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Los vascos que lucharon en el desembarco de Normandía

La descomunal y sangrienta operación militar que abrió las puertas de la liberación de Europa occidental cumple su 80 aniversario. La memoria de las batallas del 'Día D', en las que participaron varios combatientes vascos, sigue viva

Domingo, 2 de junio 2024, 08:53

«Estuve en la infantería paracaidista», recordaba Frank Solaegui en 2004, en una entrevista para un proyecto de historia oral de la Universidad de Nevada (EE UU). ¿En qué batallas combatió? –le preguntaron–. «Bueno, yo estuve en la invasión de Normandía, y en Holanda. Luego hubo otras batallas en las que no saltamos. Y después de unos tres años se acabó». Y eso era todo. En una sola frase resumía este soldado y luego minero nacido en Nevada de padres vascos, su paso por uno de los puntos críticos de una de las batallas más decisivas de la Segunda Guerra Mundial, la de Normandía, el 6 de junio de 1944, el próximo jueves hará 80 años. Julián Oleaga, vasco neoyorquino criado en Mundaka, que desembarcó en el sector más peligroso de toda la llamada Operación Overlord, la playa Omaha, ni siquiera tenía una frase de recuerdo para aquel infierno. «Quiero olvidar cosas así», le dijo en 2014 a un reportero.

Entre los cerca de 156.000 efectivos aliados que tomaron parte en el Día D hubo cerca de medio centenar de vascos, tanto nacidos en Euskadi y el País Vasco francés como hijos de emigrantes vascos establecidos en Estados Unidos. Como parte de su proyecto Fighting Basques, los investigadores de la asociación Sancho de Beurko han podido precisar los detalles de las biografías de buena parte de estos combatientes, entre ellos los protagonistas de estas páginas: Frank Solaegui, Julián Oleaga, Laurent Pierre Casalonga, Lucio Sauquillo y Joseph Julien Hourçourigaray.

La que abrió el paso a la liberación de la Francia ocupada fue una descomunal operación naval, anfibia y aerotransportada con el general estadounidense Dwight D. Eisenhower como comandante supremo. Se trataba de romper el muro defensivo que había levantado la Alemania nazi a lo largo de la costa francesa, el llamado 'Muro del Atlántico' (Atlantikwall), plagado de búnkeres, blocaos, casamatas, trincheras y túneles, de cuyo refuerzo se ocupaba el mariscal Erwin Rommel.

Las zonas de desembarco se repartieron en varias playas a lo largo de unos 30 kilómetros de la costa normanda, entre Les Dunes de Varreville y Ouistreham. Los arenales, rebautizados con los nombres claves de Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword, de oeste a este, se repartieron en 17 sectores. De las dos primeras playas se ocuparían las tropas estadounidenses y del resto las británicas y demás aliados –noruegos, daneses, polacos...–. Previamente, se realizarían bombardeos de señuelo en otras zonas de la costa y se lanzarían toneladas de tiras de aluminio, captables por el radar, en puntos alejados para desconcertar a los mandos alemanes con falsas alertas repartidas por media Francia.

Un puente lejano

Lucio Sauquillo

Sauquillo intervino en uno de los primeros saltos de paracaídas sobre Normandía y su misión era clave. Formaba parte del contingente destinado a tomar el bautizado como 'puente Pegasus'. Si este paso permanecía en manos alemanas, los nazis podrían enviar refuerzos a las playas y el desembarco corría el peligro de fracasar.

Nacido en Aretxabaleta en 1923, Sauquillo era un niño de la guerra, la generación que huyó de España tras la victoria franquista. Había llegado a Inglaterra embarcado en el Habana, con su hermano Gabriel. Su padre, Luis, que había sido concejal de ANV, descubriría años después que se había alistado en el Ejército británico siendo todavía menor de edad, en 1942. Cuando se desencadenó la operación Overlord, Lucio formaba parte del regimiento 12 de Yorkshire, 6ª División aerotransportada

Miembros de la 6ª División Aerotransportada a la que perteneció Lucio Sauquillo.

