Lavarse las manos
EL ÁRBOL DE LA CIENCIA ·
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EL ÁRBOL DE LA CIENCIA ·
Este sencillo gesto es muy útil para frenar al CoronavirusIgnaz Semmelweis fue un médico húngaro de mediados del siglo XIX. Era asistente de Obstetricia y trabajaba en dos salas diferentes del Hospital General de Viena. Semmelweis observó que en la sala 1 el 18% de las parturientas morían a causa de las llamadas fiebres ... puerperales, mientras que la mortalidad se reducía a un 3% en la sala 2. ¿Cuál era la causa? ¿Se atendía mejor a las mujeres en la sala 2 que en la 1? Esta posibilidad levantó ampollas entre sus colegas porque los partos de la sala 1 eran atendidos por médicos y los de la 2 por las comadronas de la Maternidad. Se propusieron más hipótesis, como la diferencia de status social, la presencia de miasmas y ropa sucia, el clima o la influencia del paso del sacerdote junto al acólito y su campanilla dando la bendición.
La observación clave fue que los médicos y estudiantes asignados a la mortífera Sala 1 asistían a las parturientas después de realizar las autopsias y los estudios de anatomía forense sin lavarse las manos y sin cambiarse el uniforme. Semmelweis dedujo que quienes atendían la Sala 1 transportaban en sus manos los exudados cadavéricos que transmitían a las parturientas en sus tactos vaginales y propuso (e impuso) la obligatoriedad de lavarse las manos con una solución de cloruro cálcico antes de atender los partos. Al poco tiempo la mortalidad materna cayó hasta el 2%. En una pintura de la época se ve a Semmelweis estimulando la higiene de manos en la Sala 1 del Hospital de Viena ante la mirada de las futuras madres. Los médicos emplean jofainas llenas de agua y jabón ante la mirada de las futuras madres. Paradojas de la vida, Semmelweis no fue homenajeado ni sus hallazgos jaleados, sino que fue expulsado del hospital. Sus colegas nunca aceptaron la contundente evidencia científica de su investigación e intervención.
En aquella época todavía no se habían identificado los microbios y se creía que las infecciones se transmitían por las miasmas del aire. Era el dogma, y un médico extranjero y judío no podía contradecirlo. Semmelweis volvió a su Budapest natal y murió en la indigencia a causa de una infección generalizada por inyectarse accidentalmente un resido de una autopsia, tal vez porque su deterioro mental le impidió tomar precauciones. Años después Pasteur confirmó la teoría microbiana y la higiene de manos es hoy en día considerada la piedra angular en la prevención de las infecciones hospitalarias. Su historia y su figura han sido reivindicadas por numerosas organizaciones científicas de todo el mundo. La Sociedad Española de Medicina Preventiva e Higiene Hospitalaria instituyó el Premio Semmelweis, que se otorga cada año.
Ya ven como una medida muy simple puede salvar vidas y controlar la expansión de enfermedades infecciosas. El agua es fuente de vida, sobre todo cuando se la asocia al jabón. Estamos en alerta moderada por el Coronavirus y hay 5 consejos muy sencillos que pueden contribuir a frenar su expansión: actúe con calma y responsabilidad, confíe en los recursos de la magnífica red sanitaria, siga las recomendaciones de los profesionales, tosa en su codo y lávese las manos con frecuencia. Para luchar contra el Coronavirus, lavarse las manos es equivalente a ponerse el cinturón de seguridad en el l coche.
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