El Eibar suma tres puntos enormes

Y es que cuando se rompe una racha tan larga y provechosa como la que se cortó en Oviedo lo importante es asimilarla rápido y tratar de retornar de inmediato al camino correcto, y esa fue la orden que los armeros trataron de ejecutar desde el primer minuto, en el que Stoichkov no supo rematar en boca de gol un balón que Sergio le bajó de cabeza a la salida de un córner.

Pero, lógicamente el plan de los locales chocaba de frente con las pretensiones de un Levante que venía dispuesto y obligado a poner a una mala dinámica que le tenía sin ganar en las últimas cinco jornadas y sin sumar en los dos últimos choques. Acostumbrados a vivir partidos muy dinámicos entre ambos, no sorprendió que los granotas también se lanzaran a tumba abierta a buscar la portería de Luca, convirtiendo el duelo en un intercambio de golpes ofensivos plagados de saques de esquina que pusieron a prueba a dos defensas más frágiles entre los aspirantes al ascenso.

Y la primera en fallar en este aspecto fue la zaga eibarresa. Justo cuando más apuros estaban pasando los valencianos, Arbilla se quedó más que corto a la hora de ceder un balón de cabeza hacia Luca Zidane y regaló un balón que Dani Gómez, el más listo de su clase, mandó al fondo de la portería armera pese a la oposición del guardameta galo.

Menos mal que de lo habituado que está a que le marquen en cada partido, el francés no perdió la concentración, porque de no ser por la espectacular intervención que realizó ante un trallazo de Kocho instantes después, el Levante habría dejado el partido prácticamente resuelto.

Ese fue el resorte que activó la garra de un Eibar que no logró el empate con un cabezazo de Bautista que Andrés Fernández atrapó con gallardía, pero sí se lo encontró en el añadido gracias a un absurdo penalti decretado desde el VAR por una clara mano de Alex Valle, que en lugar de dejar pasar el centro de Arbilla, como parecía ser su intención, extendió el brazo despejando el balón con él.

Después de que Stoichkov fallara en Oviedo el segundo lanzamiento desde los once metros tras el que erró en Lezama, esta vez fue Corpas el que asumió la responsabilidad de conseguir el empate con un imparable disparo que trajo la calma antes de que el Eibar desatara la tempestad.

Porque nada más comenzar la segunda mitad, la escuadra azulgrana volvió a beneficiarse del festival de errores que se vivió en Ipurua. Esta vez el pato lo pagó Capa y lo aprovechó Cristian, que tras robarle la cartera al portugalujo, envió un potente centro que Sotichkov cabeceó de forma inapelable en el área pequeña.

Y aunque el Levante no arrojó la toalla ante un Luca Zidane que agrandó su leyenda con más y mejores paradas, el que se llevó el honor de cerrar el marcador fue Jon Bautista, que tras marcar un gol baldío en el Carlos Tartiere, ayer pudo celebrar su séptimo tanto por todo lo alto.