Desnortado lejos de su casa

El Eibar pierde el norte y la cabeza cada vez que se aleja de Ipurua. Aunque Aketxe logró maquillar el resultado con un trallazo que otorgó un atisbo de esperanza en los últimos instantes, ni él ni nadie pudo evitar que la escuadra armera cosechara la segunda derrota consecutiva a domicilio. Y es que, aunque el marcador pueda invitar a pensar que fue un partido ajustado, todo aquel que lo presenció, entre ellos el medio centenar de seguidores azulgranas que lo padecieron 'in situ', debieron acabar pensando que la goleada sufrida en el arranque del curso en Santander no fue fruto de la casualidad, ya que pese al cambio de sistema que probó Joseba Etxeberria en el Pepico Amat, el equipo eibarrés mostró exactamente las mismas carencias que evidenció en El Sardinero.

Nada salió como el preparador elgoibarrés había imaginado en su cabeza. Y lo curioso es que, pese a que él mismo había puesto la primera parte del choque ante Elche como referente de lo que quería ver en Elda, no repitió ni el once ni el dibujo empleado, puesto que en esta ocasión se decantó por actuar de inicio con una línea en la que figuraron los tres centrales que tiene en su plantel. El objetivo era claro: Tapar las grietas que había mostrado su defensa en los dos partidos anteriores, pero también de dotar de mayor libertad en los flancos a Tejero y Cristian. Una significativa alteración que le llevó a sacrificar a Yanis, titular en las dos primeras jornadas, al igual que Quique, que también perdió su plaza en una punta de ataque que, por primera vez en lo que va de campeonato, ocupó Jon Bautista. Lamentablemente, su plan fracasó en todas las facetas.

Obviamente, contaba con que el equipo alicantino saliera a comerse el mundo en su esperado debut en casa tras 59 años de travesía por diferentes categorías inferiores, incluida la Regional, pero aunque en un principio dio la sensación de que su nueva fórmula podía funcionar, no hubo que esperar demasiado tiempo para comprobar que iba a hacer aguas, casi de forma idéntica a como ocurrió en Santander.

De hecho, aunque el gol que el delantero Florín Andone anotó con un cabezazo sin oposición dentro del área fue anulado por un claro fuera de juego del rumano, no fue más que el preludio del nuevo drama que los armeros iban a vivir lejos de casa.

Y es que, justo después de que Tejero desperdiciara la única llegada con criterio en casi media hora de juego, el Eldense demostró con solo un pase lo fácil que resulta hoy en día derribar el castillo de naipes azulgrana. Porque el primer gol se fraguó así, con un envío en largo del central Iñigo Piña que Berrocal no consiguió impedir que llegara a los pies de Juanto Ortuño, que todo hay que decirlo, se vio beneficiado de la fortuna cuando su remate desde la frontal del área pegó en la espalda de Venancio, desviando la trayectoria lejos del alcance de Luca Zidane.

Pero lejos de levantarse con rapidez para responder con la misma contundencia, un Eibar sin brújula alguna a la que aferrarse se rompió del todo cuando Florín Andone volvió a sacar los colores a la poblada zaga al inventarse una volea a bote pronto ante la pasividad de todos ellos un balón peinado hacia el punto de penalti.

El preparador azulgrana trató de arreglar el desaguisado tras el descanso haciendo un triple cambio con el que además de dar entrada a Yanis, hizo debutar a Stoichkov y Corpas, que nada más salir provocó un penalti de Poloni que después el árbitro anuló tras comprobar la acción en el vídeo.

Sin embargo, ese ímpetu inicial se fue licuando hasta que en los últimos instantes el jienense dio alas al equipo con un remate que Vallejo repelió con maestría. Pero, aunque Aketxe se apuntó otro golazo de los suyos a solo un minuto del tiempo reglamentario, el Eibar se volvió a casa sin puntos y con muchas dudas.