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A falta de unos días para que miles de alumnos guipuzcoanos comiencen las clases, los centros escolares afrontan este próximo curso con la mirada puesta ... en la complejidad de unas aulas cada vez más diversas; el reto de equilibrar el uso de pantallas; la atención al alumnado vulnerable; el incremento de los problemas de salud mental de los chavales o la priorización del uso del euskera en el recinto escolar como temas coincidentes. Todo ello bajo el paraguas de la nueva ley vasca de Educación (entró en vigor en diciembre de 2023), una extensa norma que contempla, entre otras claves, el compromiso contra la segregación y aboga por una distribución equilibrada de la vulnerabilidad del alumnado; eliminar el pago de aportaciones económicas periódicas en los centros concertados por parte de las familias; o la apuesta por un sistema plurilingüe que tenga al euskera como «eje». Encima de la mesa, los malos resultados académicos en el informe PISA –a la cola en pensamiento creativo y una bajada en comprensión lectora y matemáticas–; el debate sobre el uso de dispositivos digitales; o la baja natalidad que amenaza con el cierre de más de 4.000 aulas la próxima década.
Román Artano Director de Urola ikastola de Azpeitia
Acabar con la segregación escolar reservando un número de plazas determinado para estudiantes desfavorecidos –en Gipuzkoa representan el 13% del alumnado– es una de las medidas que recoge la ley vasca de Educación, un mecanismo que se implantó por primera vez en el aula de 2 años el curso pasado y que provocó ciertas tensiones tanto en la comunidad educativa como en las propias familias, por el nuevo sistema de adjudicación de plazas. A este respecto, Román Artano, director de la ikastola Urola, en Azpeitia, que acoge a 730 alumnos, considera que «aún no se está logrando acabar con la segregación escolar. Tenemos que conseguir una sociedad inclusiva y eso es difícil, desde luego, si la mayoría de los alumnos pobres o de origen migrante están en las escuelas públicas, y esa es la realidad a día de hoy –en Euskadi, el 75% de los cerca de 40.000 alumnos de origen extranjero estudian en la red pública–. Nosotros tenemos alumnos de quince estados diferentes y esa interculturalidad, además de que resulta todo un reto, tiene que ser una de las llaves de nuestro éxito como centro educativo, manteniendo el euskera como piedra angular». A su vez cree que «enfrentarte a una riqueza tal, de tantos orígenes que tenemos, también es apasionante».
El bienestar emocional del alumnado es otro de los aspectos prioritarios del centro de cara a este curso. «Tenemos que aprender a convivir y a respetarnos, y las emociones tienen que entrar dentro del currículum. Aunque tenemos una enorme falta de espacio en el centro, hemos dedicado un lugar destinado exclusivamente para esto con la orientadora».
A la hora de señalar los desafíos más próximos, las nuevas tecnologías y el «uso ético» de las mismas sale a relucir. «Estamos trabajando también en todo eso, así como en retrasar la edad de adquisición de los 'smartphones'. Creo que no se dotó a los alumnos de un criterio sobre cómo desenvolverse en este mundo digital», señala.
En otro orden de cosas, ve con buenos ojos los esfuerzos destinados a estabilizar la plantilla en los centros públicos, donde «el 30% de los trabajadores rota todos los años. Ahora parece que la interinidad se va a reducir y tener una plantilla más consolidada ayudará a conocer mejor nuestros objetivos».
José Eizmendi Director de Aldapeta María, Donostia
«Es un problema cada vez mayor. Vemos, con respecto a unos seis años atrás, muchísimas más situaciones de vulnerabilidad a nivel mental. Muchos niños no están bien, no se encuentran con ellos mismos, han aumentado los intentos de suicidio en la población joven, etcétera, y evidentemente los profesores también se tensionan». Ante esta realidad, «hemos reforzado el equipo de orientación e introducido una figura a tiempo completo, que es la del coordinador de convivencia que antes no la teníamos, para dedicarse a mediar y atender los conflictos que vayan surgiendo», explica el director de Aldapeta María Ikastetxea en Donostia.
El uso de las pantallas es otro de los desafíos a los que se enfrentan no solo en los colegios sino también fuera de las aulas. Ha sido la nueva consejera de Educación, Begoña Pedrosa, quien ha advertido que su incremento «desmesurado» estaba haciendo bajar los niveles de atención. En ese sentido, Eizmendi admite que es una preocupación «muy grande», sobre todo «cuando no se distingue que la pantalla tiene un uso pedagógico que puede ser muy bueno, pero que si no lo controlamos ni lo pautamos, el chaval evidentemente se pierde. Lo que está pasando es que los chavales vienen absolutamente corrompidos por el uso de la pantalla como entretenimiento. Por eso creo que hace falta reforzar ese vínculo con las familias para tratar todo lo digital, el uso de los móviles, los límites en casa, etc.».
El tercer gran desafío sería acabar con el proceso de evaluación por competencias que planteó la Lomloe y que lleva de cabeza a los centros escolares. La mayoría comparte la dificultad que ha supuesto este cambio. «Es un tema muy complejo que nos ha llevado mucho tiempo de reflexión. Hay que ser un poco críticos con abrazar las competencias y olvidarnos del conocimiento», apunta Eizmendi.
