La obra 'El poder de la destrucción creativa', de Philippe Aghion (Premio Fronteras del Conocimiento), Céline Antonin y Simon Bunel, recupera y actualiza las tres ideas básicas de la teoría económica del austriaco Joseph Schumpeter: El crecimiento económico depende de la innovación y la difusión ... del conocimiento; los incentivos y la protección de la propiedad intelectual facilitan la innovación y las nuevas innovaciones hacen obsoletas las previas. Es la raíz de la destrucción creativa, el hecho esencial del capitalismo cuyo protagonista es el emprendedor innovador y no la acumulación de capital. Nuevas empresas sustituyen viejas empresas y emergen nuevos sectores.

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La destrucción creativa es máxima en periodos de salida de grandes crisis 'bélicas, financieras, energéticas o sanitarias. La covid es un ejemplo: en agosto se crearon en España 6.309 empresas y se disolvieron 1.274. Su principal efecto colateral es la pérdida de empleo, cuyo tratamiento difiere según el tipo de capitalismo. El capitalismo salvaje ultraliberal no lo aborda y provoca desigualdad que desemboca en enfermedad y populismo. Una variante igual de maligna es el capitalismo castizo, de palco y amiguetes, con políticos corruptos favoreciendo a grandes empresas consolidadas y poco innovadoras. En política el presente suele cegar el futuro.

Por último, el capitalismo responsable y amigable trata de reconciliar lo bueno y lo malo de la destrucción creativa, a través de la democracia (libertad, división de poderes y sociedad civil activa) y un Estado fuerte que invierte en educación e innovación, promueve la competencia, elimina barreras para la creación de empresas de vanguardia tecnológica, promulga leyes y recauda impuestos justos y no confiscatorios para tejer una red de servicios que aseguren el salario y la formación a quienes van al paro durante el proceso. Para los autores, es el capitalismo más próximo al estado de bienestar de los países europeos con sus diferentes modelos, entre los que despunta la flexiseguridad danesa.

Sus análogos fisiológicos son la plasticidad, el darwinismo y la homeostasis

El capitalismo responsable ha generado crecimiento y prosperidad continuos desde el siglo XIX. Necesita reformarse para abordar los retos de la automatización por la inteligencia artificial, el envejecimiento poblacional y la sostenibilidad ambiental. No obstante, no es un juego de suma cero y no debería haber vencedores y vencidos. El mensaje del libro es que una sociedad democrática se beneficia de la destrucción creativa basada en la innovación.

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En la fisiología cerebral y humana opera también una suerte de destrucción creativa a través de varios mecanismos, como la plasticidad, el darwinismo y la homeostasis. La plasticidad es la capacidad de modificar una red neuronal en respuesta a estímulos procedentes del exterior y del propio organismo. Según la intensidad y frecuencia de los estímulos, las conexiones se refuerzan o se debilitan y los contactos y redes se crean o se destruyen. Así, el cerebro está en continuo cambio y remodelación. Es un órgano dinámico. Los circuitos neuronales que no se activan, se pierden y son reutilizados para otras funciones. Su lema es «úsalo o piérdelo».

Las redes neuronales que no se utilizan, se pierden y reutilizan para otras funciones; su lema es «úsalo o piérdelo»

El Premio Nobel Gerald M. Edelman lo denominó darwinismo neuronal porque replica la selección natural, el mecanismo que Darwin propuso para la evolución: quien mejor se adapta al entorno, sobrevive y transmite sus genes a su descendencia. La homeostasis es una propiedad maravillosa de los organismos vivos que consiste en mantener una condición interna estable, compensando los cambios en el ambiente exterior mediante el intercambio regulado de materia y energía. Es una forma de equilibrio dinámico que se hace posible gracias a un conjunto de sistemas de control retroalimentados. Así se regula la temperatura, la sed o el nivel de azúcar. Es el objetivo prioritario de cualquier sistema vivo. Las sociedades formadas por seres vivos ansían estar en homeostasis permanente para sobrevivir y progresar. La destrucción creativa movida por nuevas ideas es el equivalente económico de la plasticidad, la homeostasis y el darwinismo biológicos.

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