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Arriba, efectivos de la Policía Nacional durante uno de los registros en el chalé de Turiso, donde se produjo el asesinato. A la izquierda, Ana Belén. Contaba 45 años cuando su ex la asesinó a martillazos. Ella había iniciado los trámites de divorcio. A la derecha, Agustín, el asesino confeso. Las policías nacionales le detuvieron en su puesto de trabajo en Mercedes. / AVELINO GÓMEZ Y E. C.

Arranca el juicio por el asesinato de una vitoriana por su expareja

El asesino aguarda una condena mínima de 15 años. Como confesó, la vista servirá para marcar la pena. El máximo serán 25 años

Domingo, 29 de noviembre 2020, 11:21

Agustín H. B. está condenado antes de que ocupe su asiento en la Audiencia Provincial de Álava. No se discutirá en este juicio con jurado que arranca mañana si mató o no a su expareja, Ana Belén, en su casa familiar de Turiso, en el ... municipio alavés de Lantarón. Agustín ya confesó los hechos a la Policía Nacional, que le detuvo en su puesto de trabajo en Mercedes. También 'cantó' a la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer. Lo que se deliberará a partir de mañana, y por espacio de cinco jornadas, son los años de castigo que recibirá por este «asesinato con alevosía» cometido el 3 de octubre de 2017.

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Coincidentes en los cargos, donde difieren las peticiones de las partes personadas es en los agravantes y atenuantes. Las acusaciones –Fiscalía, acusación particular ejercida por las hermanas de la víctima, acusación popular en manos de la asociación Clara Campoamor y el Consejo del Menor en nombre del hijo pequeño del matrimonio– reclamarán el máximo permitido por el Código Penal. Es decir, 25 años. La defensa se colocará en el otro extremo de la balanza. Abogará por el mínimo a su cliente. 15 años.

Entre mañana y el viernes, los 9 miembros del jurado, oirán cómo Agustín mató a martillazos a Ana Belén. Doce le propinó en la cabeza, según la autopsia. El primero llegó cuando ella se encontraba de espaldas. Indefensa. De ahí el agravante de «alevosía» admitido por todas las partes.

Aquella mañana del 3 de octubre de 2017, Agustín limpió a conciencia la cocina, donde tuvo lugar el crimen. Cogió el coche familiar, cargó el cuerpo inerte de Ana Belén y lo aparcó en una calle de Miranda de Ebro. Al poco, una paseante se percató de que había un cadáver en un vehículo. La noticia corrió como la pólvora en la localidad, donde desde hacía semanas existía miedo por un desconocido que atacaba a mujeres con un martillo. Se cree que era Agustín preparándose una coartada. Esa causa se investiga en Burgos con este alavés como único imputado.

Agustín y Ana Belén se conocieron en 1988. Se casaron en el 96 y se desenamoraron en 2017. Al menos ella, que había iniciado los trámites se separación y se había ilusionado de nuevo con un vecino de Turiso.

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El matrimonio tenía dos hijos en común. La mayor –ya adulta– se personó en la causa judicial como acusación particular, pero acabó por retirarse. Los dos huérfanos visitan regularmente a su padre en el centro penitenciario de Álava, donde él pasa muchas horas en el taller. También ejerce de preso de confianza. «Es un interno modélico», deslizan fuentes internas de Zaballa.

¿Por qué la atacó aquella mañana? Responde José Miguel Fernández 'Fote', abogado de Clara Campoamor. «Este asesinato contiene lo peor posible de la violencia de género. El perfil del agresor se da al 100%, La mató porque ella quería divorciarse y porque la consideraba suya. Queremos una sentencia ejemplar».

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A la alevosía, las acusaciones creen que hay que cargarle «ensañamiento» –por los doce martillazos– y también «la comisión de delito por razones de género».

Pepe Ojea representará a Agustín en la sala principal de la Audiencia Provincial de Álava. «Admitimos que hay alevosía porque la víctima no pudo defenderse. Pero no hay ensañamiento porque el informe forense dice que quedó inconsciente o semiconsciente al primer golpe».

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