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Donostia es el punto de Gipuzkoa más tensionado de la red de las haurreskolak. La capital del territorio aglutina a la mayoría de los centros de esta red educativa pública que cuentan con más demanda de plazas que oferta. Espacios como los de Zuloaga, Urbieta ... Urdaneta, Kattalin, Aitor o Loiola, por poner algunos ejemplos, son varios en los que las familias tienen complicado inscribir a sus hijos por la alta demanda existente. Otras, como la de Altza, están algo más liberadas. Muchas familias donostiarras se suelen quedar de forma recurrente en las listas de espera y tienen que conformarse con la segunda o tercera opción elegidas.
De las 91 haurreskolak que hay en Gipuzkoa, 12 de ellas, el 14%, se encuentran en San Sebastián, que linda con Astigarraga, un municipio que en los últimos años ha acogido a muchas familias jóvenes y en el que su haurreskola, Kiriketa, también suele recibir un número de solicitudes más alto que el de las plazas ofertadas. Sin ir más lejos el año pasado varios niños consiguieron plaza tras un acuerdo entre el ayuntamiento y el Consorcio de las Haurreskolak, la entidad que gestiona las escuelas infantiles públicas de Euskadi, después de que en un principio no tuvieran sitio.
Esta situación no es nueva para el departamento vasco de Educación, que ya trabajó con algunos ayuntamientos el año pasado para ampliar el número de plazas de sus haurreskolak. El área que dirige Jokin Bildarratz estudió precisamente con el consistorio donostiarra la manera de ampliar hasta finales de 2024 la oferta con 200 nuevas plazas. Esas listas de espera se suelen concentrar en las localidades con mayor número de población y en el centro de las capitales, porque la realidad de las cifras dice que hay plazas libres en las aulas de 0 a 2 años. De las 8.560 plazas que se ofertaron hace un año han quedado libres cerca de 2.000.
Irun o Eibar son otras dos de las localidades guipuzcoanas que acostumbran a contar con listas de espera en sus recintos de educación infantil, aunque ese nivel de tensionamiento no se puede comparar con el de San Sebastián. En la localidad fronteriza hay dos haurreskolas, Ikastola Txiki e Iraun, siendo esta última la más grande de la localidad, con un total de 58 plazas. En la localidad armera son tres: Amaña, Orbea y Arrateko Andra Mari.
Todo cambia cuando se habla de municipios con menos habitantes, como Errenteria, Deba, Pasaia, Getaria, Elgoibar, Zumaia, Legazpi, Aia o Segura, por citar algunos ejemplos. Allí rara vez han tenido que dejar a alguna familia en la lista de espera en los últimos años, «y cuando ha sido así siempre se ha llegado a un acuerdo entre los ayuntamientos y el consorcio para encontrar acomodo a los niños que se han quedado sin plaza», cuenta una trabajadora de esta red educativa. Zarautz, que es otra de las localidades con más población del territorio, tiene una haurreskola grande y que ha dado cabida este curso a más de 100 niños nacidos entre 2022 y 2023. Ese alto número de plazas es uno de los factores que explican que no tengan listas de espera.
Con todo, quedar fuera de los elegidos para esa primera opción puede llegar a ser un problema en esos municipios pequeños en los que, eso sí, pasa muy pocas veces. Como ejemplo, una familia que no obtenga plaza en la haurreskola de Soraluze sería derivada a una segunda opción, que podría estar entre Eibar, Mendaro, Bergara o Elgoibar.
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