Lyricist Jinn demuestra su talento en 'Overdose', una de sus últimas composiciones. La producción musical está cuidada y las imágenes muestran a un cantante que se desenvuelve con descaro delante de la cámara. El videoclip cuenta con más de 170.000 reproducciones y ya hace ... casi una década que fue colgado en YouTube. «Soy afortunado, no estoy sentado en una celda», asegura en la canción, tal vez prediciendo su futuro. L Jinny, como también era conocido, permanece en la cárcel de Almería desde el 2020. La Fiscalía ha pedido recientemente nueve años de prisión y otros diez de libertad vigilada para Abdel-Majed Abdel Bary, su verdadero nombre, acusado de encabezar una célula itinerante del Estado Islámico.
Algunos comentarios de la Red le auguraban el estatus de un Eminem británico. Como la estrella norteamericana, no contó con la figura paterna. Al ídolo del hiphop le abandonó su progenitor, mientras que Abel Abdel Bary, el padre del inglés, era un islamista egipcio que había sufrido la detención y tortura de la policía de aquel país. Tras ser liberado, emigró con su familia a Gran Bretaña. Cuando su hijo era todavía un niño, fue de nuevo apresado y extraditado a Estados Unidos, donde confesó su conexión con los atentados de 1998 contra las embajadas de este país en Kenia y Tanzania. En 2015 fue condenado a una pena de 25 años.
Abdel-Majed, su hijo luego rapero, nació en Londres y sus composiciones hablan de lo que supone vivir con la espada de Damocles de la deportación a El Cairo siempre pendiente sobre su cabeza. Sus letras hablan de carencias. «Desafortunado niño, me duele la barriga porque está vacía», clama. «Sí, Alá, creo que el mundo está en mi contra». Pero algo no cuadra porque las investigaciones lo sitúan junto a Ragaa y sus cinco hermanos en una mansión del barrio acomodado de Maida Vale, al oeste de la capital. En cualquier caso, la rabia, violencia y las drogas, salpican sus letras, tal y como sucede con otros creadores de su generación. Su carrera musical compatibiliza incursiones en solitario y con la banda 'The Back Triangle'.
La rabia no cesa, pero el discurso cambia en sus últimas canciones, que adquieren un tono moralizante. La transformación es de índole religiosa. El proceso experimentado por el intérprete se antoja similar a la de otros jóvenes, de cultura musulmana o convertidos al Islam, que, a partir de la primera década del presente siglo, fueron seducidos por la doctrina salafista, una interpretación radical de su fe basada en la sharía o ley islámica. El predicador Anjem Choudary parece la clave de esta seducción. Durante los primeros años del siglo, se constituyó en la figura más relevante en la escena radical de Londres mediante organizaciones proselitistas como 'Islam4UK'.
Siria fue el banderín de enganche para estos acólitos de nuevo cuño. Poco después, como otros ochocientos ingleses, viajó a Siria para sumarse a la sublevación. Las investigaciones suponen que se trasladó en 2013. Un año después, el mundo se estremece con la difusión del vídeo en el que el periodista norteamericano James Foley es decapitado. El acento inglés del ejecutor, que aparece enmascarado y al que se denomina Jihadi John, arroja sospechas sobre la implicación de L Jinny. Los servicios secretos identifican a una célula formada por cuatro británicos encargados de torturar y asesinar a rehenes occidentales. Les llaman los Beatles, pero ninguno es músico y el rapero parece que definitivamente no forma parte del grupo.
Las tornas del combate cambiaron y la suerte no acompañó a quienes viajaron desde las islas hasta Medio Oriente para sumarse a la causa yihadista. Mohammed Emwazi, el verdadero verdugo, fue víctima del ataque de un dron y sus tres compañeros ya han sido apresados. Otros casos también son dramáticos. Por ejemplo, sólo sobrevive una de las tres adolescentes de 15 años que se sumaron a la rebelión, pero ha perdido tres hijos y su nacionalidad.
Actividad en Twitter
El caso de Abdel-Majed Abdel Bary es singular. Su estancia en Siria está documentada por su prolija actividad en Twitter. Al parecer, tras la caída de la ciudad de Tal Abyad en 2015, se desvinculó del Estado Islámico y cruzó la frontera con Turquía. Cinco años después se hallaba en Argelia, al mando de otra unidad itinerante cuyo cometido era obtener fondos para la lucha. Al parecer, recurría a la 'dark web' para obtener datos bancarios robados con los que hacerse con dinero, primero en formato de criptomonedas y luego en euros, dólares o yenes.
La banda, apoyada por las mafias del tráfico de personas, consiguió entrar clandestinamente en España la noche del 13 de abril de 2020. Sus miembros arribaron al Parque Nacional del Cabo de Gata y se alojaron en un piso turístico de Almería donde fueron detenidos seis días después.
No queda mucho, según cuentan, del aquel joven rapero que grababa vídeos en los tejados de Londres. Ha engordado 40 kilos y, según las informaciones, fue identificado gracias a la peculiar forma de sus orejas. Ahora es un experto en Internet y su experiencia bélica le ha proporcionado recursos para emprender su propia 'yihad' en Occidente. El rapero airado de antaño es ahora un lobo solitario con el mismo rencor pero mayores conocimientos para llevar a cabo operaciones contra ese enemigo de sus letras juveniles. «La última sonrisa será de Jinny», cantaba, quizás, anticipando ese futuro.
La Fiscalía ha pedido nueve años de prisión para el rapero y otros diez de libertad vigilada
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.