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Enric Bonet
Corresponsal en París
Martes, 25 de marzo 2025, 15:29
Gérard Depardieu no ha cambiado. El conocidísimo actor francés se enfrenta a una veintena de mujeres que lo acusaron estos últimos años de violaciones o ... abusos. Lo juzgan esta semana en París por presuntamente haber agredido a dos trabajadoras durante un rodaje en 2021. A pesar de que pueden condenarlo a una pena de hasta cinco años de prisión por este caso, declaró este martes ante la corte prácticamente sin ningún filtro. En sus primeras palabras en el juicio, dio su versión de los hechos con un estilo grosero e irrespetuoso con las mujeres. Y también se contradijo con sus explicaciones.
El 'Monstruo' (su seudónimo) del cine galo hizo de una singular combinación entre la vulgaridad y el genio artístico su marca de distinción. Pero su grosería le ha jugado alguna mala pasada en su comparecencia ante el tribunal. Aunque defendió su inocencia, reconoció «haber agarrado por la cadera» a una de las víctimas. A diferencia de lo que había dicho el año pasado después de que lo denunciaran una decoradora y una asistenta de dirección de la película 'Les Volets verts', esta vez admitió un contacto físico con una de las víctimas.
«Me enfadé con ella y la agarré por la cadera», aseguró Depardieu, de 76 años, sobre unos hechos que presentó como una discusión, y quizás una «humillación profesional», con la decoradora Amélie, de 54. En ese momento, el presidente de la corte le recordó que durante el interrogatorio del año pasado había negado cualquier contacto físico. El actor se ha justificado en el juicio con el argumento de que su abogado de entonces le había dicho que explicara el mínimo de detalles posible. Además de admitir ese contacto con las dos manos, ha reconocido haberle gritado en la cara: «¡Quién te has creído que eres!»
El intérprete en más de 200 películas o series justificó el hecho «de haberla agarrado por la cintura» para no caerse debido a su peso. Ante ese argumento, el juez le recordó que en el momento de la presunta agresión él estaba sentado. «Sí, pero pesaba 130 kilos», dijo Depardieu, que en estos momentos tiene un aspecto visiblemente más delgado y envejecido. Cuando sucedieron esos hechos, el intérprete ya se había disculpado con desgana a la decoradora, después de que se lo pidiera el productor de la película. «Le pedí perdón por haberla insultado, pero no por haberla agredido» sexualmente, explicó ante los jueces.
«Desde hace tres años todo el mundo dice que soy un cabrón y, en parte, es cierto que lo soy», reconoció Depardieu. En medio de su declaración teatral y a veces sin sentido, pronunciando algunas frases difíciles de entender, defendió que lo ocurrido no tuvo ninguna connotación sexual. «No veo por qué motivo debería divertirme toqueteando a una mujer durante un rodaje. No soy ningún sobón. Hay muchos vicios que no conozco», afirmó. También ha reprochado a las que lo denunciaron de no hacer bien su trabajo. Y a los otros miembros de ese rodaje que confirmaron la versión de ellas, los ha acusado de actuar de esa manera por puro resentimiento.
Su versión se vio contradicha por las declaraciones de Amélie. La decoradora describió en la sala de audiencias una escena en que «se dirigió hacia mí y me atrapó entre sus piernas», antes de subir su mano sobre el vientre y acercarla a los pechos. «Entonces, me dijo ven a tocar mi sombrilla» refiriéndose a su miembro, añadió esta profesional del cine. «Quizás le dije que las sombrillas —ella las buscaba para una de las escenas del filme— se las podía meter por el culo», respondió Depardieu sobre la supuesta agresión.
«A pesar de haber denunciado a Depardieu, he encontrado trabajo en el sector» cinematográfico, explicó la denunciante. Reconoció, sin embargo, que «pasé varios meses en que no recibía ninguna llamada». «No paran de calumniarme desde hace tres años y me rechazan todos mis contratos. Cada vez que intentaba cantar, había una veintena de locas» que interrumpían mis actos, se quejó la alicaída estrella sobre las militantes feministas que se manifestaban contra sus actuaciones, a las que acusó de «ser unas histéricas» y «sembrar el terror». Además, se mostró condescendiente con las abogadas de las denunciantes, a las que reprochó que no sabían hablar delante del micrófono.
El miércoles está previsto que declare la otra trabajadora de 'Les Volets verts' que lo denunció. Se trata de una asistenta de dirección, de 34 años, a la que llaman Sarah en la prensa francesa y que ha preferido que no desvelen su verdadero nombre. Lo acusa de haberle tocado varias veces el culo durante el rodaje. Por esos presuntos abusos, pueden condenarlo a una pena máxima de cinco años de prisión y una multa de 75.000 euros.
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