Esta división tenía asignada la 'operación Tonga'. Su objetivo era destruir la batería de Merville, desde la que se podía bombardear la playa Sword. Pero también, así como destruir los puentes sobre el río Dives para impedir un contraataque alemán. Y reforzar a la infantería ligera británica que había tomado el 'puente Pegasus' .

El 'puente Pegasus' fue conquistado de madrugada por una compañía de infantería ligera británica que voló hasta los alrededores del puente en planeadores Horsa -aviones de madera sin motor que eran remolcados por bombarderos-. Fue una acción desarrolalda en medio la noche, que sorprendió a los centinales y permitió tomar el puente sin apenas bajas. Cuando los alemanes reaccionaron comenzó una batalla por recuperar el puente. La primera baja aliada en todo el Día D se produjó en ese área, cuando el teniente Den Brotheridge recibió un disparo mientras intentaba neutralizar un nido de ametralladoras.

Planeadores ‘Horsa’

Remolcados por aviones pesados para el despegue, y soltados para aterrizar en el destino, al qe llegan en un vuelo silencioso y más difícil de detectar

Longitud: 20 m

Construidos en madera por fábricas de muebles

2 pilotos

Tren de aterrizaje adosado al avión (lo habitual en los planeadores es que se quede en tierra)

Hasta 30 soldados en su interior

Planeadores ‘Horsa’

Remolcados por aviones pesados para el despegue, y soltados para aterrizar en el destino, al qe llegan en un vuelo silencioso y más difícil de detectar

Longitud: 20 m

Construidos en madera por fábricas de muebles

2 pilotos

Tren de aterrizaje adosado al avión (lo habitual en los planeadores es que se quede en tierra)

Hasta 30 soldados en su interior

Planeadores ‘Horsa’

Remolcados por aviones pesados para el despegue, y soltados para aterrizar en el destino, al qe llegan en un vuelo silencioso y más difícil de detectar

Longitud: 20 m

Construidos en madera por fábricas de muebles

2 pilotos

Tren de aterrizaje adosado al avión (lo habitual en los planeadores es que se quede en tierra)

Hasta 30 soldados en su interior

Planeadores ‘Horsa’

Remolcados por aviones pesados para el despegue, y soltados para aterrizar en el destino, al qe llegan en un vuelo silencioso y más difícil de detectar

Longitud: 20 m

Construidos en madera por fábricas de muebles

2 pilotos

Remolcados por aviones con motor

Tren de aterrizaje adosado al avión (lo habitual en los planeadores es que se quede en tierra)

Hasta 30 soldados en su interior

Sauquillo fue uno de los hombres que, tanto en paracaídas como en planeadores, fueron lanzados sobre los alrededores del puente para ayudar en los combates que tenían por objeto neutralizar el contraataque alemán.

Los alemanes intentaron atacar 'Pegasus' por todos los medios. Una columna de tanques fue neutralizada por los británicos cuando consiguieron destruir al blindado que iba a la cabeza con una de sus lanzagranadas antitanque -los fusiles PIAT-.

El puente 'Pegasus' ocupado por las tropas aliadas al día siguiente. Se pueden ver los restos del planeador Horsa (probablemente el Nº. 91) en el lugar donde aterrizó.

Lo intentarían de nuevo mediante lanchas torpederas que asciendieron por el canal de Caen. De nuevo, los británicos consiguieron que ese plan fracasara.

La aviación alemana incluso intentó bombardear la estructura metálica. Una bomba llegó a alcanzar el 'puente Pegasus'. De manera inexplicable, el proyectil no llegó a estallar.

Lanzacohetes anticarro ‘Piat’

14,5 kg (descargado)

990 mm

Calibre 83 mm

1,1 kg de explosivo

105 m de alcance efectivo

Lanzacohetes anticarro ‘Piat’

14,5 kg (descargado)

990 mm

Calibre 83 mm

1,1 kg de explosivo

105 m de alcance efectivo

Lanzacohetes anticarro ‘Piat’

14,5 kg (descargado)

990 mm

Calibre 83 mm

1,1 kg de explosivo

105 m de alcance efectivo

Lanzacohetes anticarro ‘Piat’

14,5 kg (descargado)

990 mm

Calibre 83 mm

1,1 kg de explosivo

105 m de alcance efectivo

Cuando se comprobó que los intentos de recuperar el puente eran infructuosos, la infantería alemana comenzó a utilizar francotiradores para causar el mayor número de bajas a los ingleses. Sin embargo, la supervivencia del contingente británico dependía ahora de que llegase hasta su posición los refuerzos que habían desembarcado en la playa Sword, y entre lo que también se encontraban algunos vascos.

