El elixir de la eterna juventud es un sueño perseguido desde hace siglos. Sin embargo, su fórmula se resiste. Varios trabajos recientes apuntan a la sangre como un ingrediente básico. Primero se demostró que si se conectaba el torrente circulatorio de una rata vieja con ... el de una rata joven, ciertos índices relacionados con el envejecimiento físico y cognitivo mejoraban en la primera y empeoraban en la segunda. Los índices eran la apariencia física, la masa muscular y ósea y la capacidad de recordar cómo se realiza un test estandarizado. Los cambios observados se atribuyeron al intercambio de sustancias presentes en el plasma sanguíneo. Más tarde se procedió a inyectar plasma de ratas jóvenes a ratas ancianas. Los parámetros también mejoraron, pero no tanto como en el primer experimento. Los investigadores concluyeron que, además del plasma, debía haber algún factor más. El siguiente paso lógico era analizar el papel del resto de componentes de la sangre que no forman parte del plasma, más concretamente los glóbulos rojos, los blancos y las plaquetas, es decir, los componentes celulares. Para ello se fijaron en las células madre de la médula ósea. Se conoce desde hace años que estas células madre renuevan constantemente nuestra sangre y que su número va menguando con la edad. (La médula ósea de una persona que falleció con 115 años tenía dos células madre como remanente de los millones con los que nacemos). Por eso, la anemia y la deficiencia en el transporte de oxígeno a las células y en la defensa frente a infecciones son también rasgos de la ancianidad. Identificaron una proteína llamada osteopontina que rejuvenecía las células madre. Las células madre rejuvenecidas producían glóbulos rojos y blancos más numerosos y jóvenes, con lo que el transporte de oxígeno y la función inmunitaria de las ratas ancianas mejoraba sustancialmente. Todos estos trabajos se realizaron en ratas y han propiciado dos ensayos clínicos con transfusión de sangre de personas jóvenes a ancianos sanos y con demencia. Veremos qué pasa.

Publicidad

El último estudio muestra por primera vez cómo una proteína de la sangre de seres humanos mejora la memoria y el aprendizaje de ratas ancianas. La inyección de plasma de cordones umbilicales humanos a ratas ancianas mejoró su memoria y aumentó las conexiones en las neuronas del hipocampo (estructura cerebral clave en el proceso de aprendizaje y memoria). Descubrieron que la proteína última responsable era la TIMP2 y la inyectaron directamente en ratas ancianas. Su memoria mejoró pero no aumentó el número de neuronas perdidas por el envejecimiento.

Quien dé con la fórmula del elixir ganará fama y tanto o más dinero que el generado en torno a otra fórmula famosa y secreta: la de ese refresco de cola cuyo nombre no escribo para evitar la publicidad gratuita (ya ha tenido bastante con el gravamen a las bebidas azucaradas) y para no molestar a algún grupo político que promueve su boicot. Aunque luego ellos no cumplan y la tomen a pares.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad