Secciones
Servicios
Destacamos
Nada más entrar a su casa de Sucre (Bolivia), Klaus Pedro Schütt me señaló una gran roca granulosa en el vestíbulo. «¿Sabe lo que es esto?». «Ni idea». «Un coprolito». Vaya: era un excremento fosilizado de dinosaurio, del tamaño de la Igeldoko Harria, y yo ... ya nunca he olvidado a aquel señor largo, flaco y risueño que recibía a las visitas acariciando una enorme boñiga cretácica. El paleontólogo aficionado Schütt ha muerto a los 68 años.
En 1994 descubrió uno de los escenarios más fascinantes del planeta. Durante una excursión con amigos, apreció unos huecos regulares a lo largo de una pared de kilómetro y medio en la cantera de Cal Orck'o. Cuando llamó a varios museos para decir que había encontrado mil huellas de dinosaurio, se lo tomaron a chufla: hasta entonces el mayor yacimiento del mundo reunía doscientas. Schütt sacó fotos y las mandó a paleontólogos expertos, que alucinaron y volaron a Sucre. Allí contaron más de diez mil huellas, pertenecientes a cientos de individuos de todas las especies sudamericanas conocidas, incluido un paseo de 581 metros de un tiranosaurio al que llamaron Johnny Walker. Es la escena más detallada de la sociedad de los dinosaurios, una extraordinaria fuente de información sobre su vida, y se la debemos a Schütt. «Mis hijas me pedían libros divulgativos, porque les apasionaba el tema, y yo aprendí mucho con aquellas ilustraciones», decía Schütt, «así que en realidad se lo debemos a ellas».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La artista argentina Emilia, cabeza de cartel del Música en Grande
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.