Sauquillo sobrevivió a esa acción en 'Pegasus', pero la suerte dejó de acompañarle. El 13 de junio falleció en los combates para liberar el pueblo de Breuville, al parecer, alcanzado por un proyectil de artillería. Su unidad fue clave para conquistar ese pueblo, que abría la puerta de la invasión hacia el interior de Francia.

El comando Kieffer

Laurent Pierre Casalonga

El joven nacido en San Sebastián (1922) Laurent Pierre Casalonga forma parte del primer batallón de comando de fusileros marinos, más conocido como el 'comando Kieffer', por el nombre de su jefe, el capitán Philippe Kieffer. Junto a él se encontraba también el vasco francés Joseph Julien Hourçourigaray (alias 'Coucou').

El capitán Philippe Kieffer dirigió el comando en el que se hallaba Casalonga.

Este grupo fue la única unidad francesa -aunque tenía miembros de más nacionalidades- que intervino en el desembarco de Normandía. Formaba parte de Primera Brigada de Servicio Especial, las unidad de élite en las que se incorporaban los comandos británicos.

El Día D, el 'comando Kieffer' desembarcó en la playa de Riva Bella, en el pueblo de Ouistreham. A las siete y media de la madrugada, 177 hombres saltaron de varias lanchas de desembarco y corrieron hacia la aldea costera. Casalonga era un veterano, ya que había participado en una misión previa de comando en las costas francesas antes de la invasión. Su compañeros 'Coucou', nacido en Esquiule (Eskiula, Iparralde), se había unido a las Fuerzas Francesas Libres tras la entrada de los nazis en Francia. Tampoco era un novato. Él había participado en una misión de comando en las islas Jersey, situadas en el Canal de la Mancha y ocupadas por los alemanes.

¿A qué se enfrentaban? En las playa de Normandía, los alemanes habían derribado los principales edificios situados en las inmediaciones de la playa para que, en caso de desembarco, sus soldados tuvieran un área despejada en la que batir a los invasores. El antiguo casino de Ouistreham había sido demolido y su primera planta se había convertido en un búnker.

Casalonga, 'Coucou', y sus compañeros se quedaron estancados frente a este blocao alemán. La resistencia era cada vez mayor y las tropas recién desembarcadas no conseguían avanzar. Fue entonces cuando el capitán Philippe Kieffer, que ya había sido herido en una pierna por la metralla de una bomba, decidió alejarse del lugar de los combates y regresar a la playa.

Tanques tipo ‘DD’

Carros de combate amfibios con un casco plegable acoplado

Tela encerada impermeable

Capaces de navegar a 4 nudos

Dos hélices posteriores para impulsarse mientras flotan

Se impulsan con las orugas tan pronto como es posible

Tanque convencional con el casco flotador plegado

Tanques tipo ‘DD’

Carros de combate amfibios con un casco plegable acoplado

Tela encerada impermeable

Capaces de navegar a 4 nudos

Dos hélices posteriores para impulsarse mientras flotan

Se impulsan con las orugas tan pronto como es posible

Tanque convencional con el casco flotador plegado

Tanques tipo ‘DD’

Carros de combate amfibios con un casco plegable acoplado

Tela encerada impermeable

Capaces de navegar a 4 nudos

Dos hélices posteriores para impulsarse mientras flotan

Se impulsan con las orugas tan pronto como es posible

Tanque convencional con el casco flotador plegado

Tanques tipo ‘DD’

Carros de combate amfibios con un casco plegable acoplado

Se impulsan con las orugas tan pronto como es posible

Tela encerada impermeable

Tanque convencional con el casco flotador plegado

Capaces de navegar a 4 nudos

Dos hélices posteriores para impulsarse mientras flotan

Allí consiguió localizar uno de los tanques anfibios Sherman -un 'DD tank'- y pedirle ayuda. El comandante del carro le siguió y cuando llegaron a la altura del búnker alemán consiguieron silenciarlo a cañonazos.

