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En busca de un turismo sostenible

En busca de un turismo sostenible

El auge de este sector ha obligado a algunos destinos a tomar medidas para luchar contra la masificación y la proliferación de pisos turísticos, aunque sin excesivo éxito

Bruno Parcero y Amaia Oficialdegui

San Sebastián

Domingo, 7 de julio 2024, 00:12

La globalización, el crecimiento económico de las clases medias y el cambio de mentalidad que ha experimentado gran parte de la población tras la pandemia han convertido al turismo en una actividad de masas que, igual que genera un enorme impacto económico en los principales países receptores, provoca tensiones en la convivencia en aquellos destinos más masificados donde los precios de la vivienda también se están disparando, lo que ha hecho que muchos lugares hayan comenzado a adoptar medidas no solo para regular y ordenar esta actividad, sino para tratar de rebajar la presión turística que en algunos lugares está llevando a la población local a salir a la calle para reclamar un mayor control de esta industria que desemboque en un turismo más sostenible.

Pero, ¿se puede frenar el turismo? ¿Interesa hacerlo? Solo en Gipuzkoa el turismo supuso el 7,1% del PIB en 2022 tras dejar ese año 2.016 millones de euros, según datos del Eustat. En España esta industria está previsto que suponga en 2024 el 13,8% del PIB, con un valor económico de 200.000 millones de euros. Su impacto en la tasa de paro es tal que en el primer trimestre este sector creó el 24,8% del empleo y solo en mayo generó 77.000 nuevos trabajos.

No solo se han recuperado las cifras prepandemia, sino que este año las previsiones apuntan a que se batirán todos los registros debido a la recuperación del poder adquisitivo de los hogares europeos en un contexto de descenso de la inflación, al avance de la economía europea y a la percepción de mayor seguridad que ofrece España en un escenario de elevada inestabilidad geopolítica en el este del Mediterráneo.

Gipuzkoa no es ajena a ese crecimiento y, según datos del Observatorio Turístico de la Diputación Foral, en mayo se produjeron 165.643 entradas, un 9,3% más que el pasado año y prácticamente 40.000 entradas más que en 2019, último año antes de la pandemia, mientras que las pernoctaciones (345.656) han aumentado un 11,7% respecto al pasado año.

Ciudades masificadas cercanas

Donostia

10,9 %

crecen las plazas de vivienda de uso turístico en 2024

Barcelona

140

El número de asociaciones que se citaron en Barcelona el 6 de julio para denunciar la masificación turistica

Baleares

350

millones recaudó el Gobierno de Baleares con la tasa turística

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Baleares

350

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140

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millones recaudó el Gobierno de Baleares con la tasa turística

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Ciudades masificadas cercanas

El número de asociaciones que se citaron en Barcelona el 6 de julio para denunciar la masificación turistica

10,9 %

crecen las plazas de vivienda de uso turístico en 2024

Barcelona

350

millones recaudó el Gobierno de Baleares con la tasa turística

Donostia

Baleares

En el mundo, el Consejo Mundial de Viajes y Turismo prevé que 142 de los 185 países analizados superarán este año los volúmenes de turistas y gasto previo a la pandemia. Un caramelo demasiado dulce para muchos.

Los pisos turísticos

Convertirse en un destino atractivo atrae turistas y para acogerlos se necesita de una potente industria hotelera. Y es en este contexto donde en los últimos años ha ido creciendo de manera exponencial una oferta de pisos turísticos que suponen un excelente negocio para sus propietarios, que reciben más ingresos que por un alquiler estable y tienen más seguridad al reducirse el riesgo de impagos. Sin embargo, la falta de regulación de esta actividad ha provocado un descontrol y una saturación en determinadas zonas que ha desembocado en una notable reducción de viviendas en alquiler regular y en unos precios excesivamente elevados que impiden a la población local desarrollar un proyecto de vida en sus ciudades de las que, literalmente, se ven expulsados.

