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Manuel Vázquez, profesor de investigación Ad–Honorem del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid, ha sido elegido 'Distinguished Leceturer' para 2023 por la IEEE ... Magnetics Society, la asociación técnica sin ánimo de lucro de mayor relevancia a escala mundial en el campo del magnetismo en actividades de investigación e innovación, comunicación, publicaciones y educación. Durante este año dará cerca de 40 charlas en los cinco continentes. Una de ellas la ofreció el pasado miércoles en el Centro de Física de Materiales de la UPV/EHU. Habló de su trabajo con microhilos y nanohilos magnéticos.
– ¿Usted tiene imanes en el frigorífico?
– Sí. Los típicos de recuerdo de algunos sitios en los que he estado.
– ¿De niño jugaba con imanes?
– Todo el mundo ha jugado con ellos para ver cómo se atraen y repelen.
– Los que había dentro de las radios eran mucho más potentes.
– Esos ya no se fabrican ahora. Esos imanes tienen un núcleo de material magnético y un bobinado que es el que excita el material.
– ¿Se preguntaba por qué atraía aquello?
– Sí, claro.
– ¿Por qué investiga el magnetismo?
– La verdad es que llevo más de 40 años trabajando en él. La línea de mi investigación siempre han sido los hilos magnéticos.
– ¿Qué son?
– Son cilindros o tubos con un diámetro en el caso de los microhilos de unas cuantas micras. Con los nanohilos bajamos hasta 20 nanómetros de diámetro.
– Eso no se ve.
– No se ve y los micros incluso se ven con cierta dificultad. La longitud de los nanohilos es desde cien nanómetros hasta varias micras. Tanto los microhilos como los nanohilos los fabricamos en nuestro laboratorio del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid.
– ¿Cómo los fabrican?
– Con técnicas electroquímicas de solidificación ultrarrápida.
– ¿Qué está investigando ahora?
– Antes, rellenábamos membranas porosas con millones de nanohilos. En los últimos años hemos sido capaces de aislar nanohilos individuales.
– ¿Qué diámetro tienen esas membranas?
– Una pulgada, unos 2,5 centímetros. Cuando la llenamos de nanohilos vamos separándolos hasta que podemos coger uno para ver su comportamiento magnético. ¿Si aplicas un campo magnético, qué le pasa a ese nanohilos? Eso es lo que estamos haciendo en los últimos años.
– Supongo que para hacer eso se necesita tener mucha paciencia.
– Una cosa que me parece fundamental es que me lo he pasado muy bien todos estos años. Estoy disfrutando, hago lo que me gusta. He trabajado mucho pero tengo la sensación de estar pasándomelo bien casi todo el rato.
– ¿En lo nano nos aguardan muchas sorpresas?
– Creo que en lo nano todavía nos aguardan sorpresas porque no está controlado todo de forma absoluta. Yo espero que en los próximos años haya nuevos fenómenos, nuevos materiales y, lo que es muy importante, tendremos la capacidad de fabricar nuevos materiales de forma controlada con la composición y la geometría que tú quieras para determinar luego la respuesta magnética de las muestras que tú has fabricado.
– ¿En el futuro llegaremos a tener muchos nanohilos implantados dentro del cuerpo?
– No me extrañaría, y cuanto más pequeños mejor. Eso me recuerda uno de nuestros últimos trabajos para una empresa de Lituania que quiere medir la temperatura en el interior del cerebro para aplicaciones de implantes.
– ¿Eso cómo se hace?
– La cuestión era disponer microhilos muy pequeños en la piel o incluso incorporados entre la piel y el cráneo. Se les aplica un pequeño campo magnético muy local porque dependiendo de la temperatura a la que esté el microhilo la respuesta magnética es distinta. Es como un sensor de temperatura. Eso es muy importante para algunas aplicaciones avanzadas.
– ¿Qué futuro nos va a traer el nanomagnetismo?
– Un futuro muy positivo porque nos va a ayudar a comprender, a conocer más cosas y avanzar en el conocimiento. En cuestión de unos pocos años el conocimiento básico que ya existe se va a transmitir a la sociedad por medio de aplicaciones.
– ¿Qué nos espera?
– Los microhilos se van a utilizar esencialmente en sensores de campo magnético de temperatura y de tensión mecánica. En los satélites artificiales hay sensores muy pequeños para medir el campo magnético que tienen que pesar muy poco y por ahorro de energía. La principal aplicación de los microhilos son los elementos sensores en dispositivos de medida de campo magnético.
– ¿Y los nanohilos?
– Por su menor dimensión, si eres capaz de aislarlos puedes funcionalizarlos. Hay colegas que están trabajando en aplicaciones oncológicas con nanohilos. También podrán usarse en sistemas avanzados de grabación magnética tridimensional. La tecnología actual de grabación está basada en sistemas bidimensionales, son películas delgadas con multicapas, pero siempre en el plano. Con los nanohilos puedes ir a tres dimensiones colocándolos verticalmente. Ese es uno de los aspectos más prometedores en los próximos años.
– ¿Dentro de cien años habrá un niño que siga asombrándose con los imanes?
– Seguro, con imanes de dentro de cien años. A saber cómo serán.
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