Orihuela se vistió ayer de gala para recibir a José Ignacio Munilla. El hasta ahora obispo de San Sebastián tomó posesión como prelado de la diócesis alicantina en una jornada en la que se impuso la emoción. Munilla, que desde que supo de su traslado quiso mantener la tradición, atrajo a miles de fieles al estreno de su ministerio episcopal. La jornada finalizó con la eucaristía en la conocida como Santa Iglesia Catedral del Salvador y Santa María de Orihuela, cuando a eso de las 17.30 horas tuvo lugar la misa en la que tomó posesión como nuevo obispo de Orihuela-Alicante. No obstante, el día comenzó muchas horas antes, con su llegada en coche desde San Sebastián a Cox, donde firmó en el libro del Ayuntamiento y pronunció unas palabras de agradecimiento e ilusión sobre la nueva etapa que estaba a punto de comenzar.
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Poco después de visitar el santuario de la Virgen del Carmen en Cox, llegó el momento de almorzar. Siguiendo las costumbres de la zona, probó un sabroso arroz con costra, plato típico de la zona. Munilla prosiguió su camino hacia Orihuela, con diversas paradas: una en Collosa de Segura y otra en Redován. En este último municipio de cerca de 8.000 habitantes se subió a la mula 'Bartola', dando comienzo al momento más esperado de la jornada. No obstante, el recorrido no empezó sin antes beber el zumo de naranjas locales que se le ofreció. Otra vez, siguiendo la tradición a pies juntillas.
La tradición de la diócesis alicantina que habla de entrar en lomos de una mula a Orihuela se remonta al siglo XVII. José Ignacio Munilla, convencido de la importancia de seguir estas costumbres, había ensayado en la Hípica de Loiola con la yegua 'Txispa'. Tras practicar en Donostia, no tuvo ningún problema para recorrer el kilómetro que separa la ermita de San Antón en Redován de Orihuela sobre 'Bartola'. Miles de fieles se acercaron para saludarle durante el camino, mientras el ya obispo alicantino, escoltado por varios caballos, les respondía con otro saludo. Se palpaba la emoción en el ambiente.
Desde San Antón directo a la catedral, donde Munilla inició su ministerio episcopal tras una larga eucaristía, en la que además del nuncio Bernardito Auza estuvieron presentes una treintena de obispos, entre los que se encontraban el de Vitoria y el de Bilbao. En esa misa fue cuando de forma oficial rompió con sus responsabilidades en San Sebastián, dejando atrás sus doce años como obispo de la diócesis donostiarra. También en ese preciso moomento se hizo efectivo el nombramiento de Francisco Pérez como nuevo administradror de la capital guipuzcoana, cargo que hasta ayer ocupaba Munilla.
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Cientos de fieles siguieron la misa a través de las pantallas gigantes instaladas en el exterior del templo. En su primera homilía destacó que estamos ante una oportunidad histórica para mostrar al mundo que la Iglesia es un espacio de encuentro y diálogo en el que todo el mundo tiene cabida». Previamente dijo estar «admirado, impactado y conmovido por la acogida que tuvo». Aunque no faltaron las protestas. A 500 metros se concentró el colectivo LGTBI y la asociación feminista en defensa de sus derechos.
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