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Warum? (¿Por qué?). Una pregunta simple para un despliegue de velas, flores, fotos y peluches de primates. Un altar improvisado para la tragedia animal que ... ha conmocionado a los alemanes. Más de 30 animales, en su mayoría monos y gorilas de especies en vías de extinción, morían abrasados en los primeras horas del Año Nuevo. También perecieron murciélagos y pájaros. Vivían en el zoológico de Krefeld (cerca de la frontera con Países Bajos), una instalación creada en 1975 que recibía 400.000 visitantes al año.
Sesenta bomberos lucharon contra las llamas que convirtieron en carbonilla los 2.000 metros cuadrados del pabellón de los simios y a sus ocupantes. Pero la triste pérdida de estos ejemplares ha dejado dos nombres para el consuelo. 'Bally' y 'Limbo' son dos chimpancés que sobrevivieron milagrosamente a las llamas. Solo tienen ligeras quemaduras y ahora reciben cuidados y consuelo de los veterinarios.
La Policía ya tiene establecido el origen del fuego. Entre los restos de los pabellones calcinados aparecieron los de cinco farolillos chinos. «La gente informó haber visto esas linternas volando a baja altitud cerca del zoológico y luego comenzaron a arder», explicó el jefe de Brigada de Policía Criminal de Krefeld, Gerd Hoppmann.
¿Qué son? También conocidos como linternas de cielo o farolillos voladores, son globos de papel que se elevan al cielo al calentarse el aire que contienen con el fuego de un candil. Es una invención china que se ha popularizado en Occidente en fiestas de fin de año, cumpleaños y bodas como símbolo de buen presagio.
200 a.C. es la fecha en la que se han documentado los primeros lanzamientos de farolillos chinos para pedir ayuda a los dioses. En las guerras se usaban para la comunicación militar. Después se impuso su uso religioso y lúdico. Hay países con grandes festivales de faroles como el Diwali (la India), Yi Peng (Taiwán) o los que se celebran en Portugal y Brasil. El más famoso es el Festival Kamihinokinai en Semboku (Japón), donde se izan globos de hasta ocho metros de largo.
Las linternas chinescas conservaban parte de los textos escritos a mano con los buenos deseos para el año que acabamos de estrenar. Eran piezas de unos 30 centímetros de diámetro, hechas sobre papel blanco con una abertura en la parte inferior donde se instala la llama que permite elevarlas hacia el cielo.
Al escuchar las noticias sobre la tragedia animal, una vecina de la ciudad de Krefeld de unos 60 años y sus dos hijas mayores se entregaron a las autoridades tras confesar que habían encendido y lanzado al cielo estos artilugios, símbolo de paz, que se han puesto de moda en todo el mundo.
A pesar de que están prohibidos en Alemania, las tres mujeres los compraron online. Aseguraron ignorar que hicieran algo irregular y se mostraron «arrepentidas». La Policía alemana anunció que se enfrentan a cargos que pueden suponer hasta cinco años de cárcel o una elevada multa. La sanción por manipular estos objetos no baja de los 5.000 euros.
En otros países también se extienden las restricciones. En Austria está prohibido producirlos, venderlos o distribuirlos. El Parlamento británico debatió en marzo una petición para que se prohíban después de que estos artilugios provocaran un incendio en 2013 que calcinó 100.000 toneladas de residuos plásticos en un vertedero.
En España la prohibición total se circunscribe a «la periferia de 15 a 20 km de un aeropuerto», salvo permiso de AENA, la autoridad aeroportuaria, según informa en su web el fabricante asturiano Farolillos Voladores. Esta empresa anuncia que sus piezas tienen «certificado de seguridad» y recomienda que «para la suelta masiva en espacios públicos, es aconsejable contactar con las autoridades locales».
El lanzamiento de estas poéticas luces se ha popularizado de forma progresiva. La misma noche del incendio en Año Nuevo, los vecinos de Santa Eufemia del Arroyo (Valladolid) dieron la bienvenida a 2020 con una suelta de linternas chinas para «atraer la buena suerte, salud y prosperidad», insistió su Ayuntamiento.
Ayer, el zoo de Krefeld volvía a abrir sus puertas en las áreas que no se vieron afectadas. Además de agradecer la «abrumadora ola de compasión y las ofertas de ayuda», los gestores del centro se mostraban «agradecidos por las donaciones» que continuarán enfocando a «mantener simios en el futuro y construirles una casa nueva».
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