Laurent Pierre Casalonga.

La destrucción del bunker permitió abrir el camino hacia el 'puente Pegasus', donde los británicos seguían resisitiendo los ataques alemanes. Y donde otro vasco, Sauquillo, seguía peleando.

La batalla fue cruenta. Ese día, el 'comando Kieffer' perdió a 21 hombres y 93 resultaron heridos. Uno de ellos fue 'Coucou', que recibió un disparo en la espalda y tuvo que ser llevado a la playa y evacuado a Inglaterra. Este comando, un gigante fornido, se reincorporó a su unidad y el 10 de agosto volvió a ser herido, esta vez, en una pierna. Pese a que estuvierona punto de amputáresela, se recuperó y todavía lucharía en Holanda. Tras el final de la guerra consiguió trabajo como funcionario en la oficina nacional de bosques en Argelia. Cuando se jubiló se retiró al pueblo de Aramits, en el País Vasco francés, donde murió en 2008.

Casalonga, por su parte, también resultó herido en el primer día del desembarco. Fue enviado a Inglaterra y, tras ser intervenido, regresó a Francia y luchó en Belgica y Holanda. Tras la desmovilización fue intérprete y residió en París. Murió en 1987 y fue enterrado en Hendaya.

La playa más mortal

Julián Oleaga

Dominada por la 352ª División de Infantería de la Wehrmacht, Omaha era la playa mejor defendida, objetivo de la 1.ª División de Infantería estadounidense, conocida como 'The Big Red One' (el gran uno rojo) debido a su insignia, consistente en un número 1 en color rojo de gran tamaño, complementada con tropas de la 29ª División. El vizcaíno Julián Oleaga formaba parte de la compañía B del 1er Batallón del 18º Regimiento de la 'Big Red One'. Había nacido en Mundaka pero su familiá emigró muy pronto a Estados Unidos.

El sector 'Easy Red' de este arenal fue uno de los más castigados durante el desembarco de Normandía y allí estuvo a punto de fracasar la invasión. A las 6.30 de la madrugada –la Hora H– una treintena de tanques Sherman había desembarcado en una playa de guijarros que ya había sido bombardeada por la artillería de los barcos aliados y por la aviación. Sin embargo, este ataque no había sido suficiente para suprimir las defensas alemanas, mucho más potentes de lo que los aliados habían previsto.

La mayoría de los carros de combate fueron destruidos o quedaron bloqueados en la playa. Una segunda oleada de zapadores que debían volar con explosivos los obstáculos anticarro montados en la arena y los campos de minas también resultó diezmada por el fuego que los soldados alemanes disparaban desde los búnkeres con sus ametralladoras pesadas.

La compañía de la 'Big Red One' de Julián Oleaga llegó en la segunda oleada del desembarco, así que el panorama con el que se topó el soldado vasco cuando se abatió la rampa de su lancha era el que Steven Spielberg plasmó con crudo realismo en las primeras escenas de 'Salvar al soldado Ryan' (1998): Un arenal sembrado de minas, plagado de cadáveres y heridos, con equipo militar perdido por todas partes, sometido a un fuego despiadado desde las defensas alemanas.

Al coronel George Taylor, que dirigía el desembarco desde la playa de guijarros de Omaha, se le atribuye una frase que se ha vuelto legendaria: «Hay dos tipos de persona que se quedan en esta playa. Los muertos y los que se van a morir. Larguémonos de aquí». La única forma de sobrevivir era llegar a la base de la costa y quedar fuera del alcance de las ametralladoras y, desde allí tratar, de neutralizarlas.

Los estadounidenses intentaron abrirse un camino a la desesperada a través de las defensas alemanas, para lo que utilizaron los denominados 'torpedos Bangalore', un dispositivo en el cual la carga explosiva es colocada al extremo de una larga pértiga extensible para acercarla al objetivo sin exponerse al fuego enemigo. Los mandos de la Armada estadounidense, que estaban asistiendo a la masacre desde los barcos, tomaron una decisión sin precedentes. Uno de los destructores, el USS Frankford, se acercó a 900 metros de la orilla, casi a punto de embarrancar, y abrió fuego contra las casamatas alemanas.