Itziar Barrenetxea Directora de Jesuitak Donostia
Aunque por ley la enseñanza que ofrecen ha de ser gratuita, los colegios concertados en Euskadi continúan cobrando cuotas o aportaciones mensuales a las familias. Muchos de ellos han ido aplicando una rebaja en las mensualidades, con vistas a ir ajustándose a la gratuidad de la enseñanza a la que obliga la ley de Educación tras el aumento presupuestario en la concertación para este fin. Sin embargo, parece complicado acabar a corto plazo con estas aportaciones. Según explica la directora de Jesuitak Donostia, Itziar Barrenetxea, «según se vaya aumentando la financiación por parte del Gobierno Vasco, nosotros por supuesto iremos acomodando las aportaciones que hacen las familias. De hecho, llevamos dos o tres años sin incrementarlas. Lo que está claro es que nunca vamos a cobrar más para enriquecernos sino para cubrir lo que la financiación no aporta». Así las cosas, de momento «se seguirá cobrando. Es algo que está aprobado en el Consejo Escolar y en el que están representadas las familias».
Por otro lado, encontrar el equilibro en el uso de las tecnologías en el aula es otro de los apartados donde hay mucha tela que cortar. A pesar de que la tecnología está presente desde hace tiempo en la educación, la llegada de nuevas herramientas como la inteligencia artificial obliga a renovarse constantemente en el aula. «Llevamos tiempo desarrollando las competencias digitales del profesorado y reflexionando sobre su uso», señala Barrenetxea. Y aunque es consciente de los riesgos de un mal uso, afirma que «no podemos negar que está aquí, que el ordenador es nuestra herramienta diaria y durante la pandemia nos ayudó mucho a dar a cada alumno lo que necesita en su proceso madurativo y educativo». Precisamente, la «personalización del aprendizaje» es «el gran reto de la educación en el siglo XXI», apunta Barrenetxea. «Aunque suene a utopía, es en lo que tenemos que seguir trabajando».
Marina Aranzabal Directora del Instituto Lizardi Zarautz
Mejorar la comprensión lectora de todos los alumnos es la estrategia en la que se van a emplear a fondo a partir de este curso en el Instituto Lizardi de Zarautz. «Preocupa» la bajada que se ha producido por parte de los escolares en la adquisición de esta capacidad, tal y como demuestran los últimos datos del informe PISA, que sitúa a Euskadi por debajo de España y la UE. «El departamento ha puesto bastante fuerza en renovar los proyectos lingüísticos de cada centro, y este año ya va a ser prioritario el llevar a cabo una estrategia para mejorar la comprensión lectora de todos los alumnos. Una comisión de profesores irá evaluando qué tipo de textos y léxico se utiliza en cada asignatura, si se lee narración, poesía, cómic... Vamos a ir poco a poco implantándolo este curso», explica Marina Aranzabal, directora de este centro público que acoge a alumnos de ESO y Bachillerato.
Otro de los desafíos que pretenden abordar es la gestión emocional, dado el aumento de «cuadros de ansiedad sobre todo en Bachillerato» y los diferentes problemas de salud mental por los que atraviesan los chavales. «Queremos invertir tiempo en ello, que los profesores sepan identificar esas situaciones y puedan ayudar a los alumnos», subraya Aranzabal.
Sobre el número de profesores por alumno, aplaude los recursos que llegan desde el Departamento de Educación. «Tenemos dos tutores por aula y eso ha sido superbueno para poder atender las necesidades de los alumnos, porque es imposible preparar una clase igual para todos. Creo que la codocencia es clave para responder a esta diversidad».
Javier Martínez Director del proyecto de fusión ElaiEnea
El descenso de la natalidad es otra encrucijada con la que se enfrenta la escuela vasca. El vertiginoso descenso de matrículas –Euskadi perderá la próxima década 65.000 estudiantes y se cerrarán 4.200 aulas– ha puesto en peligro la viabilidad de algunos colegios y ha obligado a buscar soluciones para poder garantizar su continuidad. Es el caso de Larramendi Ikastetxea, Santa Teresa Ikastetxea y Jesuitinas Donostia. El año pasado comenzaron el proceso de integración en un único centro bajo el nombre ElaiEnea y «aunque no nace de cero, habrá inquietud», admite el director del proyecto de fusión, Javier Martínez. «Para nosotros va a ser un curso muy especial y un reto brutal, pero también es un proyecto fortalecido: supone la unión de tres centros y más alumnos. Pasa de ser un colegio que tenía una línea a tener dos e incluso tres». Y cuantos más alumnos, mayor es la diversidad en las aulas. «Cada vez reconocemos más las distintas circunstancias que tiene el alumnado, por lo que todo lo que sea un aumento de la inversión en personal siempre será bueno. No sé si habría que bajar los ratios o trabajar la codocencia (varios docentes en el aula) como estamos empezando a llevar a cabo en algunos proyectos. Habría que buscar la manera más adecuada».
Sobre los desafíos que propone la nueva ley vasca de Educación, Martínez afirma que «el reto que plantean las nuevas leyes es el cambio de mirada en la educación. En ese aspecto, el reto es el conseguir hacer un enfoque distinto de la educación, de la evaluación, apuesta mucho por los proyectos y, en este sentido, Larramendi es un centro que ha sido pionero en el trabajo por proyectos y con esta metodología vamos a continuar».
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