Contracrónica

Esperan fuertes emociones

Al Eibar le cuesta en este último tramo, y mucho, dominar a sus rivales. La noche de ayer ante Las Palmas fue otro claro ejemplo de la impotencia que muestra. Pone empeño, no se desvía ni un ápice de su guion, pero le falta rematar lo que genera. Llega y llega al área del rival, somete, pero ese dominio no se ve refrendado con el fruto del triunfo. Quedan tres partidos que van a ser todo un mundo para que se confirme o no ese ascenso directo que se persigue.

Garitano salió con Ríos Reina (lateral) y Quique González (extremo) en la banda izquierda. La presencia de Quique González fue lo más llamativo, aunque huelga decir que es un hombre de gran físico que desempeña bien las ayudas al lateral.

El Eibar ejerció su juego con presión muy arriba para contrarrestar la salida de Las Palmas, y especialmente tratando de anular a Jonatan Viera, pieza principal en el juego de los grancanarios. Sergio Álvarez, que fue un todoterreno, tuvo un papel significativo a la hora de impedir que el cerebro canario hiciera jugar a su equipo. Pero, en el minuto 37, se produjo la lesión de Viera que hacía que el escenario tomara otro matiz. La vigilancia recayó sobre Moreiro, otro jugador habilidoso y con llegada. Fue un partido muy dinámico, pero con dos conceptos distintos: el Eibar con un juego directo y Las Palmas con su arma característica de dominar el balón, una manera de frenar la agresividad de los armeros. Las Palmas no perdió la cara al Eibar y Sandro marcó el gol canario al lanzar una falta que contó con la colaboración de la barrera eibarresa. Conclusión: al Eibar y a su afición aún le esperan fuertes emociones.