Miércoles, 26 de octubre 2022
Estamos ya en pleno otoño así que toca de nuevo cambiar la hora. Esta madrugada deberemos modificar los relojes, al menos los que no lo hagan automáticamente. Pero la pregunta más repetida estos días es, ¿toca atrasar o adelantar la hora? El caso es que ... con la llegada del otoño y la vuelta a las rutinas tras las vacaciones del verano y el regreso al cole viene también vuelve el cambio de hora.
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Como cada otoño, volvemos al horario invernal así que lo que hay que hacer es retrasar el reloj de forma que a las 3 de la madrugada volverán a ser las 2. Es decir, tendremos una hora más para dormir si nuestra opción es acostarnos y levantarnos a la misma hora que la jornada anterior.
Cada último domingo de octubre desde los años cuarenta del siglo pasado, en toda Europa se retrasan los relojes como medida de ahorro energético. En todo caso esta costumbre ya tan arraigada podría tener los años contados ya que hay voces autorizadas que señalan que hay mejores soluciones para que el consumidor y las empresas ahorren en electricidad en pleno siglo XXI. Hay argumentos tanto en contra como a favor de seguir cambiando la hora dos veces al año, cada primavera y cada otoño.
Este nuevo huso horario, la hora legal adoptada en cada país, estará vigente hasta el último domingo del próximo mes de marzo, cuando dejaremos este horario de invierno y tocará adelantar los relojes de madrugada. El cambio de hora que ahora toca a los ciudadanos no supone un aumento de hora de luz -que son en España unas 10 en invierno y unas 14 en verano- pero sí modifica dicha hora oficial que dará la sensación de que los días son más cortos al anochecer antes.
El principal argumento a favor de esta medida es el ahorro en electricidad, algo más importante si cabe este año en el que el precio de la luz sigue en niveles muy altos. Se trata así de optimizar las horas de luz y permitir que los aparatos eléctricos y electrodomésticos puedan usarse menos tiempo. En todo caso los expertos matizan que es diferente en cada latitud, de forma que amanece y anochede a horas muy distintas en el este de la península que en el oeste, con una diferencia de hasta una hora en cada extremo.
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Sin embargo las críticas por el paso anual de un horario a otro siguen más vigentes que nunca. El cambio de hora surgió como herramienta para aprovechar mejor las horas de luz del día y así gastar menos electricidad. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDEA), el potencial de ahorro en iluminación fue el año pasado de unos 90 millones de euros en los hogares españoles, un ahorro de 6 euros por hogar. A juzgar por los informes de los expertos, a ello se le sumaron otros 210 millones de euros que se ahorraron los edificios terciarios y la industria.
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Este cambio de hora comenzó a generalizarse en la década de los 70 tras la primera crisis del petróleo y se aplicó como directiva por primera vez en 1981 con una duración de cuatro años. Sin embargo, en 2001, el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo aprobaron la Directiva 2000/84/CE con la que se aplica el cambio horario dos veces al año de manera indefinida.
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Al menos hasta este momento ya que en 2018 la Comisión Europea estudió en profundidad los cambios de hora. Entonces no hubo consenso para alterar o dejar de utilizarlos, algo en lo que influyó que la atención se centró en tratar de luchar contra la pandemia del Covid-19.
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