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DAVID S. OLABARRI
san sebastián.
Domingo, 16 de febrero 2020, 07:45
La empresa que diseñó el vertedero de Zaldibar cambió la «práctica totalidad» del proyecto que había sido autorizado previamente por el Gobierno Vasco. Verter Recycling consiguió en 2007 la Autorización Ambiental Integrada tras presentar un informe de la ingeniería LKS, pero poco después contrató otra empresa (Geiser HPC) que, con este informe básico en la mano, modificó casi en su «totalidad» lo realizado hasta ese momento y llevó a cabo un «nuevo» proyecto constuctivo. Unos cambios que arrojan dudas entre abogados especializados en urbanismo, asociaciones ecologistas y el propio colegio de ingenieros de caminos. Básicamente, porque un nuevo proyecto requeriría un nuevo proceso administrativo, algo que no se hizo.
En 2004, Verter Recycling, propiedad de José Ignacio Barinaga, contrató a la ingeniería LKS para que le realizase el diseño de un vertedero en la vaguada del barrio de Eitzaga en Zaldibar. Elaboró un informe detallado en el que, entre otras materias, analizaba el impacto ambiental de la instalación y diseccionaba su futuro funcionamiento. Por ejemplo, señalaba la existencia de unos pequeños arroyos en el fondo del valle y advertía que la instalación correría el riesgo de verse afectada por filtraciones si se excavaba más allá de un punto determinado.
De forma paralela, el Ayuntamiento de Zaldibar acreditó la compatibilidad de la actividad propuesta con el planeamiento urbano. Es decir, el vertedero encajaba con los usos previstos en las parcelas en las que se pretendía construir. Ambos documentos -el municipal y el estudio de LKS- se presentaron en el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno Vasco ese mismo año.
A partir de ese momento se aceleró el proceso administrativo. Como es preceptivo, se pidió opinión a diversos organismos y se inició el trámite de información pública del proyecto. Entre finales de 2004 y agosto de 2005, el Ejecutivo vasco reclamó a la empresa que incorporara al expediente información adicional. Finalmente, tras analizar las alegaciones presentadas sobre el riesgo para los manantiales, el proyecto recibió luz verde. Era el 22 de enero de 2007. Ese día, mediante su publicación en el Boletín Oficial del País Vasco, se le concedió al proyecto tanto la declaración favorable de impacto ambiental -donde se valoraban las consecuencias sobre el medio natural- y la Autorización Ambiental Integrada, que constituye una especie de marco regulatorio del funcionamiento de la instalación.
Aquí es donde empiezan a complicarse las cosas. En un momento dado de ese mismo año, Barinaga rompe con LKS. Fuentes conocedoras de los acontecimientos señalan que el empresario consideraba que el proyecto de la ingeniería era «implanteable». Y decidió contratar a otra empresa, Geiser HPC, para ejecutar la obra y levantar el vertedero. Con la autorización ambiental de LKS en la mano, esta compañía, según consta en su propia página web, cambió la «práctica totalidad» del proyecto anterior. De hecho, afirma que realizó uno «nuevo» para «optimizar» la obra y posterior «explotación y clausura» del vertedero. Esta ingeniería se encargó también de la «dirección facultativa de las obras» y de la «asistencia técnica» durante la fase de explotación. Gesier HPC todavía hoy trabaja con Verter Recycling.
¿Qué cambió entre el proyecto que recibió la luz verde del Gobierno vasco respecto al que finalmente se ejecutó? Por el momento es imposible saberlo. Pocos días después de que estallase la crisis, LKS borró de su página web el trabajo que realizó para Barinaga, que todavía hoy figura en la web del Gobierno Vasco. Según fuentes de LKS, lo hicieron 16 años después para no dar pie a malas interpretaciones. La compañía se limita a señalar que el vertedero que se «ejecutó» en la vaguada de Eitzaga «no fue proyectado ni construido» por ellos.
¿Qué dice Geiser HPC sobre todo esto? Nada. Los responsables de la firma prefirieron no devolver las llamadas realizadas por este periódico. ¿Y el Gobierno Vasco? Las fuentes oficiales consultadas en el Departamento de Medio Ambiente reconocieron que los proyectos fueron realizados por empresas distintas. No entraron en detalles sobre las diferencias entre uno y otro. Se limitaron a señalar que es la «autorización ambiental» la que marca las «condiciones» a la empresa que proyecta la obra, por lo que dan por hecho que éstas se respetaron. Fuentes de Verter Recycling insistieron, por su parte, en que tenían todos los papeles en regla ya que tenían «actualizada» la Autorización Ambiental Integrada.
Modificaciones
Distintas fuentes cuestionan la legalidad de que el proyecto que recibió el visto bueno medioambiental fuera totalmente distinto al que se ejecutó, como afirma Geiser en su web. Las dudas las formulan asociaciones ecologistas como Eguzki, abogados especializados en urbanismo como José Ángel Esnaola y en el Colegio de Ingenieros de Caminos de Bilbao. Todos insisten en un dato importante: si el diseño final contiene modificaciones «sustanciales» respecto al que recibió la autorización debería haber sido sometido a un nuevo proceso de aprobación administrativa y a un nuevo plazo de alegaciones. La clave aquí es que el «órgano autorizado» -es decir el Ejecutivo vasco- es el competente para decidir si las modificaciones son «sustanciales» o no.
Los claroscuros en la tramitación no acaban ahí. También afectan al propio Ayuntamiento de Zaldibar, que le concedió la licencia de actividad supuestamente en 2011. Los consistorios, según explican fuentes especializadas, no pueden oponerse a una actividad determinada -por ejemplo al vertedero- si ésta ha recibido previamente la autorización del Gobierno Vasco. Lo que sí pueden es establecer «medidas correctoras» adicionales, como hizo por ejemplo el ayuntamiento de Zalla en 2016 con una empresa papelera.
Lo que sí están obligados es a abrir un periodo de alegaciones -y publicitarlo en el Boletín de Bizkaia- previo a la concesión de la licencia de actividad. En el caso de Zaldibar, el boletín no recoge que se cumpliese con este trámite. La única referencia a Verter, de hecho, es de 2006, cuando pidió autorización para el relleno de la vaguada para el emplazamiento de un vertedero. El Consistorio de Zaldibar tampoco quiso hacer declaraciones al respecto.
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