Tres o cuatro veces al año la luna llena coincide con el perigeo, que es el momento en el que el satélite se acerca más a la Tierra, concretamente a tan solo 356.000 kilómetros. Esta noche se producirá uno de esos instantes y será ... el momento de levantar la vista al cielo para observar un fenómeno que se ha dado en llamar superluna. Habrá quien la vea más grande de lo habitual y más brillante, pero será pura ilusión. La superluna podrá ser romántica, hermosa, reluciente, plateada o melancólica, pero no es súper. Es una luna bastante normal.
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«El término superluna es un verdadero dislate que se ha puesto de moda en los últimos años», explica Javier Armentia, director del planetario de Pamplona. La palabra fue acuñada en 1979 por el astrólogo Richard Knoll, que afirmó que había encontrado un vínculo entre los desastres naturales y la luna gigante. Aseguraba que cuando estaba más cerca de nosotros se producían más terremotos, huracanes y erupciones volcánicas. «Vino a decir que para el año 1980 se iba a acabar el mundo, algo que no ocurrió, pero vendió mucho su libro, que es de lo que se trataba», dice Armentia.
Ajeno a tantos vaticinios incumplidos, a las 20.25 horas de mañana el satélite lucirá en todo su esplendor, no como cuando se produce el apogeo, que es el momento en el que se aleja más de la Tierra, a unos 406.000 kilómetros. Para poder observarlo bien, lo mejor será alejarse de los núcleos urbanos y de la contaminación lumínica, porque es cierto que la Luna será más grande de lo habitual, alrededor de un 10% más, pero es una diferencia que no se puede percibir a simple vista. «Si nuestro ojo fuera capaz de compararla con la de hace un mes podríamos ver que es un poco más grande, pero como nuestro ojo no es un instrumento de medida, a todos los efectos nadie puede ver una superluna, eso solo se puede comprobar con un micrómetro o comparándola con una foto, entonces veríamos que está un poquito más grande», asegura el director del planetario de Pamplona.
El hecho de que haya quien asegure que sí ha visto la superluna y que se nota la diferencia de tamaño obedece, señala Armentia, a «una profecía autocumplida». «Cuando en una noticia se anuncia que va a haber una superluna, esa noche sales a mirarla, la ves salir por el horizonte y al verla grande, porque siempre se ve grande cuando está cerca del horizonte, te parece enorme».
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La de esta noche es la primera del año y se llama Luna de Esturión porque agosto es el mes en el que más ejemplares de este pez se pueden ver en los Grandes Lagos y en el Lago Champlain, en Estados Unidos. Habrá otras tres y se llamarán de cosecha (18 de septiembre), del cazador (17 de octubre) y del castor (15 de noviembre). Lo de poner nombres a las lunas -también las hay de sangre, fresa, ciervo o miel- fue una idea que se les ocurrió en el siglo XIX a los editores del 'Farmers almanac', una especie de calendario zaragozano donde se recogían noticias históricas, curiosidades, tradiciones y refranes del mes, de todo un poco. Mantenía de esta forma la costumbre extendida por todo el mundo de poner nombres a las lunas llenas. «En el claustro de la catedral de Pamplona hay doce discos que reproducen las doce lunas de cada año atendiendo a las labores del campo, a la cosecha, la siembra, la recogida de frutos o la vendimia».
Pese a lo que pueda parecer, una noche de superluna es de escaso interés para los aficionados a la astronomía. El motivo, por decirlo de alguna manera, es que se ve tanto que al final se ve muy poco. «Los planetarios y las agrupaciones astronómicas evitamos muchísimo hacer observaciones en torno a la luna llena porque da mucha luz en el cielo y nos impide ver otras cosas, como nebulosas, galaxias o cúmulos», dice Armentia. Una luna llena que coincida con las Perseidas, por ejemplo, es capaz de deslucir la observación de estos meteoros.
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Además, cuando el Sol da de frente al satélite, como ocurrirá mañana, las sombras de su relieve se pierden. «Es mucho más bonito observar la Luna cuando está creciente o menguante porque la luz viene de lado y su relieve es más llamativo porque es cuando ves los cráteres y las cordilleras más marcados», afirma Armentia.
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