Hasta 114.100 familias vascas recortan en comida por motivos económicos, un 83% más que hace un lustro

Dificultad para llegar a fin de mes. Aunque ya han pasado cinco años de la crisis sanitaria por el coronavirus, que entre otras cosas tuvo como consecuencia malestar económico para muchos ciudadanos que se vieron afectados por los ERTE e incluso despidos, todavía hay un gran número de familias que no se ha recuperado. El 28,7% tiene la sensación de que llega a fin de mes con dificultad. Son algo menos que en 2019 (-1,2 puntos porcentuales), pero aún suponen dos de cada sietes hogares vascos. Además, un 26,6% se encuentra en una situación que define como mala (+17,1 puntos porcentuales respecto a 2019).

Menos relaciones familiares. Las relaciones con la familia y los amigos también han variado en este tiempo. Por ejemplo, aunque la mayoría de los familiares próximos mantienen contacto casi a diario en Gipuzkoa (88,9%) y Euskadi (88,5%), el porcentaje ha bajado si se compara con hace cinco años, cuando en el territorio el 91,6% veía con frecuencia semanal o diaria a sus padres, hermanos o hijos. En el conjunto del País Vasco este tipo de contacto también ha bajado, en este caso 2,9 puntos porcentuales. Las relaciones intensas con el resto de familiares, como tías o primos, también caen, 6,4 y 5,5 puntos porcentuales, respectivamente. Los amigos no se salvan. Un 78% de las familias vascas tiene relación con sus amistades con una frecuencia semanal o diaria, frente al 80,1% de 2019 –en Gipuzkoa son el 22,8%–. Las formas más habituales de relación son el contacto telefónico o por internet (44,1%) y las reuniones semanales (33,9%). Por contra, llama la atención el aumento de contacto entre vecinos. El 81,6% reside en una comunidad y mantiene contacto con ellos (+6,1 puntos en relación a 2019). Las formas de relación vecinales más frecuentes son las conversaciones diarias en la escalera (62,7%) y prestarse ayuda diaria o semanalmente (24,2%). En Gipuzkoa este tipo de amistades en las que se entabla contacto casi a diario suben 5,6 puntos, hasta alcanzar el 74,7%.

Un entorno «saludable». El entorno físico de las familias vascas es bueno para la mayoría de ellas (57,4%), que considera que vive en un entorno físico «saludable». En cualquier caso, este dato supone un empeoramiento respecto a 2019 (-6,6 puntos porcentuales) y alcanza el valor más bajo desde 2009. En Gipuzkoa la dinámica es la misma y el porcentaje de hogares que consideran que residen en un entorno «saludable» cae 8,3 puntos hasta el 56,9%. Así, aumentan las familias que consideran que el ambiente que les rodea está deteriorado y alcanzan ya el 22,9% en el territorio, frente al 18,5% de 2019. También sube quienes creen que su entorno está «muy deteriorado». Son el 20,2% en Gipuzkoa. Por su parte, las familias vascas que consideran que existen molestias en su zona de residencia ocasionadas por ruidos, humos y olores alcanzan un 39,8% (+7,7 puntos más que en 2019). Además, la percepción de industrias contaminantes ha aumentado hasta el 17,3% (+2,3 puntos).

Problemas de seguridad. Otro de los aspectos que analiza la encuesta de Eustat es el relacionado con la seguridad ciudadana y su percepción a pie de calle. El 20% de las familias vascas percibe problemas de seguridad ciudadana, como robos y agresiones, una cifra que se mantiene igual que en 2014 y que es 4 puntos superior a la de 2019. Además, la percepción de la mendicidad ha aumentado 11 puntos, pasando del 10,1% en 2019 al 21,1% el último año, junto con un incremento de la percepción de alcoholismo en 12 puntos porcentuales y del consumo de drogas en 11,6 en comparación con 2019. Estos son los datos vascos, pero en Gipuzkoa la sensación que transmiten los encuestados es parecida. El porcentaje de quienes cree que no hay ningún problema cae de un 84,8% a un 79,2%. Sube de un 12,5% a un 16,3% la tasa de familias que considera que hay «algún problema» y de un 2,7% a un 4,1% quienes ven «varios problemas».