Oleaga y sus camaradas de la Compañía B «subieron una cuesta pronunciada y se encontraron con tropas alemanas fuertemente atrincheradas en sus búnkeres», según recogen los investigadores de Sancho de Beurko. Y a partir de ahí se perdieron sus recuerdos. En el 70º aniversario del Día D, Oleaga se lamentaba por el alto coste en vidas que supuso hacer retroceder a los alemanes. A sus ya 89 años optó, según confesó al canal de televisión estadounidense CBS, por bloquear el día en que vio morir a muchos de sus amigos.

Torpedos ‘Bangalore’

Pértigas con explosivo para despejar el terreno ante la amenaza de minas u otros obstáculos.

Se conectan unas a otras para extender el alcance

Pértiga con explosivo en el interior

Empalme

4 kg de TNT

Cabeza con munición de fragmentación opcional

Torpedos ‘Bangalore’

Pértigas con explosivo para despejar el terreno ante la amenaza de minas u otros obstáculos.

Se conectan unas a otras para extender el alcance

Pértiga con explosivo en el interior

Empalme

4 kg de TNT

Cabeza con munición de fragmentación opcional

Torpedos ‘Bangalore’

Pértigas con explosivo para despejar el terreno ante la amenaza de minas u otros obstáculos.

Se conectan unas a otras para extender el alcance

4 kg de TNT

Pértiga con explosivo en el interior

Empalme

Cabeza con munición de fragmentación opcional

Torpedos ‘Bangalore’

Pértigas con explosivo para despejar el terreno ante la amenaza de minas u otros obstáculos.

Se conectan unas a otras para extender el alcance

4 kg de TNT

Pértiga con explosivo en el interior

Empalme

Cabeza con munición de fragmentación opcional

En Omaha los aliados sufrieron unas 3.000 bajas. Se estima que en la 1ª División de Infantería 18 oficiales y 168 soldados murieron en el desembarco; 7 oficiales y 351 hombres se contaron como desaparecidos; 45 oficiales y 575 hombres resultaron heridos. La 29ª División de Infantería también sufrió numerosas bajas con 328 hombres muertos, 281 heridos y 134 desaparecidos en combate.

Julián Oleaga, cuyo hermano mayor Félix, nacido en Mundaka, desembarcó en Normandía un mes después del Día D, fue repatriado a EE UU en agosto de 1945. Trabajó hasta su jubilación en el Departamento de parques de Nueva York. Murió a los 93 años en 2018.

En pie en el centro, Julián Oleaga. Sentados frente a él, su padre y su hermano.

La 101 aerotransportada

Frank J. Solaegui

a 101 División Aerotransportada era una unidad paracaidista de asalto de élite del Ejército estadounidense creada en agosto de 1942. En sus filas se contaba el teniente Frank J. Solaegui, nacido en 1921 en Fallon (Nevada), hijo de los vizcaínos Sebastián Solaegui y Paula Mugartegui. Frank ya había trabajado como minero y camionero cuando entró como voluntario en el Ejército. Se hizo paracaidista. «Corría el año 1942», recordaría en 2004 para un estudio de la Universidad de Nevada.

«Mientras tuvieras buena salud, buena forma física, podías entrar en los paracaidistas, que pagaban cincuenta dólares más al mes que la infantería regular. Así fue como entré en los paracaidistas». Porque pagaban mejor. «Al principio sí, pero me gustó mucho». Así que se pasó la guerra saltando en paracaídas. «Sí. Así es la vida».

El teniente Frank J. Solaegui, miembro de la 101 División Aerotransportada.

