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De temer por el descenso a volver a soñar con llegar a tiempo para poder pelear por ascender. Así son los vaivenes de la ... montaña rusa en la que está montado el Eibar, que desde que Beñat San José se hizo con los mandos de la atracción hace poco más de un mes dotado al equipo de una consistencia que ha resucitado la ilusión de la afición armera justo antes de encarar la última rampa de la competición.
Pese a que la distancia que separa a los azulgranas de los puestos de playoff es de siete puntos y, aunque tiene a cinco equipos por delante persiguiendo las dos plazas más a mano ocupadas con 51 puntos por el Oviedo y el Huesca , es el propio técnico donostiarra el que está abriendo de par en para la puerta de la esperanza. «Cada victoria te hace soñar y si la gente está soñando, no voy a ser yo el que les diga que no. Todo lo contrario. Solo les puedo agradecer el empuje que nos han dado», apuntó emocionado tras la pasión que se desató en Ipurua tras el triunfo sumado ante el Huesca (2-1).
Admite que el déficit de puntos que arrastra el Eibar le obliga a ganar gran parte de los 10 partidos que restan para la conclusión del campeonato, pero San José lo ve posible. «Iremos a por cada victoria y veremos dónde estamos. La distancia es grande, pero nosotros también somos un buen equipo y queremos ir a más» declaró confiado el técnico.
Y lo cierto es que va a ser necesaria toda la determinación del mundo y muchas dosis de suerte y acierto para no salirse en ninguna de las peligrosas curvas que presenta el último tramo del recorrido. Porque, en los cinco partidos que le quedan por disputar en casa y los cinco desplazamientos a realizar, se enfrentará a tres de los primeros seis clasificados, entre ellos el Levante y el Mirandés, los dos primeros de la tabla, además de a cinco de los rivales que le rodean en la clasificación en la pugna por llegar a la misma meta, así como a dos históricos en serio peligro de descenso como son el Zaragoza y el Tenerife, este último prácticamente condenado.
Y la primera prueba a superar es un gran botón de muestra para reflejar la dificultad del reto que se marcan los armeros, que cerrarán la 33ª jornada el lunes (20.30 h.) viajando hasta la Tacita de Plata para enfrentarse a un exigido Cádiz, al que ha dado caza con 44 puntos tras la derrota cedida por los gaditanos en Tenerife.
La exigencia subirá aún más enteros si cabe en el siguiente compromiso en Ipurua, donde los azulgranas ejercerán de anfitriones ante la visita del Oviedo, que sigue sexto (51 ptos) pese a perder en Granada (1-0).
El calendario entrará después en una fase en la que deberá lidiar con el sufrimiento que viven Zaragoza (fuera), Málaga (en Ipurua en plena Semana Santa) y Tenerife, para dar paso a una traca final de auténtico vértigo.
Y es que si aún llega con opciones a los últimos partidos, el Eibar se las tendrá que jugar primero con el Mirandés, en un choque en Ipurua que abrirá el mes de mayo, y después con el Granada en Los Cármenes. Las opciones que queden las rifará en los dos choques seguidos que pondrán fin a la campaña en Ipurua ante Burgos y Córdoba, mientras que concluirá el campeonato en casa del líder Levante.
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