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Iñigo Fernández de Lucio
Jueves, 29 de febrero 2024, 14:40
Uno de cada cuatro adolescentes que están en los centros de acogida de Euskadi y Navarra ha intentado quitarse la vida, según un reciente estudio ... de la UPV/EHU. El informe también revela que uno de cada tres ha tenido ideas suicidas, que la mitad se ha autolesionado y que sólo el 37% ha pedido ayuda alguna vez. La investigación ha mostrado, además, que «la mayoría» de los profesionales que trabajan con ellos «carecen de los conocimientos necesarios» para detectar y gestionar comportamientos suicidas.
El informe se basa en una encuesta a 185 adolescentes repartidos en 25 centros de acogida de Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra. El estudio ha sido coordinado por el doctor en Psicología e investigador de la UPV Álex Muela.
El suicidio de adolescentes y jóvenes es un problema público de primer orden, según la Organización Mundial de la Salud. Es la principal causa de las muertes no naturales en España entre los jóvenes de 15 a 29 años y la segunda causa de todas las muertes sólo por detrás de los tumores malignos. Sin embargo, destaca el estudio, las personas que viven en centros de acogida tienen más factores de riesgo de comportamientos suicidas. Principalmente, por vivencias traumáticas en la infancia, baja autoestima, escasa capacidad social...
Pese a ello, hasta la fecha hay poca información sobre la salud mental de estos menores. Por ello «hemos realizado una investigación innovadora cuyos resultados evidencian la necesidad de realizar tareas preventivas, así como la necesidad de que los profesionales reciban más formación», explica Muela. El objetivo es elaborar estrategias y recursos para trabajar con este colectivo concreto.
Un ejemplo concreto es el que se refiere a las autolesiones. El 92% de quienes confesaron haberse hecho daño a sí mismos sin ánimo suicida lo hicieron como estrategia de regulación emocional. «Esto pone de manifiesto la necesidad de trabajar la educación emocional. Tenemos que dotar a los jóvenes de estrategias y recursos para regular las emociones», subraya el experto. Los menores se alojan en los centros de acogida hasta los 18 años.
Por otro lado, el estudio muestra enormes diferencias en función del género. Por ejemplo, el 53,8% de las chicas participantes confiesan haber tenido alguna vez ideas suicidas. Entre los chicos, en cambio, el porcentaje baja al 18%. Y el 69,9% de los que se han autolesionado sin finalidad suicida son chicas, el 28% son chicos y el 2,1% adolescentes de género no binario.
También se ha recogido la opinión de los profesionales que trabajan en los centros de acogida de menores. De hecho, apenas hay datos sobre su conocimiento y competencia. Así, se ha preguntado a 225 trabajadores de centros de acogida que atienden a adolescentes si se sienten preparados para identificar y responder adecuadamente a las conductas suicidas de los jóvenes. La mayoría ha reconocido que tienen conocimientos limitados, sobre todo para detectar señales de riesgo de suicidio o para saber cómo hablar o preguntar a jóvenes con ideas suicidas. Solo el 22,8% de los profesionales considera que tiene un grado de conocimientos suficiente o alto.
Según Muela, resulta «sorprendente» la falta de formación de quienes trabajan con jóvenes en situación de riesgo: «Los datos demuestran claramente que no tienen formación para trabajar de forma preventiva. Su respuesta principal es acudir a los centros de salud en caso de emergencia, pero no podemos dejarlo todo en manos del sistema sanitario; tenemos que trabajar en materia de prevención para que los jóvenes no lleguen a ese punto».
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