Oskar Ortiz de Guinea y Javier Bienzobas (Gráficos)
San Sebastián
Lunes, 9 de septiembre 2024, 02:00
El tapón de solicitudes de protección internacional que se generó durante la pandemia y con el estallido de la guerra en Ucrania ha descorchado la mayor cifra de peticiones de asilo registrada nunca antes en Euskadi: 6.153 demandantes en 2023. Son un 50% ... más que las 4.088 contabilizadas el año anterior, y un 27% más que el techo de 4.827 que se alcanzó en 2019, antes de que la irrupción del covid frenara en seco una tendencia que había comenzado a dispararse hacia unas cifras inimaginables hasta entonces por estos lares. Como referencia, únicamente alrededor de 100 personas al año pedían asilo hasta 2015, mientras que en 2016 fueron ya 500. Ocho años después, el volumen se ha multiplicado un 6.000%. También ha aumentado el peso de las mujeres, que han pasado de representar el 42,6% de las solicitudes en 2022 a ser el 47,1% en 2023, por un 52,9% de varones.
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Aunque la mayoría de esas peticiones se siguen denegando, la sociedad vasca empatiza con la causa y un 93,1% se muestra partidario de la acogida a solicitantes de asilo. Doce meses antes, ese porcentaje era cuatro puntos superior, 97,2%, según el informe anual publicado ayer por el Observatorio Vasco de Inmigración-Ikuspegi, a partir de datos recogidos por el Ministerio del Interior.
Pese a esa buena predisposición a recibir exiliados, el 15,9% de los vascos solo acogería a un número limitado de refugiados, mientras que el 1,5% no acogería a ninguno. Por su parte, un 37,4% de la ciudadanía de Euskadi aceptaría acoger sin restricciones a las personas solicitantes de asilo, mientras que el 39,8% de la población afirma que las acogería si se demuestra que realmente están perseguidas. Es la conclusión del Barómetro de Ikuspegi, elaborado a partir de una encuesta sobre las percepciones que la población vasca tiene sobre las personas de origen extranjero, incluyendo en el cuestionario preguntas sobre la demanda de asilo.
Latinoamérica copa la procedencia de los solicitantes, dado que nueve de cada diez demandantes (92%) son originarios de esa zona del continente americano, según los datos correspondientes a 2022 –no están pormenorizados aún los de 2023–. Les siguen los ciudadanos del Magreb (2,6%), Asia (1,9%), Europa no comunitaria y África subsahariana (1,7%). Un año antes, la distribución estaba algo más repartida: 74,2% de latinoamericanos, 10% de subsaharianos, 7,1% de asiáticos, 5,4% de magrebíes y 3,1 de europeos extracomunitarios. Llama la atención la caída de 8,3 puntos en el caso de oriundos del África subsahariana, que fue el área greográfica predominante entre 2006 y 2015, «pero a partir de 2016 se disparan las solicitudes realizadas por personas procedentes de Latinoamérica», según Ikuspegi. ¿Los motivos de este auge? «La crisis política y económica en Venezuela, la de Nicaragua a partir de 2018, o la de Perú, así como el clima de desprotección y violencia en Colombia», según el estudio.
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Como no podía ser de otra manera, el ranking por países lo encabezan cinco países latinoamericanos: Venezuela (1.602 demandantes) y Colombia (1.380) son los dos primeros con bastante diferencia con respecto a los siguientes, Nicaragua (299), Perú (180), Honduras (167) y El Salvador (49). Entre los diez mayoritarios en Euskadi se cuelan cuatro en los no se habla español: Georgia (49), Argelia (46), Marruecos (44) y Afganistán (35). Con respecto a un año antes (2021), El Salvador y Georgia se cuelan en el top-10 en detrimento de Nigeria y Pakistán.
El territorio que albergó menos solicitudes fue Gipuzkoa (1.020), por detrás de Álava (1.045) y Bizkaia (2.023). En el caso guipuzcoano, Colombia (329), Venezuela (239), Nicaragua (171) y Honduras (99) son los cuatro países que acaparan la mayor cantidad de solicitudes, seguidos de Argelia, Marruecos y Georgia (27). Mauritania, que ocupa el quinto lugar en el territorio alavés (15), es el único país subsahariano entre los más representados en alguno de los territorios históricos.
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El informe de Ikuspegi refleja una realidad ampliamente denunciada por organismos como Zehar Errefuxiatuekin, como es el alto número de peticiones de protección internacional que son denegadas. Según los datos publicados por Interior y valorados por el Observatorio Vasco de Inmigración, en 2022 fueron rechazadas el 59,6% de las solicitudes.
El dato supone una mejora de 11 puntos con respecto al 70,9% que fueron reprobadas el año anterior. Sin embargo, es una mejoría engañosa y que se debe a la particular situación de Venezuela. Tal como apunta Ikuspegi, la Comisión Interministerial de Asilo y Refugio (CIAR) propuso en marzo de 2019 conceder la autorización de residencia por razones humanitarias a todas las personas de nacionalidad venezolana, cuyas solicitudes de protección internacional hubieran sido denegadas. Esto hace que el 66,3% de los expedientes se hayan resuelto de forma favorable por motivos humanitarios. Por lo tanto, 'solo' el casi 34% restante ha sido rechazado. Con todo, la situación de Venezuela ha empeorado en un año, ya que en 2021 las negativas eran la mitad, un 17,9%.
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Aun así, el gran peso específico de las demandas de asilo desde Venezuela hace que ese 34% de rechazos desvirtúe notablemente ese porcentaje absoluto del 59,6%. Porque la mayoría de peticiones de otras nacionalidades mayoritarias tienen mayor índice de fracaso, como Nicaragua (75,6%), Honduras (82,9%), Colombia (94,7%) o Perú (95,9%).
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