Amaia Gabilondo Aizpurua
«A veces la clienta decide en contra de tu criterio. Y muchas veces, acierta»Secciones
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Amaia Gabilondo Aizpurua
«A veces la clienta decide en contra de tu criterio. Y muchas veces, acierta»En realidad, la idea era entrevistar a Sina Kian, el sastre persa que convive en hermosa armonía con la profesora de japonés y el vendedor ... de aparejos para la buena pesca en la galería de San Francisco, hacia el 46. Sina Kian ha revolucionado el barrio con su maestría y señorío para los arreglos de confección y cuero. Pero es tímido y reservado, así que nos sentamos en un banco entre el bar Ipotx y la tienda/pasillo de ultra moda de Iñaki y nos pusimos a charlar con la zumaiarra residente en Igeldo Amaia Gabilondo Aizpurua que después de tener bar, trabajar en otros y estudiar estética aceptó el desafío de Thais, la dueña de Munduko, tienda de prendas y complementos y se quedó con ella. Transformándola.
– Espera, tú eres hija de Ramón, el gran ebanista de Zarautz que se asentó en Salamanca. Y de Kontxi, del caserío Basusta. En Zumaia. Yo he estado en vuestro bar, el Udabe. Era bueno.
– En el barrio de la Estación. Venían a comer los trabajadores de los astilleros, los de los polígonos más o menos cercanos y los visitantes de paso. Me gustaba y me gusta la hostelería. Me gustaba el servicio de sala, de barra y de mesa. Pero vinieron los hijos, Pero cambiamos de vida. Mi madre y yo. A la vez. Seguí en hostelería. Como asalariada. Estuve en un salón de juegos. Y en Garbera.
– Menudo vuelco de parámetros
– Fue curioso el cambio, sí. En Zumaia prácticamente conocíamos a todos los clientes. Habituales. Reincidentes. En el centro comercial aparte de a los trabajadores de las tiendas de alrededor atendías o bien a quien hacía un alto en las compras para tomar un bocado y prisa tenía pero no demasiada, y a quienes un día de lluvia o un festivo tonto se iban a la gran superficie a echar la tarde. incluso desde la mañana. En esos casos, la sobremesa alrededor del café tras la comida se alargaba. Y no me preguntes por los clientes del recreativos...
– No pensaba, no.
– Es que te diré una cosa, seres humanos raros te encuentras en todas partes. También aquí, entre los bazares orientales, la joyería y el estanco abierto hasta el anochecer. Más allá del habitáculo del sastre persa, también. Si me preguntas por 'arrogantes, me han visitado unas cuantas...
– Asunto zanjado. Dime ¿cómo tú por aquí?
– Ya ves. Me gusta la ropa y el trato con el público. Thais, que pasó mucho tiempo en este local vendiendo, no sé si te acordarás, cientos de retratos y estampaciones con el rostro de Frida Khalo...
– Me acuerdo, ciertamente.
– Me propuso coger la tienda. Lo hice. Aquí donde me ves, soy una mujer de negocios, una mujer emprendedora que viaja a Italia para escoger moda diferente para mujeres que se atreven. Por cierto, no sabes qué difícil es emprender.
– Me hago la idea.
– Seguro que no del todo. Verás, si ya es duro sacar adelante un proyecto cuando eres joven, cuando estás empezando, ni te cuento cuando ya eres más madura, cuando tienes hijos, cuando has de gobernar una casa.
– Entiendo. Pero fluimos. Y tú mantienes una relación estrecha con una marca toscana, con casa central en la ciudad de Prato.
– Ajá, Wendy Trendy se llama y está muy en primera línea de lo que hoy resulta tendencia.
– Por ejemplo...
– Lo asimétrico. Ya nada tiene por qué ser como creíamos que tenía que ser, ya un abrigo, una chaqueta pueden ser largaos por detrás y cortos o cruzados por delante. Ya no hay temporadas. No al menos tan marcadas como antes.
– ¿Por el cambio climático que hace que a veces saltemos del verano alargado al invierno duro?
– Pudiera ser. La realidad es que los diseñadores están optando por prendas libres, sueltas, abiertas. De esas que si les metes un jersey grueso por debajo te sirven para el invierno que vendrá y si una camiseta estilosa para la primavera que volverá por marzo.
– También pega fuerte la idea de lo 'oversize'. Supongo que consistirá en algo más que llevar una prenda dos tallas más grande de la que en realidad vistes.
– No se trata tanto, aunque tal vez sí y ¿por qué no? de ocultar tu cuerpo sino de darle movimiento y volúmenes distintos. Pero no creas, el oversize, al igual que el corte japonés también tienes que aprender a lucirlo, a llevarlo.
– Vaya... Háblame de eso, de los cortes orientales.
– No te creas que es tan fácil definirlo. Ves una prenda de inspiración japonesa y sabes que lo es pero ¿cómo la cuentas? Cómoda, elegante, sobria, minimalista. En algunos casos usan un patronaje llamado 'cráter'y así crean profundidad en los laterales del vestido. Nunca dejes de fijarte en el asombroso volumen de las mangas, Yo diría que en muchas ocasiones son diseños geométricos puros. Sin olvidar las faldas de estética tubular...
– Lo que dices en el titular...
– Siempre se dice que si no ves a la clienta con esa prenda que se está probando, debes decírselo. No es de ley hacer comprar a alguien algo que cuando llegue a casa verá que no era ni su estilo ni su talla ni de su gusto.
– Por pura lealtad.
–Sí pero ya me ha pasado no ver yo a la clienta con un vestido y ella sentirse a gusto. De pronto te das cuenta que la equivocada eres tú. Basta con que haga un gesto y se lo recoloque a su personalidad para saber que ella tenía razón.
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