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La transformación del entorno de Iztueta sigue quemando etapas y en el horizonte ya se atisba la fecha de inicio del derribo ... del viaducto. A finales de enero se cerrará al tráfico esta conexión entre el Centro y Egia, paso previo a las labores de demolición, que durarán varios meses.
Según explica la concejala de Proyectos Urbanos, Marisol Garmendia, cuando la circulación sobre el viaducto quede interrumpida los vehículos serán desviados por la calle Misericordia, donde ya se realizan los preparativos necesarios para permitir el giro a la derecha hacia Miracruz y la modificación de semáforos y paso de peatones.
Esta será la ruta provisional para llegar a Gros y el Centro para quienes circulen por el paseo del Duque de Mandas, alternativa para la que antes habrá que rebajar la cota de la calzada que transita bajo las vías del tren. Los trabajos en este punto de la calle Iztueta, en el que cada cierto tiempo se encajona una camioneta, comenzarán el día 30, según el cronograma de obra que maneja el Ayuntamiento. El objetivo es aumentar el gálibo hasta los 3,2 metros exigidos para el paso de autobuses y vehículos de cierta altura.
Con los arcos del viaducto ya cerrados a los peatones y los servicios subterráneos en proceso de traslado, los preparativos para esa fase 2 están encarrilados. En la fase 3, que se prolongará durante nueve meses, se acometerá el grueso de la actuación a partir de febrero. Se derribará el actual viaducto, se construirá el nuevo puente ferroviario y se hará realidad la nueva rotonda que regulará los tráficos en la confluencia de Egia y Gros (Zuhaizti).
Durante las obras habrá interrupción de la circulación de forma puntual por al desmontaje del viaducto sobre las vías del tren. Esto también afectará al tráfico ferroviario, que sufrirá cortes puntuales, aunque la mayor parte de las intervenciones se llevarán a cabo en horario nocturno.
La eliminación de la trinchera viaria que divide Gros y Egia supondrá además la desaparición de un punto crítico para la seguridad, en especial de las mujeres. Con un presupuesto de unos 5,8 millones de euros, la actuación tiene su origen en el mal estado en que se encuentra la estructura del viaducto. El Ayuntamiento realizó un estudio para proceder a su reparación, pero su elevado coste y la necesidad de acometer labores de restauración cada dos décadas decantó la balanza a favor del derribo con el apoyo de los vecinos del ámbito.
«Esta es la actuación más importante y compleja que tenemos ahora mismo en marcha», subraya Garmendia, quien pone en valor la futura «transformación de la movilidad y la imagen de la zona». La delegada socialista anuncia que el consistorio prepara una comunicación para informar a los vecinos de las próximas afectaciones.
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