El Eibar tampoco carbura en una Copa a la que dice adiós a la primera

Los males que el Eibar está sufriendo en la competición liguera se trasladaron también a la Copa, donde cayó eliminado a manos de una UD Logroñés que supo mantener su entusiasmo hasta convertirlo en su mejor aliado para conseguir el billete para la siguiente ronda en los últimos instantes de una prórroga que los armeros no supieron evitar, pese a que Toni Villa y Slavy gozaron de sendas ocasiones francas para conseguirlo.

Ganar fuera de casa, algo que el Eibar no consigue desde que asaltó el Carlos Belmonte allá por el 9 de septiembre, y avanzar en la Copa; con esa premisa se presentó el Eibar en el mítico estadio riojano. Pese a la acumulación de partidos, el preparador azulgrana quiso dejar clara su admiración por esta competición, y, aunque se llevó hasta cinco efectivos del filial, solo alineó de inicio al central Raúl Giménez, así como a Óscar Carrasco, habituales en la dinámica de trabajo del primer equipo.

Pero la verdadera sorpresa que el elgoibarrés se había reservado al no dar a conocer la convocatoria, como es costumbre el día previo al choque, fue que pudo volver a echar mano de Jon Guruzeta, restablecido ya del fuerte golpe en el tobilllo que le ha tenido de baja desde que sufrió una mala caída en la tercera jornada ante el Levante, y también recuperó para esta cita a Aritz Arambarri, ausente en las dos últimas jornadas por un golpe en el cuello sufrido frente al Mirandés hace poco más de dos semanas.

También volvió a situarse bajo palos Jonmi, después de varias semanas esperando en el banquillo, mientras que a Kento se le encomendó el bastón de mando para repartir el juego hacia las bandas ocupadas por Jorge Puertas y Toni Villa, para confluir todos con Slavy, que tras haber jugado minutos suelto en apenas dos partidos, por fin dispuso de su primera oportunidad para jugar de inicio.

Un equipo que debía ser lo suficientemente competitivo para superar a la escuadra riojana, que impulsado por verse en los puestos altos del Grupo II en Segunda RFEF, se propuso mover montañas con su ilusión por medirse a un club que se ha ha hecho grande tras las siete temporadas que pasó en Primera.

Y apoyados por un público entregado algo disgregado en un estadio tan grande, los jóvenes dirigidos por Miguel Flaño comenzaron el choque intentando subirse a las barbas de su rival llegando con insistencia, aunque sin mucha determinación.

Pero cuando vieron que el paso por el interior estaba bien protegido, probaron suerte mediante disparos lejanos de Focacchín primero y de Pau López después, que sí llegaron a inquietar al zornotzarra, aunque sin conseguir batirle.

En algún momento el Eibar se tenía que sacudir la presión, aunque no fue hasta la recta final de la primera parte cuando Toni Villa se encontró con todo de cara para lograr que el marcador se pusiera del lado de los azulgranas justo antes del descanso, pero el murciano estrelló el balón en el muñeco, quedándose sin poder aprovechar semejante oportunidad.

De cara a la reanudación, Etxeberria retiró a los fundidos Guruzeta y Arambarri para refrescar su propuesta dando entrada a Nolaskoain en el eje de la zaga y a Merquelanz en la banda derecha, trasladando a Pascual a la mediapunta. Y aunque el entusiasmo del Logroñés no se diluyó, de nuevo fue el Eibar, y otra vez Toni Villa quien fabricó, pero también erró al cruzar demasiado su remate, cuando se había plantado con todas las de la ley ante Royo.

El deseo de todos por evitar una prórroga que les desgastara aún más de cara a la nueva cita liguera del sábado (14.00 h.) ante el Elche en Ipurua, el último de los seis partidos de la serie que se ha concentrado en los últimos 20 días del calendario, lo tuvo Slavy en la prolongación, pero el delantero de origen búlgaro vio desesperado como el meta local hacía la gran parada del partido y se tuvo que desmoralizar al máximo cuando segundos después no acertó a empujar un balón bajo la misma línea de gol.

Si el Eibar esperaba que el cansancio se dejara sentir en las filas de los locales, enseguida comprobó que no, porque el Logroñés echó toda la carne que le quedaba en el asador y obligaron a Jonmi a tener que jugarse el físico, pero cuando todo parecía encaminarse a la tanda de penaltis, Pol Arnau apareció en el medio del área armera para lograr el gol que dio al equipo riojano un billete que buscó con ahínco.

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