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Empiezo con una frase de Picasso: «Un buen artista, copia, un gran artista, roba». Con un par, tío. Si lo dijeras tú acabarías en el ... trullo. Siempre ha habido clases, a ver si nos caemos del guindo de una puñetera vez. Picasso es una paradoja y no solo respecto a la estética o a la armonía del arte. No diré que le desprecio, pero es cierto que le profeso una profunda desafección. Siempre he creído, antes y después de estudiar su biografía, que el 'genio' malagueño era un impostor, un bulo y un 'fake'. Pero aquí lo dejo, discutimos de arte otro día, no está el horno para bollos. Lo de la creatividad al poder ya no es cosa de artistas sino de asesores y 'community managers' de políticos. Tendrían que formar un gobierno de gestores y sentar un robot en la Moncloa.
Cuanto más conozco al ser humano, más quiero a los robots. Igual son ellos el nuevo paradigma. Por cierto, estamos todo el puto día con el paradigma en la boca. No sabemos muy bien lo que es, espero que nos lo vayan contando. También te digo que con paradigma y sin paradigma vamos de culo, cuesta abajo y sin frenos. Seguro que se han inventado el concepto para despistar y porque son unos pedantes. A ver quién se atreve a preguntar, te llaman inculto y cateto. Yo te digo que la nueva normalidad y el verdadero paradigma es Anabel Pantoja superando el millón de seguidores en Instagram. No busques más, tío.
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