La situación se ha vuelto complicada en lugares como Barcelona, Canarias, Baleares, Málaga, Sevilla, Madrid o San Sebastián en un fenómeno global que también afecta a grandes urbes como Nueva York, Ámsterdam, Venecia, Florencia, Tokio o París. De ahí que el cerco contra la proliferación de viviendas para uso turístico se haya expandido por todo el mundo con medidas restrictivas que en la gran mayoría de los casos no han sido efectivas o apenas han reducido la presión turística sobre su población. En esta línea el Gobierno español anunció esta semana que va a dar poder a las comunidades de vecinos para que veten la implantación de pisos turísticos en sus edificios.

Hasta ahora las trabas para tratar de frenar el alquiler turístico de viviendas particulares se ha centrado principalmente en poner un tope al número de días que se puede alquilar el inmueble o, como en el caso de Euskadi, en la obligación de contar con una licencia oficial que permite a las instituciones tener un control y limitar la expansión de este tipo de actividad.

No obstante, y dado que en muchos lugares estas medidas han sido insuficientes, algunas ciudades como Nueva York o Florencia y países como Portugal o Japón han optado por cortar directamente la concesión de nuevas licencias, mientras que el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, anunció el pasado 21 de junio su intención de no renovar en 2028 ninguna de las 10.101 que hay a día de hoy en la ciudad.

Ciudades masificadas del mundo

Amsterdam

20,7

millones de pernoctaciones hoteleras en 2023

Venecia

5

euros a los que no pernocten en Venecia

Nueva York

86,6 %

de ocupación hotelera en NY tras la prohibición de Airbnb

Tokio

25,1

millones de visitantes recibió Japón en 2023

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25,1

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20,7

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millones de visitantes recibió Japón en 2023

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20,7

millones de pernoctaciones hoteleras en 2023

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86,6 %

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Tokio

25,1

millones de visitantes recibió Japón en 2023

Venecia

5

euros a los que no pernocten en Venecia

Algunas de estas medidas han conseguido limitar el crecimiento de este tipo de inmuebles en varias zonas, lo que no ha impedido que España aumentara en el último año en un 9% el número de viviendas de uso turístico disponibles hasta superar las 340.000, la cifra más elevada de la que se tienen registros y que supone el 1,28% del parque mobiliario.

En Gipuzkoa, la moratoria para la concesión de nuevas licencias de hoteles, pisos turísticos y otros alojamientos que entró en vigor en Donostia en marzo de 2023 ha provocado una reducción drástica de las altas de nuevas viviendas turísticas y el repunte de aperturas en el resto del territorio.

En lo que va de año, el registro de empresas y actividades turísticas de Euskadi (Reate) ha contabilizado 100 nuevas viviendas turísticas en Gipuzkoa, 30 de ellas en San Sebastián, primera ciudad del Estado en regular en 2018 el régimen de implantación de las viviendas para uso turístico como un uso urbanístico específico y distinto a la residencia permanente. Zarautz, con 23 plazas; Irun, con 7 y Errenteria, con 5 son las otras localidades que han ofertado más plazas este año para alcanzar las 2.183 inmuebles en el territorio, 73 menos que en 2023.

Pero las medidas para evitar la masificación no afectan únicamente a los pisos turísticos y son tan variadas como mayoritariamente ineficaces. Baleares o Venecia tienen limitado los cruceros que pueden atracar en sus puertos; Cataluña ha limitado la apertura de hoteles en el centro de Barcelona; Donostia ha decidido restringir a 25 los grupos organizados de turistas; y José Luis Sanz, alcalde de Sevilla, ha propuesto cerrar la plaza de España, uno de los puntos más visitados de la ciudad, y cobrar entrada.

Nada parece frenar la pulsión viajera de la población mundial.

Protestas y plataformas vecinales contra el turismo

La situación se ha tornado en insostenible en algunas localidades que se han echado a la calle para protestar por la escasez de vivienda y las consecuencias de la masificación turística. Albaicín, en Granada; Caló des Moro, Menorca e Ibiza, en Baleares; Canarias o Málaga han sido algunas localidades que han dicho basta. Y paralelamente han ido surgiendo también plataformas vecinales como 'Sevilla se muere', 'Cádiz resiste' o 'Albayzín habitable'.

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