciclismo.
- No nos has citado aún a Benito...
- Porque no es un hombre de vino sino de ron, tabaco y peleas de gallos Estuve con él en Cuba, una tierra que realmente me fascinó, me cautivó y me abrió la mirada, el paladar a unas sensaciones y sabores únicos. Fue el ron, sí. Fueron los puros. Nunca había fumado como fumé allá en Viñales, con sus casas de madera pintadas de colores, las palmeras y las orquídeas del Jardín Botánico. Puros sin vitola elegantosa pero con ese sabor especialísimo de su hoja, empapada ligeramente en ron añejo. Puros que te venden, te regalan y te traes envueltos en papel de periódico. Y sí, Benito estaba orgulloso de su gallo y me invitó a verle pelear. Pero no me atreví y me quedé en el porche, con una copa de ron y un puro. Y fue inmenso el placer.
- Acaso y tal vez como el del buen aficionado extranjero, de fuera, que ha oído hablar del txakoli y de su uva, la 'hondarribi zuri' pero no la conoce, no la ha catado. ¿Qué sorpresa se lleva?
- Grande porque la evolución y el trabajo en torno al txakoli ha sido, está siendo, inteligente y esmerado. Se espera el catador un vino carbónico, de los de trago largo. De esos que sirven para poner encima de la mesa y acabarse la botella.
- Y se encuentra con...
- Un blanco de verdad. Un vino auténtico. Sin carbónico. Un vino del Norte. Y por eso, en cata a ciegas seguro que lo confunde (o lo equipara) con un albariño, un riesling de las zonas altas del Rhin, un sauvignon blanc del Loira. La gente te pide un blanco y si le sacas un txakoli cree que te has equivocado. Pero no, hoy hay buenos vinos blancos con D.O. txakoli.
- Tienes una complicidad muy especial con pequeños productores...
- Es lo más lógico, ¿no? Y lo más vivificante. Estar con gente enganchada a un sueño. Con gente que pelea por una idea, por unas viñas viejas. Que acompaña a un vino en el proceso de su autocreación. No me interesan los vinos industriales con supuestas 'notas de maracuyá' porque sé que se consiguen comprando sacos de levadura que las tienen integradas. Comparto con muchos la idea de que un vino ha de llevar marcado en su aroma, en su sabor y cuerpo, la tierra, la mineralidad en y de la que ha nacido. Por eso admiro tanto ese 'Ars Sortes' de Valdorras creado por Rafael Palacios. Con 93 puntos en la lista Parker, podría medirse con más de un borgoña de los de D.O. Montrachet. Por eso me maravillan los viticultores que vendimian en cuesta en la Ribera Sacra, Galicia.
- Hablemos de fútbol, redondéame esa frase sobre el portero...
- En mi época, a mis 17 años, ya empezaba a pedirse que el portero no solo tapase la puerta sino que fuera bueno con los pies, jugase la pelota y no fuera al patadón. Es un puesto de responsabilidad suma y solitaria que te vuelve, lo juro, súper exigente cuando estás lejos de los palos.
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