La Iglesia vizcaína identifica a tres sacerdotes autores de abusos desde 1950

«En 2017, a instancias del obispo Mario Iceta, la Diócesis de Bilbao publicó el Manual de Buenas Prácticas en la Prevención de Abuso Sexual contra Personas Menores de Edad y cumpliendo los requerimientos legales, se comenzó a solicitar los certificados de penales a las personas que trabajan con niños y adolescentes». En ese contexto –añade la nota– se inició una investigación interna para conocer si constaba algún caso de abuso cometido por sacerdotes desde la creación de la Diócesis de Bilbao, el año 1950, periodo en el que unos 1.600 sacerdotes han ejercido su ministerio.

«Tras comprobar que en los archivos de la Curia no constaba ninguna denuncia contra sacerdotes diocesanos referidas a abusos a menores», se preguntó sobre la cuestión a varios curas que habían tenido responsabilidades de gobierno en la Diócesis en épocas anteriores. «Como resultado de esta investigación, se identificó a tres sacerdotes, todos ellos fallecidos, que habían realizado tocamientos».

Desde La Diócesis de Bilbao insisten en que mantendrán una «política de transparencia con la sociedad» en lo relativo a estas cuestiones. También reiteran su condena a cualquier comportamiento contra la libertad sexual de las personas y su disponibilidad para colaborar con las autoridades civiles en todo momento, acompañando además a las personas afectadas y sus familias y poniendo a su disposición la ayuda de los profesionales de Lagungo.

Uno de esos tres casos se ha dado a conocer este jueves y alude a la persona de Manuel Estomba, director espiritual del seminario de Derio, muerto hace ya años y al que sus alumnos llamaban «el guardián de nuestra conciencia y espiritualidad». Lo ha revelado la revista Argia citando a Juan Mari Arregi, antiguo seminarista que se refiere a estos abusos como «algo que sufrimos todos o casi todos», en referencia a supuestas clases de higiene genital que impartía el sacerdote.

«Ahora lo tomaríamos como pederastia. Con la excusa de la necesidad de higiene del aparato genital, nos explicaba cómo necesitábamos limpiar el pene y para ello nos colocaba a la izquierda de su asiento, discutiendo la pureza de los pantalones, tirando del pene y tocándonos», relata la publicación. «Al mismo tiempo, abrazaba su brazo izquierdo y apretaba su mejilla contra la nuestra ... ¡Nos decía que no se lo dijéramos a nadie! Y, en verdad, nos hemos estado escondiendo muchos años, como todos los demás». El artículo recoge testimonios de varios alumnos de Estomba, que finalmente fue enviado a misiones y acabó sus días en el Santuario de Urkiola. «Si abusó de nosotros en Derio, pudo hacer lo mismo en Ecuador y Venezuela», donde estuvo destinado, deslizan las mismas fuentes.

El artículo también recoge las conclusiones de una encuesta elaborada por la Fundación Astintze 53-70, de carácter humanista y creada a iniciativa de antiguos alumnos. «Un sacerdote me bajó los pantalones varias veces para explicar cómo limpiar el pene. Sé que lo estaba haciendo con otros compañeros de clase, porque hemos hablado con ellos desde entonces. Tenía entre 12 y 14 años», «el padre espiritual era un hombre varonil y nosotros hijos inocentes», «un 'padre espiritual' calculó con celo el 'ángulo de lujuria' de lo que aparecía cuando cruzamos nuestras piernas», son algunas de las revelaciones recogidas