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La profesora de Derecho de la UPV/EHU Idoia Landa es la directora del 'Primer encuentro de jóvenes investigadores: nuevos retos del derecho digital', organizado por la universidad vasca. El encuentro, en el que se trataron temas como la protección de los datos de la ... persona fallecida, pretende unir a los jóvenes investigadores cuyo ámbito de estudio sea la aplicación de las nuevas tecnologías al derecho.
– ¿Somos una fábrica de producción de datos?
– Sí. Debido a la evolución tecnológica que hemos sufrido y estamos sufriendo en los últimos años, hemos cambiado nuestra forma de comunicarnos, de consumir, de vivir y hasta de trabajar, y detrás de todo ello están los datos personales. Muchas veces no somos conscientes de la repercusión de todo lo que estamos cediendo, porque al fin y al cabo somos un producto.
– ¿Estos datos se quedan en internet cuando morimos?
– Un simple caso sería el ámbito de las redes sociales, lo que ocurre con las cuentas que hemos creado, pero también está la cuenta de Spotify o la de Amazon.
– ¿Internet está lleno de difuntos, de cuentas de gente que ha muerto?
– Totalmente. Existe la posibilidad de que los parientes de los fallecidos decidan qué quieren hacer con esas cuentas, si quieren dejarlas como una especie de homenaje. En ellas no se pueden hacer comentarios, se dejan como una especie de altar digital, lo que pasa es que la ciudadanía no tiene mucha conciencia de que existe esa posibilidad.
– Decía usted que ha cambiado nuestra forma de consumir.
– Hoy en día consumimos por plataformas digitales. Una de las preguntas que surgen en este ámbito es qué pasa cuando compramos un producto defectuoso mediante, y recalco mediante, porque cuando compramos por Amazon hay dos vertientes, una es la marca Amazon y otra es la plataforma como distribuidora de productos. Si yo me he comprado un producto en mal estado, y cuando digo mal estado no es solamente que la batería no funciona bien, sino que se ha sobrecalentado y me ha producido quemaduras. ¿Quién se hace responsable de esto?
– ¿Quién?
– Hay cuestiones que aún están por responder. ¿Cómo nos ponemos en contacto con la empresa que ha fabricado esa batería? Igual es de Tailandia. ¿Como usuarios vamos a ir a Tailandia a interponer una demanda? ¿Si ni tan siquiera sabemos quién es el fabricante, Amazon no tiene ninguna responsabilidad?
– Cuando voy a una consulta médica, el médico o la enfermera le da a una tecla y en la pantalla sale mi historial clínico. Parece inquietantemente fácil. ¿Están bien protegidos nuestros datos?
– Tenemos el derecho de acceso, rectificación y supresión como titulares de los datos, pero no se nos notifica quién accede a nuestro historial clínico. Si no se nos notifica, ¿cómo vamos a poder ir en contra de ese acceso? ¿Cuántos accesos indebidos ha habido en la época del Covid, de una amiga que es enfermera y nos dice no te preocupes que voy a acceder a tu historial clínico para saber si has dado positivo? Se supone que todo eso tiene que estar controlado en el sentido de que no todos los médicos o enfermeras deben tener acceso, de que tiene que haber capas de acceso, pero ¿qué pasa con las guardias? Con un servidor y una contraseña accede cualquiera.
– ¿Las leyes de protección de datos van a remolque de la inteligencia artificial?
– El derecho va a dar respuesta a la sociedad del momento, pero siempre va por detrás y mucho más cuando hablamos de derecho tecnológico. Evidentemente sí que vamos por detrás de la inteligencia artificial. Una vez que se crean todas estas leyes, vemos en la práctica la problemática de la aplicación de estas normas.
– ¿Hay herramientas suficientes para mantener la privacidad de nuestros datos ante la inteligencia artificial?
– Yo diría que no. Quiero ser positiva, pero hay mucho que hacer y, sobre todo, hay que insistir en una conciencia social de la repercusión de la inteligencia artificial.
– ¿De qué tenemos que concienciarnos?
– Sobre lo que cedemos y lo que estamos compartiendo. Se necesitan años. Mi ámbito también es el 'sharenting', lo que hacen estos instamamis e instapapis que comparten información de sus hijos. No sé si son conscientes de la repercusión de lo que hacen.
– ¿Son niños que están expuestos al mundo ya desde antes de nacer?
– Entiendo que como padre quieras alardear de hijo, de lo gracioso y mono que es, pero no somos conscientes de que como personas adquirimos la personalidad cuando nacemos. En ese momento adquirimos una serie de derechos entre los que se encuentra el de la protección de datos personales, pero es que ya antes del nacimiento se están compartiendo ecografías 3D, se están revelando los sexos y con todo esto se está haciendo un show y un dinero. No nos olvidemos de esto, hay unos contratos con marcas y el producto es el niño.
– Y eso antes de nacer.
– Y luego se publica el parto, cuando tiene una rabieta, cuando le han dado el boletín de las notas, se ha roto un brazo y está en el hospital... ¿Hasta qué punto vamos a llegar, dónde quedan los derechos al honor, a la intimidad, a la propia imagen y el derecho a la protección de datos personales de estos niños? Los padres no son los dueños de esos derechos.
– ¿Es como si su vida no les perteneciera?
– No tienen ningún derecho de la personalidad, se les ha negado desde el nacimiento.
– ¿Se puede hacer algo para evitarlo?
– El Ministerio Fiscal tiene una obligación de control. De hecho, antes de crear la cuenta estos padres deberían notificarle qué actividad van a realizar. Esto es algo que no se hace.
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