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Aún con el dolor de cabeza provocado por el devastador golpe sufrido en El Molinón, el Eibar vive este martes su especial jornada de reflexión antes de ponerse manos a la obra para recuperar fuerzas y moral de cara a la última jornada ... liguera, en la que necesitará de una carambola factible, pero bastante improbable.
Y es que el conjunto armero se ha encontrado con uno de los peores escenarios posibles para quemar el último cartucho que le queda para subir de forma directa, ya que además de tener la obligación de ganar el domingo en Ipurua (18.30) a un Oviedo que viene embalado en su afán de certificar su clasificación para el playoff de ascenso, también necesitará que el Leganés, que suma dos puntos más que los azulgranas, caiga derrotado a manos del Elche. Toda una paradoja depender de que el club que acusó en su día al Eibar de auspiciar el descenso administrativo que los franjiverdes sufrieron en 2015, les eche un capote para propiciar su regreso a Primera División.
Ganar y esperar No hay más cuentas que valgan para el Eibar, que para poder cumplir su ansiado deseo de consumar el ascenso directo está obligado a ganar el domingo (18.30) en Ipurua al Oviedo y esperar a que el Leganés pierda en Butarque frente al Elche, puesto que el empate también favorece a los 'pepineros'.
Conservar la tercera plaza Aunque la victoria no le sirva para alcanzar la segunda plaza, los tres puntos en liza se antojan indispensables para evitar que el Espanyol, que recibirá al Cartagena en su estadio, le arrebate el tercer puesto que le otorgaría la ventaja de jugar los partidos de vuelta del playoff en casa.
Aunque rendirse no es una opción, lo único que está en manos de los azulgranas es tratar de resolver con éxito el último duelo de la Liga regular en Ipurua, pero para conseguir eso, Joseba Etxeberria tendrá que exprimir su capacidad para levantar el ánimo de los suyos tras tropezar por enésima vez con la misma piedra.
Porque el nuevo varapalo emocional sufrido en Gijón, donde una victoria le habría catapultado a la segunda plaza dependiendo de sí mismo, no es más que otro de los 'dejavús' a los que la afición armera se ha ido acostumbrando en las tres últimas temporadas.
Obviamente, la palma en lo que a dramas se refiere se la lleva el 'Alcorconazo' padecido en el último minuto de la última jornada de hace dos años, aunque realmente la tragedia comenzó a mascarse tres jornadas antes, cuando los armeros ni siquiera fueron capaces de amarrar un empate ante un Valladolid que llegó a Ipurua con cinco puntos de desventaja.
Igual o más tortuoso resultó el penoso final de campaña protagonizado el pasado curso, en el que los eibarreses enterraron unas posibilidades que tenían absolutamente de cara tras encadenar nueve partidos consecutivos sin ganar hasta que el empate en la penúltima jornada en Ipurua frente al Sporting (2-2) le condenó a disputar el playoff en el que cayó eliminado a las primeras de cambio a manos del Alavés.
De nada sirve ahora lamentarse por todos los trenes que se han dejado escapar este año, porque la vida siempre ofrece nuevas oportunidades. Y por muy utópicas que parezcan, el Eibar sabe mejor que nadie que en esta categoría tan impredecible nadie puede dar nada por sentado.
Por eso mismo, una vez consumida la única jornada festiva que el plantel disfrutará de aquí al choque frente al Oviedo, el técnico elgoibarrés dispondrá de cuatro sesiones de trabajo para aplicar la terapia de choque que sus jugadores necesitan para recargar las pilas de la ilusión en medio de tanta desolación.
Porque, salvo que se produzca esa milagrosa carambola en la que pocos seguidores azulgranas confían, la competición se alargará como mínimo la semana en la que se dirimirá la primera eliminatoria del playoff de ascenso, cuya ida está prevista para el 8 y el 9 de junio, y la vuelta se ha fijado para el 12 y 13 de junio, y con suerte se extendería hasta el 23, víspera de San Juan, día fijado para la vuelta de una segunda ronda cuyo primer partido se disputará el miércoles 20 o el jueves 21.
Y aunque la victoria ante el Oviedo no baste para subir, se antoja imprescindible para preservar una tercera plaza que le garantizaría jugar los partidos de vuelta en casa.
Después de esquivar lesiones en masa durante todo año, lamentablemente, el Eibar ha llegado al momento más decisivo del campeonato asolado por una plaga de bajas a las que Arbilla se ha sumado tras cometer el error de principiante de ver en la recta final del choque ante el Sporting una quinta tarjeta amarilla que le impedirá estar disponible ante el Oviedo. Con el lesionado Bautista y el sancionado Simic descartados, el técnico azulgrana tendrá que poner más de una vela para poder recuperar a alguno de los muchos efectivos que faltaron en Gijón, después de que Qasmi y Konrad se quedaran sin viajar a tierras asturianas. Dado que se vio Tejero tocando el balón con ellos el domingo en Ipurua, no se descarta que pueda volver, aunque persiste la inquietud por el estado físico de otros compañeros.
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