Un juicio obliga a desvelar la identidad de una de las tuiteras más conocidas: escritora y azafata

La Audiencia Provincial de Madrid ha sido el escenario este martes de un juicio que ha sacudido el panorama de las redes sociales españolas. En el banquillo de los acusados se ha sentado María P. B., conocida en el mundo virtual como @Barbijaputa, una influyente tuitera y activista feminista que durante años ha mantenido su identidad en secreto. La acusación, que solicita un año y nueve meses de cárcel, se basa en una serie de tuits publicados entre 2011 y 2017, considerados como constitutivos de un delito de odio por su contenido antisemita y su supuesta exaltación de la figura de Hitler.

La defensa de María Pozo Baena ha girado en torno a la idea de que muchos de los tuits son falsos, producto de una campaña de desprestigio organizada por la ultraderecha. La acusada ha afirmado que los pocos mensajes que reconoce haber escrito se enmarcan dentro de un debate sobre los límites del humor que tuvo lugar en 2011, cuando las redes sociales se vieron envueltas en polémicas similares. Según su versión, estos tuits, muchos de ellos «tergiversados y sacados de contexto», no eran más que «chistes» dentro de un contexto político muy concreto. La tuitera ha insistido en su declaración que se considera profundamente antifascista y que no apoya el nazismo, desvinculándose así de las acusaciones de la fiscalía.

Durante el juicio, se ha podido ver una división entre los testigos. Por un lado, han comnparecido personas cercanas a la acusada, como Ignacio Escolar, director de elDiario.es, medio con el que colaboró durante años, y la directora de La Marea, Magda Bandera. Ambos han destacado su carácter polémico y su actividad feminista, negando que alguna vez haya tenido un discurso antisemita.

Por otro lado, la acusación popular ha presentado a miembros de la comunidad judía y a otros personajes que se declararon ofendidos por los tuits, como el eurodiputado de Vox, Juan Carlos Girauta, y Fernando Múgica, hijo del dirigente socialista asesinado por ETA. Estos últimos han hecho hincapié en el daño causado por los mensajes y su conexión con un discurso de odio que, según ellos, puede llegar a ser muy peligroso.

La tuitera, que ha visto su identidad revelada a raíz de este proceso judicial, ha denunciado sentirse desprotegida y víctima de una campaña de acoso en la que se han usado sus mensajes para manipular y tergiversar su imagen pública. También ha expresado su preocupación por la pérdida de su anonimato, que hasta ahora había sido su mayor protección. Según se ha desvelado a raíz de este proceso judicial, es una azafata de vuelo andaluza de 44 años que se describe a sí misma como «profundamente antifascista» y que cuando inició su actividad en las redes sociales residía en Tenerife.

Con más de 265.000 seguidores en X, además de su presencia en otras redes como Instagram, Facebook, Telegram y WhatsApp, la tuitera se ha convertido en una voz influyente en el debate público, especialmente en temas relacionados con el feminismo y la política. Además de su actividad en redes, Pozo Baena ha publicado cinco libros y dirige un podcast, llamado Radiojaputa, lo que demuestra su capacidad para generar contenido.

El juicio ha concluido con la defensa solicitando la anulación del juicio al alegar que el plazo de instrucción expiró en dos ocasiones, una demanda que la presidenta del tribunal resolverá en la sentencia. La decisión de la Audiencia Provincial de Madrid sentará un precedente en la jurisprudencia española sobre delitos de odio en redes sociales y tendrá un impacto en el debate sobre la libertad de expresión en la era digital.

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