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«El viento que hace en Donostia ayuda a que se vendan paraguas buenos»Mañana Maite, antiguotarra, alumna que fue del colegio Montpellier y de Jesuitinas, hermana de José Luis que trabajó en la fábrica de cervezas El León ... y descansa para siempre en Igeldo y de Elías, una as de las autorradios y la electricidad, cumple años así que felicidades. Maite estudió Magisterio y Geografía e Historia. Su sobrino Jon, el contable del comercio, se sigue haciendo cruces porque si en Clara, complementos, marroquinería y regalos en Matia con Paseo de Lugaritz, no hay cientos de referencias proporcionadas por más de 95 proveedores no hay una. Maite trabaja codo con codo con Mari Mar. En las escaleras, un guardián bien educado, 'Jacky', Yorkshire albino de 14 años.
– Así que pocas dudas sobre cuáles serán los regalos estrella de estas Navidades. Seguro que Reyes, Olentzero y Santa ya os han hecho pedidos.
– No, prácticamente no tenemos dudas y sí, ya han pasado por aquí a reservar. Curioso, los dos productos que, estamos seguras, arrasarán son de proximidad, puro KM0: el último modelo de mochila KCB con diseño antirobo y fabricada en un tejido diferente, certificado vegano por la asociación animalista PETA. Nos las trae desde Portuetxe la gente de The Bagging Co que tienen otra sede en Barcelona. El otro regalo estrella llegará desde un poco más lejos, Oñati. De la fábrica Ezpeleta, fundada en 1935.
– Ezpeleta. Oñati. 1935... No hay duda, estamos hablando de paraguas. Lo que nos va a llevar, también, a desarrollar el titular.
– Exacto, la de veces que habré ido yo a la fábrica con mis jefes (esto antes era de toda la vida Galerías Ondarreta y sus propietarios la familia Girbau) a elegir puños, conteras, varillas, telas. Pero este 2024 estamos hablando de un paraguas que no pesa ni cien gramos, cabe en un bolsillo y no se dobla con el viento porque tiene un sistema que le permite ceder sin romperse y volver a su forma normal. En cuanto a lo que decimos en el titular...
– ¿Sí?
– Mira, aquí pasan dos cosas. Por un lado, tenemos 'cultura de lluvia'. Y de viento. Aquí cuando sopla, sopla de verdad, así que no te valen esos que puedes comprarle a un mantero para salir del paso cuando caen unas gotas. Aquí compramos paraguas buenos. Por el contrario allá donde no llueve, se usa cualquier cosa. En muchos lugares de Castilla he visto yo a señoras con magníficos abrigos de piel pero con un paraguas de 9,95. Por otro lado, en esta ciudad el paraguas es un complemento de moda. Mucha gente tiene más de uno para combinarlo con la ropa que se ha puesto ese día. Aún hoy me acuerdo de mi madre mirándose al espejo para comprobar cómo le quedaba el...
– ...¡Paraguas!
– Eso es. Tampoco olvido la cantidad de paraguas transparentes Cacharel que vendimos antes de que se pusieran de moda total. Si te fijas, ahora todas las reporteras de TV que cuentan algo ante la cámara mientras llueve llevan uno de esos. Me imagino que será porque aportan luz, claridad.
– A ti tu oficio te gusta. Mucho.
– Muchísimo. ¿Se nota?
– Y tanto que sí.
– Soy feliz cada vez que levanto la persiana, cada día que abro la tienda. Por supuesto, hay momentos en que las ventas van mejor y otros peor pero me gusta lo que hago, me gusta el trato con los clientes. Me gusta vender cestas de mimbre en verano porque estamos cerca de la playa y zapatillas de casa confortables en otoño. Que vengan los veraneantes y quieran sacar fotos a la tienda porque dicen que como esta ya no quedan. Me hablan de una en Valladolid. Y de otra en León, que ya cerró. Y ni te cuento lo bien que me lo paso con los representantes. Hasta a cenar nos vamos con alguno. Y las maravillosas ferias del sector...
– ¿A cuáles vas, vais?
– A las grandes, Ifema, Intergift. Y aunque lo nuestro no son los muebles, zascandileamos por todos los stands. Somos caprichosas así que a veces nos volvemos con un perchero bonito, un expositor diferente...
– Habrás visto cambiar los gustos de la gente. Y te habrás tenido que adaptar a ellos.
– Totalmente. Recuerdo cuando con mi sobrinita todavía en coche le ponía la merienda frente al escaparate que da a paseo de Heriz porque estaba hasta arriba de peluches. Ahora ya nadie compra peluches. No sé si por miedo a los ácaros... Recuerdo haber tenido que retirar hace poco los marcos para fotos porque ya nadie los usa. Ya sabe, las 'enmarcan' en el móvil. Recuerdo estanterías llenas de muñecas de porcelana. Algunas daban auténtico miedo... Recuerdo las figuritas de Lladró. Y a las chicas del servicio de las villas de Ondarreta.
– Cuenta...
– Llegaban una semana antes que sus 'señores' y venían de uniforme. Recuerdo la mezcla del olor a cebada de la fabrica de cervezas con el del cacao de la fábrica de Chocolates Suchard.
– Feliz cumpleaños.
– Aún hago la caja a mano y no uso pero seguro que brindaremos.
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