El Día D la misión de la 101 era lanzarse en paracaídas detrás de las líneas alemanas y conquistar dos puntos claves. Por un lado, el pueblo de Sainte-Marie-du-Mont, situado en la retaguardia de la playa 'Utah', y por otro conquistar Carentan. Esta localidad se convirtió en clave en el desembarco. Según escribiría el general Eisenhower en sus memorias, «decidí cambiar inmediatamente el plan táctico para que todas las fuerzas americanas, el V y VII Cuerpos, se concentraran en enlazar las playas de desembarco en Carentan». Había que tomar la ciudad para que sirviese de punto de reunión para las tropas que habían desembarcado en 'Utah' y 'Omaha' y desde allí iniciar el camino hacia el interior de Francia. La zona se caracterizaba por las marismas que rodeaban los pueblos y dificultaban el avance, aparte de convertirse en trampas mortales para los paracaidistas que caían en ellas cargados con más de 40 kilos de equipo.

35 kg de equipo

Casco M1 (como el de infantería)

Guantes de piel amarilla

Mochila pequeña a la espalda con raciones de comida

Granada de mano

Chaleco salvavidas, pala, cantimplora, pistola, brújula, kit de primeros auxilios, bayoneta...

Fusil, carabina o subfusil

Botas específicas de 12 agujeros

30-35 kg de equipo

Casco M1 (como el de infantería)

Guantes de piel amarilla

Mochila pequeña a la espalda con raciones de comida

Granada de mano

Chaleco salvavidas, pala, cantimplora, pistola, brújula, kit de primeros auxilios, bayoneta...

Fusil, carabina o subfusil

Botas específicas de 12 agujeros

30-35 kg de equipo

Casco M1 (como el de infantería)

Guantes de piel amarilla

El correaje del caso se desechaba tras tomar tierra

Mochila pequeña a la espalda con raciones de comida

Granada de mano

Una de las armas largas de dotación: fusil M1 Garand, carabina M1, subfusil Thompson o M3

Chaleco salvavidas, pala, cantimplora, pistola, brújula, kit de primeros auxilios, bayoneta...

Botas específicas de 12 agujeros

Pernera por dentro de la bota (para que se vea la bota exclusiva; solo “podía” hacerse tras superar el curso de paracaidismo)

30-35 kg de equipo

Casco M1 (como el de infantería)

Guantes de piel amarilla

El correaje del caso se desechaba tras tomar tierra

Mochila pequeña a la espalda con raciones de comida

Granada de mano

Una de las armas largas de dotación: fusil M1 Garand, carabina M1, subfusil Thompson o M3

Chaleco salvavidas, pala, cantimplora, pistola, brújula, kit de primeros auxilios, bayoneta...

Botas específicas de 12 agujeros

Pernera por dentro de la bota (para que se vea la bota exclusiva; solo “podía” hacerse tras superar el curso de paracaidismo)

La batalla por Carentan fue sangrienta. Aunque los bombardeos habían destruido las vías férreas para que los alemanes no pudieran recibir refuerzos, cuando los paracaidistas de la 101 llegaron todavía estaba activa una fuerte resistencia alemana. Hasta el 10 de junio no se pudo conquistar el pueblo, tras un violento cuerpo a cuerpo con las tropas ocupantes, que se mantenían fuertes en las inmediaciones de la ciudad. En ese momento se produjo la conocida como 'carga de Cole', en la que el coronel de la 101 Robert Cole ordenó a sus soldados que calaran las bayonetas en sus rifles y asaltaran las posiciones alemanas como si de una batalla de la I Guerra Mundial se tratase.

Lápida del soldado Lucio Sauquillo, fallecido el 13 de junio de 1944 a los 21 años de edad.

Solaegui saltó con su división en el Día D, pero no se sabe más de su papel en aquella acción. Después, combatiría en Bélgica. En la batalla de Las Árdenas estuvo en el cerco de Bastogne y al comienzo de 1945 ascendió a teniente. Tras la guerra se dedicó a la minería. Trabajó para el emplazamiento de pruebas nucleares de Nevada y participaría en el rescate de los 91 mineros que se asfixiaron en el incendio de la mina Sunshine (Kellog, Idaho) en 1972. Falleció en el año 2009.

La tumba de Lucio Sauquillo es la única que se encuentra en los lugares de memoria levantados en Normandía en recuerdo a los héroes del desembarco. Su lápida está siutada en Hermanville, un cementerio dedicado a los británicos que fallecieron en la liberación de Francia y en la que permanecen 1003 tumbas.

Diseño web, desarrollo visual e infografías: Anartz Madariaga y Gonzalo de las Heras.

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