
L. G.
Martes, 26 de noviembre 2024, 08:38
Un carnicero ha alertado a través de un vídeo de un hueso que se encuentra en la pechuga de pollo que podría ser mortal para los perros. Con un estilo directo y un toque de humor, el especialista, conocido en redes como el carnicerotiktoker, explica cómo este pequeño hueso, que él llama «el huesito mataperros», puede astillarse con facilidad y clavarse en la garganta de las mascotas, causando graves complicaciones. Con un tono cercano, el carnicero alerta sobre un hueso que se encuentra en el pollo que es «astilla pura, es una aguja literal».
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«Hoy te enseño el hueso más peligroso para tu perro» comienza diciendo mientras manipula una pechuga de pollo. «Ojito a esto, a lo mejor no lo sabías. Aquí tenemos una pechuguita de pollo… Y mira, ahí está, el huesito mataperros». Este pequeño hueso, que se encuentra cerca del esternón de la pechuga, es especialmente problemático porque, según el carnicero, es «astilla pura, es una aguja literal».
El carnicero enfatiza lo peligros que puede resultar este hueso, ya que puede clavarse en la garganta de las mascotas, algo que puede resultar fatal: «Ojito, chavales, porque esto se le clava en la garganta al perro y se os acabó.» Además, sugiere que quienes tengan amigos cazadores o aficionados a cocinar para sus perros se informen sobre cómo manejar este tipo de huesos.
En cuanto si es bueno o no dar huesos a los perros, lo cierto es que hay diversidad de opiniones dependiendo del tamaño del hueso y del tipo de perro. Los veterinarios suelen ser cautelosos y tienden a recomendar evitar los huesos en general, especialmente si son cocidos o pequeños. Si se decide dar huesos a la mascota, siempre tienen que ser crudos y lo suficientemente grandes como para que el perro no pueda tragarlos enteros; además el animal siempre tiene que estar bajo supervisión.
Astillamiento y lesiones internas: Los huesos cocidos, como los de pollo, se astillan fácilmente y pueden causar cortes en la boca, garganta o tracto digestivo, e incluso perforaciones graves. Huesos pequeños y puntiagudos, como los de aves (costillas o esternón), son especialmente peligrosos.
Asfixia: Si el hueso es demasiado pequeño, el perro podría intentar tragárselo entero, bloqueando las vías respiratorias.
Problemas digestivos: Fragmentos pequeños de huesos pueden causar obstrucciones en el intestino o estreñimiento severo.
Contaminación bacteriana: Los huesos crudos pueden albergar bacterias como Salmonella o E. coli, que son peligrosas tanto para el perro como para los humanos que manipulan los huesos.
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