Enamoramiento y amor. Una pareja y su hija pasean por San Sebastián. En detalle, la imagen de Luisa María Linares.

Luisa Marí Linares | El amor ya no es lo que era, ¿o sí?

'El arte de vivir' ·

. Ya nadie lee a Luisa María Linares, escritora de 'novela rosa', un término que ella denostaba. Ahora vemos el filme 'Olvídate de mí' El enamoramiento es enajenación transitoria y, ¿qué pasa después?

Cristina Turrau

San Sebastián

Sábado, 19 de febrero 2022, 08:39

Cuando llega el día de San Valentín –el lunes pasado lo celebramos–, pude ver gracias a Movistar mi comedia romántica favorita, 'Olvídate de mí'. En inglés lleva por título 'Eternal Sunshine of the Spotless Mind' (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos), un verso del poema que el británico Alexander Pope  (1688-1744) dedicó a Eloisa y Abelardo y su amor prohibido en la Edad Media. La película está protagonizada por Kate Winslet y Jim Carrey, con guión de Charlie Kaufman y dirigida por Michel Gondry. Hubo un tiempo en que me tumbaba en el sofá después de comer y, arrullada por la música del filme y las escenas del invierno en la playa de Montauk, cerca de Nueva York, o del helado río Charles, dormía una benefactora siesta de varios minutos. Buscaba el efecto del sueño porque la película ya la había visto muchas veces. Pero siempre 'rebobinaba'. No quería perder ninguna escena de este mágico filme.

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Los detalles importan. En la película 'Amantes', de Vicente Aranda, cuando Victoria Abril abre la puerta de su casa al joven Jorge Sanz, es Navidad y está comiendo un polvorón –o así–. Impactada por el muchacho se limpia los dientes con la lengua con la vista fija en él. Es una escena cotidiana, con un gesto que no favorecería a nadie, pero, marca, sin embargo, el inicio de un amor.

En 'Olvídate de mí', los seguidores recordamos a la Winslet que saluda con sus manoplas, extrovertida, al desconocido en la estación de tren de Montauk. También a la que echa licor de su petaca en el café frente al chico que será su novio. O a la que rebusca, enfurruñada, ya en el tren, el cacao para los labios en su bolso. Son también las escenas del amor. ¿Por qué los pequeños gestos quedan más en la memoria que las grandes escenas de pasión?

Kate Winslet (Clementine) y Jim Carrey (Joel), en el helado río Charles de 'Olvídate de mí'.

Clementine-Winslet vuela libre en la película de Gondry, mientras que el apocado Joel-Carrey se deja querer, aunque reconoce la oportunidad. La chica que fabrica muñecos con patatas –las vemos cuando Joel sube a su piso el día que se conocen, víspera de San Valentín. Está preparando dos cócteles y les da vueltas con el dedo, otro detalle para recordar.

- Dos 'ruinas azules' –así se llama el bebedizo– harán que toda la parte de la seducción sea menos repugnante -le dice al horrorizado Joel-.

- Jajajajaja, era una broma -añade-.

Y hay más frases románticas. Porque el romanticismo de hoy es otra cosa. Hemos visto muchas películas. Pero cuando uno está inspirado, todo encaja.

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Hemos empezado por una película romántica y dejamos para el final a una autora de historias de amor, hoy olvidada. Es Luisa María Linares –en la foto–, hermana de la novelista Concha Linares Becerra e hija del dramaturgo Luis Linares Becerra. Según se cuenta el catálogo de la Real Academia de la Historia (de él es la foto que acompaña a este texto), se enamoró a los quince años de un oficial de la Marina, Antonio Carbó y Ortiz-Repiso (alférez de navío), con el que se casó en septiembre de 1933, con 18 años. El matrimonio duró tres años. Él murió en el arranque de la Guerra Civil, «asesinado en el destructor Almirante Valdés por los auxiliares, clases y marineros de dicho barco el día 14 de agosto de 1936, cuando contaba con 27 años», se relata en el texto de la citada entidad. Del matrimonio habían nacido dos hijas y la autora, que no volvió a casarse, según cuenta el catálogo de autores, empezó a escribir enseguida sus novelas románticas llenas de humor y 'empoderamiento' femenino. Y eran otros tiempos. A Luisa María Linares el amor –stricto sensu– le duró 3 años y le dio para más de 30 novelas y ningún rencor. Por cierto, detestaba el término 'novela rosa'. «Si mis novelas son rosas, todo el cine americano de hace 15 años lo es», sentenciaba.

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