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Una joven sentada en un sofá en mitad del campo con un libro. No es meditar, pero casi. Fotolia-AdobeStock
El arte de vivir | Meditación: Fernándo Rodríguez: «Meditar ayuda a conocerse y a manejar las emociones»
El arte de vivir | Meditación

Fernándo Rodríguez: «Meditar ayuda a conocerse y a manejar las emociones»

Fernando Rodríguez, director de Baraka, defiende que el ejercicio de sentarse en silencio y en quietud es la forma más democrática de madurar y despertar a la espiritualidad

Cristina Turrau

San Sebastián

Sábado, 26 de febrero 2022, 07:16

Fernando Rodríguez Bornaetxea, es doctor en Psicología y, después de 21años como profesor en la UPV/EHU, dejó la docencia y fundó el Instituto de Psicología Integral Baraka, en Donostia, el año 2000. Lleva más de 30 años ejerciendo a diario la práctica de la meditación. Considera que es la forma más democrática que existe de madurar y de despertar a una realidad que nos trasciende. Estas son algunas de sus reflexiones.

Insatisfacción del ser humano. Considera que la insatisfacción existencial, el sentido de carencia, es consustancial al ser humano. «La elegancia con la que cada uno lleva esa sensación es lo que define la 'normalidad'. Aunque es fácil ver una patología colectiva en la sociedad contemporánea, sin esa 'elegancia' te conviertes en un inadaptado. Hoy todos los sistemas terapéuticos usan el mindfulness, la adaptación a nuestra sociedad occidental de las tradiciones orientales que enseñan a vivir en el aquí y en el ahora».

La salud mental es una cuestión de grado. «La demanda psicológica es un campo inabordable y desde la sanidad pública no puede atenderse correctamente. Por eso, las personas recurren a la sanidad privada, pero no todos pueden permitirse pagar el tratamiento. Por eso, meditar es la forma más democrática que conozco para madurar y abrirse a otras realidades, las espirituales o trascendentes. La meditación es transversal, sirve para todas las formas y síntomas de la patología. Y no requiere de nada. Solo sentarse en silencio y quietud. Lo puedes hacer en el sofá de tu casa. Hay que saber cómo hacerlo, eso sí».

Un mundo de ruido. «Nuestro problema como especie es que somos animales desnaturalizados. Nos regimos por normas poco naturales. Vivimos más en un mundo simbólico desenraizado de nuestra animalidad. Es de palabras, de ruido. Vivimos tan agarrados a ese mundo que ese ruido impide que nos escuchemos a nosotros mismos. Vivimos hacia el exterior, intentando llenar el deseo de los otros, buscando que nos quieran, ser buenos, tener buena reputación. Eso nos va enajenando porque es un ideal. En las sociedades desarrolladas el problema de la salud mental es acuciante. No pasa en las sociedades menos desarrolladas, donde hay que sobrevivir, que es una forma de vivir más natural».

Fernando Rodríguez Bornaetxea, instrutor de meditación. luis michelena

Empezar a escucharse. «Pararse y estar en silencio permite empezar a escucharse. Al principio genera ansiedad, pero es la única forma de crear un espacio interno en el que uno puede autoconocerse y reconocerse y, con ello, autorregularse. Se consigue una mejor comprensión de uno mismo y un mejor manejo de nuestros impulsos y emociones. El silencio permite crear un espacio para la escucha».

Todo son problemas al empezar. «Al comenzar aparecen los problemas físicos, las incomodidades y las dudas. Hay que tener confianza en la persona que te enseña o haber avanzado previamente a través de lecturas. Si no, uno se levanta y se va. Aparecen la agitación o el letargo. Se puede meditar en cualquier postura, pero hacerlo sentado, con la espalda erguida, es como preparar un bólido para la carrera. La incomodidad física tiene su origen de la emoción. Porque buscamos el placer continuo. Queremos refuerzos placenteros y escapar desesperadamente de lo desagradable».

Un joven medita en un parque de California. Ben Margot / AP

Una experiencia gozosa. «Con la práctica de la meditación descubrimos que no había dolor. Porque hemos quitado la incomodidad mental añadida a la sensación física pura. La liberación de ese sufrimiento añadido hace que la experiencia sea cada vez más gozosa y uno se encuentre más liviano, flexible, moldeable, con menos peso y con una mente más amplia. Todo va adquiriendo otra dimensión gracias a esta práctica».

Buscar soluciones. Al final, como tantas cosas, es una cuestión de esfuerzo recompensado. «La meditación es encontrarte con lo que no te gusta, pero también es ir buscando soluciones, ir superando problemas que nos hacían sufrir. Eso es la maduración. Necesitas confianza, fe en el método, darte cuenta de que funciona y superar los obstáculos. Llega así la claridad en el cuerpo y en la mente, después de mucho trabajo».

Sobre meditación se ofrecerá un taller el próximo fin de semana, en Baraka.

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