San Sebastián

Vecinos y comerciantes se unen para «parar» en los tribunales el proyecto de San Bartolomé

Varios son los argumentos de los recurrentes para acudir a la vía judicial. Los dos principales atañen a los efectos que, según denuncian, tendría un proyecto de estas características y envergadura en la vida diaria del entorno. Por un lado, la construcción de cuatro plantas de parking con 270 plazas, de las que un máximo de 200 serán de rotación, cuyas entradas se ubicarán en las calles Easo y Manterola y la salida en Triunfo. Este aparcamiento generará a su juicio un «aumento de circulación y de contaminación atmosférica y acústica en los viales más saturados, tales como paseo del Árbol de Gernika y la calle Urbieta», según advirtieron ya en las alegaciones que presentaron en febrero del pasado año, cuando empezó a tramitarse el planeamiento.

Por otro, consideran que la implantación de 8.040 metros cuadrados de superficie terciaria va a ser «dañina» para el comercio minorista del ámbito. Los promotores prevén la apertura de un supermercado de 3.000 metros cuadrados y otros cuatro o cinco locales, entre los que habrá un restaurante y varias establecimientos de tamaño considerable que están por definir.

Las asociaciones, que comparecerán mañana para ofrecer más detalles de su estrategia legal contra el espacio comercial de San Bartolomé, entienden que la actuación, que podría estar finalizada para 2026, tendría importantes afecciones también en la fase de obra, que durará entre 30 y 36 meses. Explican que el volumen de excavación de las nueve plantas, desde la cota superior hasta la cota de la base del aparcamiento, es «gigantesco». La altura de cerro a excavar alcanza los 44 metros y solamente para la fase de movimiento de tierras la duración prevista es de «un año», ya que habrá que picar «miles de toneladas» de tierra y roca cuya retirada provocaría «miles de idas y venidas» de camiones por el Centro. «Las afecciones por ruido, polvo y contaminación atmosférica serían descomunales», advierten. Todo ello, dicen, en un entorno «ya muy afectado» durante los últimos diez años por el desarrollo urbanístico de San Bartolomé y las obras del Topo.

La «desnaturalización» de la ladera para dar visibilidad a los locales comerciales es otro de los argumentos que esgrimirán en su recurso ante el TSJPV. Además, critican la «privación» al barrio de una zona verde, ya que la configuración del edificio a construir impide que se puedan plantar árboles para sustituir a los existentes.

En definitiva, la ejecución de este complejo comercial en el subsuelo del cerro con una estructura que emergerá parcialmente al exterior en forma de cubos de cristal que asomarán por encima del talud conllevará, en opinión de las asociaciones recurrentes, un conjunto de afecciones «negativas» que inciden «directamente en la calidad de vida de la ciudadanía y la propia sostenibilidad de Donostia»

Según el proyecto en el que trabaja New San Bartolomé, la sociedad creada al efecto por un grupo de inversores locales, las cuatro plantas sobre rasante –la planta baja tiene dos alturas– se apoyarán sobre la parte final del muro de San Bartolomé –la no rehabilitada aún– y se alojarán bajo el talud ajardinado de la cuesta de Aldapeta, cuyo aspecto será completamente transformado. Bajo estas cuatro plantas se ubicará una planta sótano, donde estará el supermercado, y los cuatro niveles de aparcamiento.