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Este domingo se cambia la hora. A las 3.00 AM serán las 2.00 AM.
Este domingo se cambia la hora: ¿Cómo afecta a tu salud? Impactos en el sueño, corazón y estado de ánimo

Este domingo se cambia la hora: ¿Cómo afecta a tu salud? Impactos en el sueño, corazón y estado de ánimo

Este domingo 27 de octubre se cambia al horario de invierno. A las 03:00 a.m. se ajustan los relojes para que marquen las 02:00 a.m

L. G.

Jueves, 24 de octubre 2024, 11:04

Este fin de semana se cambia la hora. En concreto, el domingo 27 de octubre. Ese día, en la madrugada, los relojes se retrasan una hora, marcando el final del horario de verano y el inicio del horario estándar o de invierno. A las 03:00 a.m. se ajustan los relojes para que marquen las 02:00 a.m., ganando así una hora extra de sueño. Esta acción tiene consecuencias en nuestro organismo y hay maneras de adaptarse mejor al nuevo horario de invierno.

Cada año, en primavera y otoño, millones de personas alrededor del mundo ajustan sus relojes una hora adelante o atrás, siguiendo el horario de verano o invierno, respectivamente. Este cambio de hora, que busca aprovechar mejor la luz natural y ahorrar energía, tiene un impacto directo en nuestra salud física y mental. Pero ¿realmente conocemos sus consecuencias?

A pesar de su intención positiva, el cambio de hora afecta a nuestro reloj biológico, también conocido como ritmo circadiano. Este sistema interno regula nuestro ciclo de sueño y vigilia, así como otros procesos fisiológicos como la digestión y la liberación de hormonas. Cualquier alteración brusca en estos ritmos puede tener repercusiones en la salud.

Consecuencias en la salud del cambio de hora

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    Alteración del sueño. Uno de los efectos más inmediatos del cambio de hora es la interrupción en el ciclo del sueño. Adelantar o retrasar una hora puede parecer insignificante, pero para el cuerpo supone un desfase que afecta la calidad del descanso. Esto puede provocar insomnio temporal, somnolencia durante el día y dificultad para concentrarse. Según estudios, la adaptación completa puede llevar varios días o incluso semanas, dependiendo de la persona.

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    Aumento en el riesgo de problemas cardiovasculares. Diversas investigaciones han mostrado que los días posteriores al cambio de hora, en particular en primavera cuando se adelanta una hora, hay un aumento en la incidencia de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. La privación parcial del sueño y el estrés que supone adaptarse a un nuevo horario podrían ser factores desencadenantes. Un estudio de 2014 publicado en Open Heart encontró que el riesgo de infarto aumenta un 24% en los primeros días tras adelantar la hora en primavera.

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    Afectación del estado de ánimo y salud mental. El cambio en los patrones de luz natural también puede influir en el estado de ánimo. Las personas que ya son propensas a trastornos afectivos, como la depresión o el trastorno afectivo estacional (TAE), pueden ver empeorada su condición. En otoño, cuando se retrasa una hora y las tardes se vuelven más oscuras, la exposición reducida a la luz solar puede reducir los niveles de serotonina, una hormona relacionada con el bienestar, lo que contribuye a sentimientos de tristeza o letargo.

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    Impacto en la seguridad y la productividad. El cambio de hora no solo afecta la salud física, sino que también tiene consecuencias prácticas. Los estudios han demostrado que los días posteriores al cambio de hora en primavera, los accidentes de tráfico aumentan debido a la falta de sueño y la fatiga acumulada. Del mismo modo, en entornos laborales, los niveles de productividad suelen disminuir, y los errores tienden a ser más comunes.

¿Vale la pena mantener el cambio de hora?

A medida que las investigaciones sobre los efectos del cambio de hora continúan revelando sus repercusiones negativas en la salud, algunos gobiernos están reconsiderando su utilidad. En Europa, por ejemplo, la Comisión Europea propuso en 2018 eliminar el cambio de hora, permitiendo que cada país elija si quiere mantener el horario de verano o el de invierno de manera permanente. Mientras tanto, en algunos estados de Estados Unidos, también se ha debatido la idea de abolir esta práctica.

El ahorro de energía, uno de los principales argumentos a favor del cambio de hora, también ha sido cuestionado. En un mundo donde el consumo de energía está más relacionado con el uso de dispositivos electrónicos y sistemas de climatización que con la luz natural, los beneficios parecen ser mínimos.

Consejos para mitigar los efectos del cambio de hora

Aunque el debate sobre la eliminación del cambio de hora continúa, por ahora, la realidad es que millones de personas deberán seguir adaptándose a estos cambios dos veces al año. Aquí algunos consejos para reducir su impacto en la salud:

Prepara tu cuerpo con anticipación: Ajusta tu horario de sueño gradualmente unos días antes del cambio de hora. Acuéstate y levántate 15 minutos antes o después cada día.

Cuida tu exposición a la luz: Aprovecha al máximo la luz natural durante el día y evita el uso de pantallas luminosas antes de dormir para facilitar la adaptación de tu reloj biológico.

Mantén una rutina de sueño constante: Intenta acostarte y levantarte a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana, para mantener tu ciclo circadiano estable.

Haz ejercicio regularmente: El ejercicio físico, especialmente al aire libre, ayuda a regular el sueño y mejora el estado de ánimo.

Evita las comidas pesadas y la cafeína cerca de la hora de dormir: Estos pueden interferir con la calidad de tu sueño, especialmente durante el periodo de ajuste.

El concepto del cambio de hora se remonta al siglo XVIII, cuando Benjamin Franklin propuso por primera vez la idea de adelantar los relojes para ahorrar velas. Sin embargo, fue en tiempos de la Primera Guerra Mundial cuando se implementó por primera vez de manera oficial para reducir el consumo de energía durante los meses de verano. Hoy, muchos países continúan con esta práctica, aunque su utilidad es cada vez más discutida debido a los avances en tecnología y el cambio en nuestros patrones de consumo energético.

Este cambio de hora para el verano comenzó a generalizarse en la década de los 70 tras la primera crisis del petróleo y se aplicó como directiva por primera vez en 1981 con una duración de cuatro años. Sin embargo, en 2001, el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo aprobaron la Directiva 2000/84/CE con la que se aplica el cambio horario dos veces al año de manera indefinida. Al menos hasta ahora.

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