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Sentada de jóvenes en protesta por la agresión en Amorebieta. J.I. PÉREZ
Amorebieta

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La violencia grupal es inexplicable y gratuita, fruto de su banalización

Domingo, 15 de agosto 2021, 09:52

Los tristes casos de Samuel y Alex han revivido el fenómeno del pandillismo juvenil de los 80, con algunas diferencias. Aquellos delincuentes buscaban conseguir algo material, como droga, dinero u objetos de valor. Hoy, la violencia es inexplicable y gratuita, fruto de su banalización. Salen ... de caza, buscan una víctima propiciatoria, la deshumanizan y agreden hasta la muerte. Las causas son múltiples, como hogar desestructurado, historial de abusos, educación laxa y sin límites, baja tolerancia a la frustración y acceso fácil a demostraciones de violencia extrema con recompensa inmediata. Parecen no discernir entre ficción y realidad. Los desencadenantes son los habituales: noche, drogas, frustración vital y odio irracional que los transforman en monstruos ante la excusa más nimia. Sin olvidar el efecto potenciador y protector del grupo, algo que ya observó la primatóloga Jane Goodall en sus estudios con chimpancés en la selva de Gombe (Tanzania). Goodall se ganó la confianza de los primates. Se crearon grupos que mantuvieron una relación cordial durante años. Pero una serie de hechos cambiaron drásticamente el entorno: más investigadores, escasez de alimentos, tala de árboles y dos epidemias. Entonces, los chimpancés se volvieron agresivos y crueles, atacaron a la propia Goodall y mataron a una niña. Todos los ataques fueron protagonizados por jóvenes machos con un macho alfa a la cabeza. Y es que la violencia es 'cosa de hombres' (un varón tiene muchas más posibilidades de estar involucrado en actos violentos que una mujer de su edad y el 90% de los reclusos son varones) y de jóvenes de corteza prefrontal inmadura. Esta región cerebral, que rige el autocontrol y modula la actividad de los circuitos emocionales, en especial de la amígdala, epicentro de la agresividad, se desarrolla plenamente hacia los 25 años. El alcohol, catalizador de peleas, deprime su actividad. Por último, la violencia se imita a través del sistema de neuronas espejo. La imitación es un mecanismo relevante para la transmisión de la cultura y la evolución humana y es la base de la empatía, una cualidad altamente deseable. Sin embargo, el mismo sistema se activa al imitar malas conductas y explica la contagiosidad de la violencia grupal, el seguidismo fanático y la admiración de los jóvenes por las gestas deplorables de sus ídolos mayores. Su actividad también está bajo control prefrontal.

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