El ascenso no va a ser un camino de rosas

Garitano presentó un once con la única novedad de Javi Muñoz en lugar de Stoichkov. Era una posibilidad esta variación teniendo en cuenta que el goleador armero no está en su mejor momento. Trató de dar empaque a un hombre ofensivo que destaca por su facilidad para robar el balón sabiendo que el Andorra juega muy desde atrás y que no se inquieta para nada al jugar dentro de su área pese a la presión rival. Así fue. La presión alta del Eibar no inquietó a los andorranos que, especialmente en la primera mitad, llevaron el partido a su terreno, supieron tener el control del juego con posesión del balón, constantes apoyos y juego al espacio ante un Eibar que estuvo a su merced. El Eibar no hizo ninguna ocasión, la única que hubo fue del delantero Bakis, quien dentro del área estrelló el balón en el travesaño.

El Eibar se resistía a seguir con esa tónica, no podía dejar que en su feudo el Andorra fuera superior. Tras el descanso, ajustó líneas el cuadro armero, presionó mejor, no tan errático como en la primera mitad, e hizo que el Andorra no pasara de su parcela. El equipo de Eder Sarabia se quedó con uno menos tras la expulsión de Molina, pero a pesar de este contratiempo supo defenderse bien ante el incesante acoso armero. Garitano reordenó el equipo sacando a Aketxe y Stoichkov y cambió de dibujo con tres centrales. Puso toda la artillería. Sacó a Tejero después de varios meses en el dique seco, buscó profundidad, pero no llegó. Hubo ocasiones en dos disparos de Nolaskoain y otro de Vadillo que se estrelló en el larguero. Queda un mundo, queda liga para un Eibar que es consciente de que cualquier contratiempo resta opciones y que solo le queda una intensa lucha.