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Maider posa para una fotografía tomada en la plaza Iralabarri de Aretxabaleta. Gorka Estrada

«Por culpa del desconocimiento muchas personas con autismo sufren abusos sexuales»

Maider Triviño, una joven de Aretxabaleta con Grado I de autismo, pide «que nos enseñen a poder disfrutar de nuestra sexualidad»

Eneko P. Carrasco

San Sebastián

Viernes, 27 de septiembre 2024, 06:28

A sus 26 años, Maider Triviño (Aretxabaleta, 1997) se refiere a la educación sexual como «ciclos menstruales, enfermedades de transmisión sexual, embarazos... Eso es lo que nos han enseñado en el colegio». Con todo, se muestra certera al matizar que «esto es lo que me ... han enseñado a mí, no lo que nos deberían haber enseñado. No recuerdo ninguna clase sobre afectividad, sentimientos, orientación sexual... Es algo que me hubiera encantado que me explicaran».

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Triviño, que es licenciada en Bioquímica y actualmente trabaja en un proyecto de investigación biomédica relacionado con la epilepsia, tiene un Grado I de TEA y se confiesa poliamorosa -tipo de relación donde puede haber más de una pareja-, al tiempo que admite que «soy un desastre para las emociones, muchas veces no entiendo lo que siento y, además, esto implica que también me cuesta comprender cuáles son las emociones que están sintiendo las personas que me rodean. Todo esto me supone un esfuerzo muy grande al final del día». Esta joven atxabaltarra lamenta que «se siga infantilizando a las personas con autismo. De este modo, lo único que consiguen es alejarnos de la sexualidad porque consideran que nosotras no lo necesitamos... Y eso es falso, como cualquier otra persona nos hace falta tener un correcto desarrollo de nuestra sexualidad».

Distinto tratamiento

«A las personas con TEA se nos tiende a infantilizar y por eso nos alejan de la educación sexual. Creen que no la necesitamos»

La orientación sexual y sus distintas alternativas centran también buena parte de las preocupaciones de las personas con TEA respecto a la educación sexual. Numerosos estudios estadísticos llevan apuntando en los últimos años a que entre la población con TEA el porcentaje de personas 'no heterosexuales' es mayor que en el de la población neurotípica. «Yo soy poliamorosa y conozco a muchas personas bisexuales, asexuales, arománticas... Necesitamos una formación adaptada a nuestras características, pero no la tenemos. Me siento, a veces, muy rara», denuncia Triviño, que añade que «la falta de información deriva en incomprensión, y esto nos provoca sensación de frustración, enfado o tristeza. La educación sexual es algo cotidiano, está en el día a día, no la podemos obviar».

Saber decir 'No'

De hecho, los trastornos del estado de ánimo, como puede ser la depresión, son muy comunes en las personas con TEA, que tienen que lidiar con unos vaivenes emocionales «muy difíciles de sobrellevar», reconoce esta atxabaltarra, quien ha sufrido depresión pero, felizmente, ya está «mucho mejor». Los trastornos del estado de ánimo estan indefectiblemente unidos a la sexualidad. «Una chica con autismo y con una baja autoestima es proclive a sufrir abusos sexuales. Hay veces en las que ofrecen su cuerpo a cambio de obtener el respeto de la otra persona, y eso es horrible...», alerta Maider, quien añade que «la gente se sorprendería con la cantidad de personas con autismo que han tenido relaciones sexuales no consentidas... Y todo porque nos cuesta descifrar a nivel emocional la situación que estamos viviendo». ¿Falta educación en este sentido? «Sí, sin duda alguna. Me gustaría como mujer con autismo que me hubieran enseñado a sentirme segura diciendo 'No', o a cuando es adecuado acostarse con alguien».

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Modelo único

«Nadie nos ha enseñado nunca nada sobre las distintas orientaciones sexuales. Todo está basado en la heterosexualidad»

A Triviño se le tuerce el gesto cuando se le pregunta sobre la respuesta de la sociedad hacia sus problemas. «Mi sensación es que nos tienen miedo. No nos entienden y nos prefieren mantener alejados. Es una especie de acoso silencioso que nos margina y nos hace un daño muy grande», valora con amargura. «Es increíble, pero mucha gente nos tiene manía por el mero hecho de tener autismo», lamenta, y apostilla señalando que «claramente, este no es un mundo pensado para nosotras».

«Nosotras nos relacionamos con el mundo de un modo diferente», dice Maider, y lo explica de este modo: «Cuando una persona con autismo está haciendo sus primeras amistades, es probable que la gente de su edad ya haya tenido sus primeras relaciones sexuales. Nuestro ritmo y nuestras necesidades son diferentes». Por último, lanza un mensaje a la sociedad y solicita que «hagan un esfuerzo por entender nuestra realidad».

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