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Fiesta en el Casino Gran Kursaal. FONDO KUTXATEKA/PHOTOCARTE
Verano de 1924: el fin de la Belle Époque
Centenario

Verano de 1924: el fin de la Belle Époque

La neutralidad española en la I Guerra Mundial alargó diez años este periodo en la ciudad, que se convirtió en refugio de la aristocracia europea e impulsó la apertura de comercios y hoteles de calidad

Carlos Blasco

Domingo, 8 de septiembre 2024, 02:00

Se denominó con este término de Belle Époque al periodo comprendido entre finales del siglo XIX y el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914. Sin embargo, en San Sebastián, gracias a la neutralidad española durante la contienda, esta época dorada se extendió hasta la década de 1920, concluyendo oficialmente en 1924 con la prohibición del juego.

Durante la Belle Époque, Europa vivió años de vertiginosos avances científicos y tecnológicos, y San Sebastián no fue la excepción. La implementación de estos adelantos mejoró significativamente la calidad de vida de sus habitantes, elevando a la ciudad a un estatus de primer nivel.

Un factor crucial en el desarrollo de San Sebastián fue la preferencia por un modelo de ciudad balnearia, sobre otras propuestas que priorizaban la actividad comercial y la conexión ferroviaria entre la estación y el puerto. Esta orientación transformó a San Sebastián en un destino turístico de renombre europeo, atrayendo inversiones y ofreciendo numerosas oportunidades laborales. La población pasó de 35.583 habitantes en el inicio del siglo XX a 65.930 en 1924.

El capital francés tuvo una presencia destacada en el sector bancario y de servicios, influyendo notablemente en el estilo de vida de la sociedad donostiarra. Esta influencia está documentada en el trabajo de Berta Echeberria 'Le Petit París' y se manifiesta en la presencia de apellidos como Laffitte, Brunet, Louit, Stinus, Durant, Deslandes y Jornet, entre otros. Estos nombres formaron parte de la élite económica de la ciudad y desempeñaron roles cruciales en diversas actividades económicas.

Con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, San Sebastián se convirtió en un refugio ideal para la aristocracia europea que huía de la guerra. Este éxodo impulsó la apertura de nuevos comercios, cafés y hoteles, todos caracterizados por la alta calidad y el dinamismo de la iniciativa privada, lo que subraya las atractivas oportunidades de negocio para los inversores de la época.

No obstante, la situación de las clases menos acomodadas en Donostia, con unos alquileres al alza y unas condiciones laborales muy mejorables, contrastaba con este esplendor. A pesar del aumento de los alquileres y las condiciones laborales difíciles, no se registraron grandes conflictos sociales.

El verano de 1924

Avanzaba el verano de 1924 y el casino Gran Kursaal anunciaba en todos los medios la inauguración de su temporada estival y con ello se daba por comenzado el verano. Los bailes, cenas de gala y artistas de todo tipo llenaban los anuncios de los periódicos, presentando un San Sebastián en plena ebullición, que era correspondido por numerosos visitantes.

Los turistas

Los turistas no dejaban de llegar a la ciudad y el Ayuntamiento se deshacía en recibimientos a los grupos más numerosos. Uno que tuvo mucha repercusión mediática fue el de los visitantes americanos que fueron recibidos por las máximas autoridades locales. También llegaron a nuestra ciudad Mary Pickford y Douglas Fairbanks, que eran los dos actores con más éxito del momento y cuyo matrimonio fue uno de los acontecimientos del siglo. Todos los medios estuvieron presentes cuando hicieron su entrada en el Hotel María Cristina.

Majestic Palace

En ese ambiente de esplendor se inauguró el restaurante Majestic Palace en el nuevo edificio que había construido el Círculo Easonense, en la calle Mayor esquina Igentea. La descripción que hicieron los medios da una idea del nivel del mismo: «El salón Majestic es suntuoso, amplio, decorado en consonancia con el gusto de los tiempos y elegantísimo en extremo. El decorado de sus muros, de tonos calientes, contrasta con la tonalidad clara de los techos. Azulejos de chillones colores, mármoles y espejos forman la base de la originalísima decoración, en la que no se ha escaseado la purpurina. El cuerpo central y el segundo, constituido por una serie de palcos y la tribuna de la orquesta, guardan consonancia con el resto de la sala».

Torneo hispano-americano de Tennis

Uno de los actos que más repercusión tuvo ese verano fue el torneo de tenis en que se enfrentaron el equipo de Estados Unidos, que venía de ganar en los Juegos Olímpicos de París, contra una selección española. Los americanos fueron muy superiores ganando todos los partidos, pero ello no influyó en el magnífico ambiente que rodeó el evento deportivo.

El final de la Belle Époque

La guerra de África y, en particular, el desastre de Annual, provocaron un descontento generalizado que se materializó en el famoso expediente Picasso, el cual comprometía la reputación de varios generales e incluso del rey. Historiadores señalan este malestar como una de las causas del golpe de estado del general Primo de Rivera, el 13 de septiembre de 1923.

Para San Sebastián, la consecuencia directa de este golpe fue la supresión del juego. Las gestiones de las autoridades locales ante los más altos dignatarios del Estado fueron inútiles. Primo de Rivera, en su afán de moralizar la vida pública declaró en repetidas ocasiones: «No se jugará en España mientras yo esté en el poder».

El cierre del Gran Casino de San Sebastián y la posterior administración del Gran Kursaal por Marquet y Domínguez fueron medidas transitorias. Finalmente, el 31 de octubre de 1924, a medianoche, el juego se clausuró definitivamente en San Sebastián. Los últimos números ganadores en las mesas fueron el 13 en la de francos, y el 27, 16 y 34 en la de pesetas.

Con esta última tirada de la ruleta en el Gran Kursaal, terminó la Belle Époque de Donostia-San Sebastián, la época dorada que había finalizado una década antes en Europa.

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